20 de noviembre de 202116:49
La semana próxima se cumplirá un año del fallecimiento de Diego Armando Maradona. Su funeral, una expresión multitudinaria en la Plaza de Mayo, fue la primera de las concentraciones masivas que se sucedieron luego, durante diciembre, en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana. Esas manifestaciones, la relajación en los cuidados personales y encuentros por las fiestas de fin de año provocaron el primer rebrote de la segunda ola de coronavirus en la Argentina que, luego de un breve intervalo durante enero y febrero pasado, tuvo un incremento pronunciado hasta llegar a las peores cifras de la pandemia.
El repunte el año pasado ocurrió a partir de la segunda quincena de diciembre, cuando se registraba un promedio semanal de 5000 casos y unos 150 fallecidos diarios, y duró un mes, hasta mediados de enero, cuando el promedio de nuevos enfermos rondaba los 12.000 por día con 150 decesos. Pero a partir de febrero, después de las semanas más fuertes de la temporada de verano, el rebote tuvo un ascenso vertiginoso hasta promediar más de 32.000 nuevos casos y 600 víctimas por jornada.
En las puertas de una nueva temporada y con la experiencia de lo que está ocurriendo en algunos países de Europa donde el Covid-19 vuelve a ser una amenaza peligrosa, sobre todo en Alemania que se encuentra en emergencia nacional por la suba de casos, ¿cuáles son las posibilidades que en la Argentina se repita la película de fin de 2020 y comienzos de 2021? Hay matices que parecen jugar a favor, pero, sobre todo, una diferencia sustancial para arriesgar que si hay un rebrote no será tan grave como el anterior: la aparición de la vacuna contra el coronavirus y, respecto a Europa, el porcentaje de población que ya completó el esquema de dos dosis.
“Nosotros no podemos mirar lo que está pasando en Europa porque la región se está manejando en forma distinta, con una disminución de casos y sin riesgos. Los países europeos en crisis tienen alrededor del 30% de la población sin vacunar, sin ninguna dosis, y una cantidad elevada de pacientes susceptibles a enfermarse. En la Argentina no pasa esto porque la gente se adhirió rápidamente a la vacunación”, explica el infectólogo Ricardo Teijeiro. “Podemos tener algún rebrote, pero no creo que como esté pasando en Europa”, adelanta.
El Circuito Oktoberfest, en Villa General Belgrano, se colmó de turistas durante el durante el fin de semana largo de octubre Diego Lima – LA NACION
Cuando ocurrieron los picos de infectados después de las manifestaciones sociales y, sobre todo, de las vacaciones, recién comenzaban a aplicarse las segundas dosis en los grupos de riesgo; hoy el 62% de la población ya completó los esquemas con las dos aplicaciones y el 79% tiene al menos una dosis. Además comenzaron a inocular con una dosis de refuerzo a las personas con mayor exposición al virus y con comorbilidades específicas, aunque la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, ya anunció que habrá una tercera dosis para todos los adultos que hayan cumplido seis meses de la segunda aplicación.
Curva amesetada
“El panorama es mejor que en diciembre pasado. Ahora tenemos una curva amesetada en unos 1500 casos diarios, pero con una gran ventaja: empezamos a vacunar tarde por lo que no pasaron los seis meses de la segunda dosis, el tiempo en que la eficacia no disminuye en forma dramática. Quiere decir que hay una ventaja operativa si se logra vacunar con dos dosis al 38% de las personas que faltan”, opina el infectólogo Eduardo López. “Lo que pasa en Europa es un modelo muy claro de lo que ocurre cuando falta vacunar gente porque con una dosis se inmuniza, pero no se protege, la diferencia grande es esa”, advierte.
En Alemania el gobierno tenía como objetivo original vacunar al menos el 75% de la población para un aumento exponencial de nuevas infecciones. Sin embargo, hasta esta semana 56 millones de personas, es decir solo el 67,8% de la población, había recibido las dos dosis. El mismo porcentaje mantiene Austria, de casi nueve millones de habitantes, que desde el lunes se sumergirá en un nuevo confinamiento por el resurgimiento de la pandemia. El promedio de aceptación de las dos dosis en toda Europa es del 67% aunque hay países con cifras más elevadas, como España (79%) y Francia (75%).
“El riesgo mayor no es mirando al verano, sino al otoño e invierno porque estas son enfermedades respiratorias, como pasa en Europa donde tuvieron liberaciones totales desde la primavera. Acá hay un crecimiento de casos muy lento, de 1000 a 1600, hay que tener todas las medidas de prevención y ver cómo evoluciona la situación epidemiológica, aunque no podemos predecir lo que pasará en el futuro”, apunta Teijeiro.
Vacunas que protegen
La escalada de casos a fin del año pasado y comienzos de 2021 fue a contra clima porque desde el punto de vista climático, de acuerdo al análisis de Jorge Aliaga exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires, no se esperaba ya que el Covid-19, como ocurre con el resto de las enfermedades respiratorias, se propagara más fácilmente en lugares cerrados, con poca ventilación y mucha gente, condiciones que aparecen durante los períodos fríos.
“En vacaciones la gente estuvo más al aire libre y cuando la gente volvió a retomar las actividades presenciales, se apostó a que no iba a pasar nada y los casos se dispararon porque la gente no estaba vacunada. Ahora la situación es totalmente similar, pero con resultado diferente: hace un mes fue el último fin de semana largo hubo una suba de casos muy pequeña, justo en el momento que delta es predominante”, razona Aliaga. “Entonces si los casos no se dispararon significa que la vacunación fue efectiva. Las vacunas funcionan, pero siguen siendo muy importante los cuidados”, agrega.
El físico e investigador del Conicet no visualiza, en los próximos meses, un escenario similar al de la segunda ola. “Es cierto que la gente se moverá por todo el país, como ocurrió el año pasado y los fines de semana largo, por lo que podrían subir un poco los casos, pero no será igual a cuando la gente no estaba vacunada”, advierte. Y respecto a la situación en los países europeos sostiene que “es muy difícil extrapolar experiencias porque cada país aplicó una estrategia de vacunación diferente” de acuerdo a las inmunizaciones que se fueron consiguiendo. “El virus es igual en todos lados, pero el comportamiento de las personas no, por eso no se puede extrapolar todo”, cierra Aliaga.
Con esta idea coincide el subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la ciudad, Gabriel Battistella: “Es muy difícil comparar ciudades y países porque las características socioeconómicas y demográficas son muy diferentes. Acá no tenemos el movimiento antivacunas como en Europa, donde es muy alto el porcentaje”.
La Ciudad de Buenos Aires, junto con La Pampa, son las jurisdicciones que mayor cantidad de habitantes tienen con esquemas completos, con el 77,41% y el 76%, respectivamente. “Las grandes ciudades están vacunando a un gran ritmo. Con el movimiento del verano habrá nuevos casos porque la variante delta es así, contagia, pero estamos más protegidos, controlados los movimientos internos y externos y con un colchón de seguridad”, sostiene el funcionario.