Los desarrollos de ARNM son más eficaces para evitar que las personas se vuelvan contagiosas, lo que ayudó a los países que los usaron a avanzar hacia la inmunidad de rebaño
The New York. Time. Traducción de Jaime Arrambide
NUEVA YORK (Bloomberg).– Con cientos de millones de personas ya vacunadas contra el coronavirus, la pandemia debería empezar a amainar en los lugares donde gran parte de la población ya fue inmunizada. Pero curiosamente, eso no está ocurriendo en todas partes. Por el contrario, están surgiendo dos escenarios: en países como Israel, los contagios disminuyen al ritmo de la vacunación, mientras que en otros lugares, como las islas Seychelles, el país con mayor porcentaje de inmunizados del mundo, la cantidad de casos nuevos sigue aumentando o alcanzan nuevos récords.
Una de las razones puede ser el tipo de vacuna usada. La evidencia que se desprende del avance de la vacunación global sugiere que las fórmulas basadas en ARNM (mensajero) desarrolladas por Moderna o Pfizer-biontech son más eficaces para evitar que las personas se vuelvan contagiosas, un beneficio adicional inesperado, ya que el objetivo de la primera generación de vacunas era simplemente evitar que las personas desarrollaran un cuadro grave de la enfermedad. Otras vacunas, si bien son efectivas para prevenir casos graves o la muerte, parecen no brindar ese beneficio adicional en el mismo grado.
“Con el tiempo los países empezarán a notar que algunas vacunas son mejores que otras”, dice Nikolai Petrovsky, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Flinders (Australia). Si bien cualquier vacuna “sigue siendo mejor que ninguna”, dijo Petrovsky, algunas fórmulas “pueden ser poco efectivas para prevenir la propagación, por más que reduzcan el riesgo de muerte o enfermedad grave”.
El estudio de los millones de israelíes inmunizados con Pfizer revela que la fórmula de ARNM previno más del 90% de las infecciones asintomáticas. Raina Macintyre, epidemióloga de la Universidad de Nueva Gales del Sur, dice que eso es muy importante, porque la eficacia de una vacuna para detener una infección asintomática “es determinante para saber si es posible o no alcanzar la inmunidad de rebaño”.
La inmunidad colectiva, o de rebaño, generalmente se logra cuando el virus ya no encuentra huéspedes vulnerables. Por lo tanto, el tipo de vacunas que puede obtener un país puede afectar las políticas públicas sobre el uso de barbijo y el distanciamiento social, la reapertura de fronteras y la reactivación económica, dado el impacto que tiene el número de nuevos casos en las decisiones de gobierno. Y para el ciudadano común, puede definir qué tan pronto recuperará sus libertades prepandémicas.
Casi el 40% de la población de Estados Unidos ha recibido el esquema de vacunación completo, principalmente con dosis de ARNM, y en los últimos cuatro meses la cantidad de nuevos casos diarios se ha reducido en más del 85%. Este mes, los CDC anunciaron que quienes recibieron la inmunización completa pueden reunirse sin barbijo ni distanciamiento social. Una derrotero similar se evidencia en Israel, que inmunizó a casi el 60% de su población con las dos dosis de Pfizer. Qatar y Malta están experimentando una disminución en los contagios después de administrar las dos dosis de vacunas de ARNM a aproximadamente el 30% de sus poblaciones.
Esos resultados son la mayor evidencia de la sorprendente eficacia de las nuevas fórmulas de ARN mensajero, una tecnología que se utilizó masivamente por primera vez en esta pandemia y que funciona entregando códigos genéticos que le enseñan al cuerpo humano a producir proteínas del virus, que a su vez estimulan una respuesta inmunológica del organismo.
Las vacunas de ARNM que existen hasta ahora debían ser almacenadas a temperatura ultrabaja. Esa es una de las razones por las que la mayoría de los países recurren principalmente a fórmulas sin ARNM, que van desde las vacunas de vector de adenovirus de Astrazeneca hasta la Sputnik V y las chinas Sinopharm y Sinovac Biotech, que utilizan virus inactivados. Estos tipos de vacunas más tradicionales, han mostrado niveles de eficacia de entre el 50% y el 80% en la prevención del Covid-19 sintomático en los ensayos clínicos, en comparación con más del 90% de eficacia de las fórmulas de ARNM. Hay pocos datos sobre su capacidad para prevenir el contagio, pero los primeros indicios sugieren que podría ser mucho menor.
Dos casos
Las Seychelles han inmunizado completamente a alrededor del 65% de su población con dosis de Astrazeneca y Sinopharm. Sin embargo, este mes los nuevos contagios aumentaron velozmente, y el 37% de esos pacientes ya habían recibido sus dos dosis. El auge de casos llevó a las autoridades a cerrar escuelas, cancelar eventos deportivos y prohibir las reuniones familiares.
En Chile, el ritmo constante de la vacunación, mayormente con la vacuna china de Sinovac, no impidió que el número de nuevos casos diarios casi se duplicara en abril respecto al mes anterior. Chile ya había administrado suficientes dosis de Sinovac para inmunizar al 30% de su población, pero a fines de marzo el gobierno chileno tuvo que reimponer un cierre a nivel nacional, debido al auge de casos.
Pero en el caso de ambos países, el tipo de vacuna disponible parece ser solo uno de los muchos factores que inciden en la propagación de la enfermedad. Los errores políticos en lugares que reaccionaron tarde para imponer restricciones, o que las levantaron prematuramente, contribuyeron mucho con esos rebrotes, como también la cantidad de testeos y el acceso al diagnóstico y la atención médica. También influyen las diferentes tasas de transmisión de las distintas variantes del virus en circulación.
El director ejecutivo de Sinovac, Yin Weidong, atribuyó el aumento de las infecciones chilenas a que los sus esfuerzos iniciales de vacunación en ese país priorizaron a las personas mayores. “Es normal que el país experimente un rebrote de los contagios a medida que aumentan las actividades sociales entre los más jóvenes, que en su mayoría no están vacunados”, dijo en una entrevista el 11 de mayo.
De todos modos, todas las vacunas aprobadas reducen la posibilidad de que la persona inmunizada enferme gravemente o muera, que es el principal objetivo de una vacuna. Eso quita presión al sistema de salud y la cadena de suministros médicos. La mayoría de los nuevos pacientes con Covid-19 en las Seychelles, por ejemplo, experimentan síntomas leves, según el presidente de ese país.
Otra posibilidad es que la vacunación, sumada a la multiplicación de casos leves, termine generando la tan mentada “inmunidad de rebaño”, dice Ben Cowling, jefe del departamento de epidemiología y bioestadística de la Universidad de Hong Kong. “En los lugares con menos inmunidad contra la infección pero más inmunidad contra la enfermedad grave veremos que la circulación del virus causará casos leves, y eso a su vez potencia el nivel de inmunidad general de esa comunidad.