24 de abril de 2021
Osvaldo Barreiro
Desde hace millones de años el planeta Tierra viene transformándose y buscando nuevos equilibrios entre los seres vivos que lo habitan y el medio ambiente, esto viene ocurriendo incluso antes de la aparición del hombre en el mismo. Claramente lo único permanente es el cambio, y eso es lo que sucede también en nuestro sector, el agro, reconocido a nivel mundial por su eficiencia, adopción de nuevas tecnologías y procesos.
Una de las áreas destacadas de la innovación en estos tiempos es el uso de varias herramientas digitales para realizar agricultura de precisión que nos lleva a un uso más eficiente de recursos en insumos agroquímicos, semillas y fertilizantes. a esto se suma ahora el foco en productos biológicos, soluciones que reemplazan a los agroquímicos de síntesis que buscan seguir prácticas agrícolas sostenibles a nivel mundial, regional y local; la regulación del límite mínimo de residuos de productos químicos fitosanitarios liberados , y la regulación con respecto al uso de productos químicos fitosanitarios a nivel mundial.
El mercado de insumos de control biológico agrícola mundial en 2019 se valoró en US$3,30 billones y se espera que alcance US$7,43 billones en 2025. Se anticipa que el mercado crecerá a una tasa compuesta anual de 14,50% durante el período de pronóstico 2019-2025. La argentina es pionera desde hace varios años en este segmento del mercado, también llamados bioinsumos entre los que se encuentran:
- Biofertilizantes/bioestimulantes
- Biocontroladores
- Microorganismos eficientes por el momento se destacan los inoculantes en leguminosas, principalmente por la importancia del cultivo en soja (Bradyrhi-zobium japonicun), fijador del nitrógeno atmosférico donde varias empresas incluso exportan a varios países estas tecnologías desde hace por lo menos diez años.
Gracias al nivel de nuestros organismos vinculados a la ciencia y de nuestros científicos, se siguen desarrollando nuevos bioinsumos que van saliendo a la luz, basados en diferentes microorganismos y técnicas de formulación para distintos cultivos, como soja, maíz, trigo/cebada, arroz, vegetales, frutales, forrajeras, etc.
En este camino, Helm argentina y Protergium (empresa asociada a Terragene) con foco en la investigación de productos biológicos para el agro, están llevando a cabo el desarrollo y posterior distribución de fitovacunas a base de proteínas aisladas de microorganismos naturales y desarrollando consorcios entre hongos y bacterias para el tratamiento de semillas de soja, aportando a la solubilización de fosfatos, producción de sideróforos (quelante de Hierro) y control biológico de hongos patógenos, que sumado a un inoculante premium aporta también a la fijación de nitrógeno atmosférico.
Este tipo de consorcios entre hongos -a base de Trichoderma- y bacterias -a base de Bacillus- son únicos en el mercado, habiéndose logrado la mejor combinación entre ambos y una formulación de excelencia; pronto además estará lanzándose en otros cultivos como trigo/cebada y se está evaluando en papa y maní.
Vemos que el interés de la sociedad en mejorar el medio ambiente, obtener seguridad de acceso a alimentos en cantidad y principalmente en calidad está siendo cada vez más escuchada por las empresas y los organismos de estado que claramente están invirtiendo en investigación y desarrollo de bioinsumos que aportarán a un menor uso de agroquímicos en los casos que se pueda, y generará una agricultura más equilibrada y sostenible.
El autor es gerente de Ventas y Marketing de Helm Argentina
Osvaldo Barreiro