Esta disciplina imita las estrategias de plantas y animales para aplicar alternativas sustentables en áreas como arquitectura, diseño, medicina y agricultura

23 de enero de 202108:21

Manuel Torino

Muchas más veces de lo que creemos, la respuesta está en la naturaleza. En 1941 Georges de Mestral volvía de una caminata por la montaña cuando observó que su ropa –y también su perro– estaban cubiertos de semillas de cardo que resultaban difícil de despegar. Mirando en detalle, descubrió que gracias a sus puntas en forma de garfio, estas espinas se adherían fácilmente a distintas superficies. Fue entonces cuando pensó en replicar el mecanismo. ¿El resultado? La creación del velcro, una tecnología que no solo volvió millonario a este joven ingeniero suizo, sino que hoy nos facilita la vida en incontables ocasiones.

El caso del velcro es uno de los ejemplos más célebres de la biomimética, una emergente disciplina que estudia la naturaleza como fuente de inspiración para encontrar soluciones innovadoras a los problemas de los seres humanos. Para ponerlo en otras palabras, esta ciencia de imitación de la vida (biomímesis, de ahí el origen del término) emula las estrategias biológicas y desarrolla alternativas sustentables en áreas que van desde la arquitectura y el diseño hasta la medicina, el transporte y la agricultura.

Un edificio con ventilación natural inspirado en nidos de termitas, un traje de agua que imita la piel de los tiburones, un sistema de iluminación que copia la lógica de las luciérnagas, una línea de muebles escandinavos creado a partir de las estructuras óseas, un súper pegamento que emula la adherencia de los mejillones a las rocas o un tren que replica la morfología de un ave, son algunos de las aplicaciones reales de esta modalidad sustentable, que cada vez gana más adeptos en tiempos de crisis ambiental.

“Pregúntenle al planeta. Allí están todas las respuestas”, invita en una imperdible charla TED la bióloga y naturalista estadounidense Janine Benyus, una de las mayores autoridades mundiales en el campo de la biomimética. Y agrega: “Vivimos en un universo competente, formamos parte de un mundo brillante y estamos rodeados de genialidad”.

Su premisa es simple: si la naturaleza tiene 3800 millones de años de experiencia creando formas de vida que sobreviven y se adaptan a todos los ambientes, a la hora de desarrollar una nueva tecnología todos deberíamos preguntarnos: “¿Cómo lo hubiera hecho la naturaleza?”.

Quien intenta responder el interrogante por estos pagos es Heidi Jalkh, una diseñadora experimental de origen colombiano basada en Buenos Aires. Autodefinida como una amante de las formas, se enfoca en desarrollar materiales bioinspirados y artesanales. “Históricamente los seres humanos han recurrido a la naturaleza en búsqueda de inspiración para el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas. Hoy esa atención se está aumentando, con la intención de aprender estrategias que nos permitan mejorar el desarrollo y fabricación de nuevos materiales y sistemas”, sostiene Jalkh, cuyos servicios de diseño son demandados por clientes tan disímiles como IBM, parrilla Don Julio, Le Pain Quotidien, Malba o Coca Cola.

Para la también docente en la Universidad de Buenos Aires, “la biomimética no se trata de una mera imitación de la naturaleza sino de la comprensión de principios y leyes que dirigen los comportamientos, procesos, y la morfología del organismo y sus partes”.

Emprendimientos eco friendly

Precisamente, bajo este mismo paradigma nació Beeflow, una startup argentina que aplica la ciencia y la tecnología en la polinización para potenciar la producción de miel de abejas y de cultivos. Con un equipo multidisciplinario de investigadores del CONICET, estudiaron la memoria y el aprendizaje de las abejas. Descubrieron que al alimentarlas con moléculas de origen vegetal, pueden fortalecerlas y condicionarlas a polinizar cultivos específicos, aumentando los rindes de forma considerable. “Mediante la observación y el análisis de datos recopilados en diferentes ambientes, aprendemos del comportamiento de las abejas y las condiciones del entorno que maximizan su actividad polinizadora para poder replicarlas en ambientes productivos”, explica Milagros Graziani, ingeniera agrónoma y country manager del emprendimiento, que también cuenta con operaciones en California. Y agrega: “En Beeflow usamos a las abejas como nuestra tecnología. Creemos que en la naturaleza ya existen las herramientas para generar nuevas soluciones para una agricultura sustentable” ¿Es entonces la biomimética una solución a la crisis ambiental? Jalkh cree que no, pero que sí puede darnos una lección que nos ayude a tomar consciencia sobre el modelo de consumo actual. “Es un enfoque que nos acerca a la naturaleza, nos ayuda a entender cómo funciona y lo mejor que podemos aprender de ella es su sistema regenerativo y su economía de recursos”.

Para Graziani, la Argentina puede llegar a jugar un rol protagónico en esta emergente disciplina. “Somos un semillero de startups con soluciones innovadoras y sustentables. Podemos decir con orgullo que hay talento y capacidad para brindar soluciones globales inspiradas en la naturaleza”, concluye Graziani, convencida de que ahí, en la naturaleza, está la respuesta.

El autor es periodista especializado en sustentabilidad y fundador de www.Aconcagua.lat