PARÍS.- Gran Bretaña vivió un histórico “V-Day”, según el ministro de Salud Pública, Matt Hancock, convirtiéndose en el primer país occidental que lanzó una campaña masiva de vacunación anti-Covid-19. La reina Isabel II mostrará el ejemplo: a los 94 años será una de las primeras en hacerse vacunar.
La abuela Margaret Keenan, una británica de 90 años, fue la primera mujer en el mundo que recibió la revolucionaria vacuna fabricada por la empresa germano-norteamericana Pfizer-BioNTech.
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“Este es el mejor regalo adelantado de cumpleaños”, dijo Margareth, que cumplirá 91 años la semana próxima y está internada en el hospital de Coventry, en el centro de Inglaterra.
Esa inyección fue la primera de las 800.000 dosis de vacuna de Pfizer-BioNTech que el Reino Unido distribuirá en las próximas semanas entre sus ciudadanos prioritarios: los mayores de 80 años y el personal hospitalario.La vacuna, que requiere ser conservada a unos -70°C y será aplicada únicamente en los hospitales, debería ser recibida por unos cuatro millones de personas a fines de mes, según el gobierno.
El segundo feliz escogido para figurar en el histórico acontecimiento fue Bill, un hombre de 81 años, cuyo verdadero nombre es William Shakespeare. La originalidad no termina ahí, porque Bill está internado en un nosocomio de Warwickshire, la ciudad donde nació su celebérrimo homónimo.
Según las autoridades sanitarias, “miles de vacunaciones” se llevaron a cabo hoy en el Reino Unido. Unos 50 centros hospitalarios estarán encargados de administrar las primeras dosis.El gobierno británico compró 40 millones de dosis del antídoto de Pfizer-BioNTech, lo que permitirá proteger a unos 20 millones de personas, pues son necesarias dos dosis con cuatro semanas de intervalo.
En total, Londres se aseguró el acceso a 375 millones de dosis provenientes de siete fabricantes diferentes. El gobierno espera con impaciencia el fin de los ensayos médicos de la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que será mucho más fácil de transportar, pero que aún no ha recibido la autorización final.
De visita en un hospital londinense, el primer ministro, Boris Johnson, se congratuló de un momento “extraordinario”: “Es bueno para ustedes y bueno para el país”, dijo a aquellos que recibían las primeras inyecciones.
Johnson, cuya catastrófica administración de la pandemia durante la primera ola convirtió a su país en el más castigado de Europa, pidió a sus conciudadanos seguir esforzándose a pesar de las buenas noticias.
El Reino Unido anunció 616 muertes en los últimos 28 días, llevando el total de decesos de Covid-19 a 62.033. Reconociendo que las contaminaciones siguen progresando en ciertas regiones, Johnson advirtió que la vacunación tomaría “semanas, incluso meses”.
En ese esquema, los más vulnerables serán prioritarios hasta abril: los residentes de hogares para ancianos, los mayores de 80 años y el personal hospitalario. En poco tiempo, un millar de centros de vacunación deberían abrir en todo el país.
A los 94 años, la reina Isabel de Inglaterra mostrará el ejemplo: pronto recibirá la nueva vacuna. En el palacio de Buckingham precisan que no se trata de un privilegio. A su edad, ella y su marido, el príncipe Felipe (99 años), son prioritarios. El gesto será naturalmente publicitado, a fin de alentar a la mayor cantidad de británicos a hacerse vacunar.Boris Johnson, por su parte, podría recibir su primera dosis frente a las cámaras de televisión.
La masiva operación de comunicación, perfectamente organizada -al igual que el apoyo real- busca convencer a la población a pesar de los militantes anti-vacuna y todos aquellos que se inquietan por una luz verde demasiado rápida decidida por el gobierno.
Pero la oposición a la vacuna es limitada en el Reino Unido. Un sondeo YouGov publicado el lunes muestra que 68% de los británicos considera “segura” la vacuna de Pfizer.
El otro gran objetivo de esa campaña -esencial para Boris Johnson- es convencer a la gente de que recuperó el control del país después de haber sido acusado de una gestión errática de la crisis sanitaria, que causó miles y miles de muertos.
En ese intento por despertar la fibra patriótica, Matt Hancock señaló una y otra vez los “avances” del Reino Unido, mientras todos los miembros del gobierno argumentan que el Brexit permitió al país llegar primero en la carrera a la vacunación, “liberándose de la burocracia europea”. Los pro-europeos británicos responden que, una vez consumado el 31 de diciembre, el Brexit bien podría provocar lo contrario. Sobre todo en caso de falta de acuerdo, con un riesgo de caos en puertos y aeropuertos: las vacunas de Pfizer-BioNTech llegan a Gran Bretaña desde Bélgica, y las de AstraZeneca-Oxford llegarán, primero, desde Alemania.
Por: Luisa Corradini