Por sexto año consecutivo, transitamos el mes del Legado Solidario. Resulta sumamente valioso que se difunda la posibilidad de colaborar con causas sociales mediante una herencia testamentaria en favor de una organización.
Si no hay herederos, servirá para asegurarnos que el destino de lo propio esté en consonancia con nuestro deseo. En caso de existir herederos forzosos, la ley argentina permite donar hasta un tercio de los bienes propios. Es importante insistir, pues una investigación reciente reveló que solo 2 de cada 10 argentinos saben que es así. Siempre existe la posibilidad de modificar o revocar en cualquier momento lo testado, pues solo se efectiviza con el fallecimiento del testador. El trámite es sencillo: la ley prevé que debe ser ante escribano público o en forma ológrafa, es decir, de puño y letra. En la página legados-solidarios.org están los datos para informarse y comunicarse con las organizaciones que llevan adelante la iniciativa: AMIA, Cáritas Argentina, Fundación Gottau, Fundación Sales, Obra Don Orione, Médicos Sin Fronteras y Unicef.
La campaña cuenta con el valioso apoyo de la Asociación de Ejecutivos en Desarrollo de Recursos para Organizaciones Sociales (Aedros), de la Comisión Pro Bono del Colegio de Abogados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y del Colegio de Escribanos porteño.
Nada nos llevaremos al partir y, en contrapartida, todo aquello que podamos asignar a que los que quedan gocen de un mejor futuro adquiere una enorme relevancia. Tus ahorros, una casa, un auto, un terreno, una joya, en un acto de amorosa magia, pueden convertirse en educación, alimento, salud para quienes lo necesitan. Es una generosa forma de quedarnos en los otros y de contribuir a construir una sociedad más justa. Podemos preverlo. Hagámoslo.