Empresas, startups e investigadores vinculados a la industria productora de energía en base a fuentes renovables analizaron las potencialidades del sector en la 1º Cumbre Federal de Bioeconomía
La 1º Cumbre Federal de Bioeconomía tuvo un capítulo sobre casos exitosos de empresas y startups que generan agregado de valor, sobre la tendencia de valoración a la biodiversidad y la mirada de empresas de bioinsumos y biotech.
La bioenergía pisó fuerte en el encuentro. Manuel Ron, presidente de Bio4 Energía; José Porta, director de Porta Hnos.; Máximo Gauto, socio gerente de Lignis, Juan Facciano, presidente de la Cámara Santafesina de Energías Renovables (Casfer), Mariela Beljansky, ingeniera electricista y magíster en energía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Federico Pucciarello, titular de Rosario BioEnergy intercambiaron opiniones.
Ron contó la experiencia de los productores de la zona sur de Córdoba que en 2005comenzaron con un proyecto de bioetanol de maíz para el corte de las naftas. Pero al meterse en economía circular surgió la posibilidad de armar una planta de biogas en 2015 para inyectar a la red nacional. “Utilizamos los desechos de una como insumo de la otra y eso nos permite reducir la huella de carbono para ingresar en Europa”, relató.
El empresario destacó la puesta en marcha de RenovAr, el programa nacional de abastecimiento de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, y subrayó que “fue el estimulo” para el proyecto de Bio4. El sector renovable logró, al cierre del tercer trimestre de 2022, un abastecimiento promedio acumulado de la demanda eléctrica de 13,5%, en lo que va del año, según datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa). Existen 190 proyectos operativos en el país, con una potencia instalada total de 5.160 MW.
Ron habló del camino recorrido pero también de todo lo que puede venir en energías renovables y por eso pidió políticas públicas para impulsar el biometano. Explicó que se puede purificar el biogas para inyectarlo a los gasoductos y si se impulsara al menos que el suministro tenga 1% de biometano se podrían poner en marcha mil plantas de 1 megavatio.
Gauto habló sobre el uso de los residuos de poda del Gran Rosario, que podrían convertirse en biomasa para generar energía. Tras un estudio que se realizó para buscar fuentes de biomasa para generar energía renovable con destino a las empresas lácteas santafesinas, se necesitarían 150 mil toneladas se detectó que gran parte de esa biomasa está disponible fácilmente, por ejemplo, en el Gran Rosario que genera 70 mil toneladas anuales de residuos de poda que se entierran en rellenos sanitarios o se queman..
“La planta de Ramolac, ubicada en la localidad santafesina de Ramono, no tenía acceso al gas. Entonces encaramos en 2014 una planta de biomasa para generación de energía. Ahí vimos el potencial de toda la industria láctea santafesina”, explicó Gauto.
Pucciarello consideró que “los combustibles fósiles están agotados como modelo” y llamó a tomar el rol de líderes bioenergéticos mundiales. “¿Por qué Argentina tiene que pagar el precio del gas europeo cuando tenemos el recurso?”, subrayó.
Porta, por su parte, explicó que trabajan con el desarrollo de tecnología para bioetanol que requiera bajo capital de inversión. Por eso abogó por “pensar en la baja escala” para generar dinamismo regional.
Beljansky, quien hasta abril estuvo a cargo de la Dirección Nacional de Generación Eléctrica en la Secretaría de Energía de la Nación y hoy es consultora privada, recordó que el 97% de la energía de uso térmico es abastecida por bioenergías en el mundo.
A su juicio, la mejor herramienta para el desarrollo de la bioenergía es generar condiciones regulatorias. Por ejemplo, pautas de carbono cero para edificaciones nuevas. Eso sí, apuntó que para todo se necesitan líneas de crédito con tasas blandas. “Si una pyme no tiene la plata, por más de que sea una baja inversión no lo puede realizar, aunque el excel diga que en un año tiene el repago”, señaló.