Así surge de la opinión de expertos y de datos oficiales; destacan que la inoculación previene cuadros graves
Alejandro Horvat
En los últimos meses, en la Argentina se registraron decesos por coronavirus en personas que ya habían sido inoculadas con las dos dosis de algunas de las vacunas contra el Covid-19 que se aplican en el país. Sin embargo, los especialistas y las cifras oficiales señalan que esos casos son muy poco frecuentes. Un informe del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac) y el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), que incluye datos hasta el 8 de mayo pasado, muestra que del total de vacunados hasta ese momento con una sola dosis (7.851.672) perdieron la vida a causa del virus 3141, es decir, el 0,04% de esa población y 43 de los 1.443.309 que ya habían recibido los dos componentes hacía más de 21 días; lo que representa el 0,003%.
Uno caso de este tipo se registró el domingo pasado en Córdoba. Allí falleció Santiago Gerónimo, un médico de 44 años que había recibido las dos dosis de Sputnik V y no tenía comorbilidades.
El viernes último murió María Castellón, una enfermera de 34 años que prestaba servicios en el hospital porteño Santojanni y que había recibido las dos dosis de la Sputnik V. No tenía enfermedades preexistentes.
Hace una semana, también en la provincia de Córdoba, Érica Marisa Chivalero, una maestra jardinera de 51 años, falleció por coronavirus. Diecinueve días antes, había recibido la segunda dosis de Sinopharm.
Siete días atrás, esta vez en Santa Fe, se registró la muerte del enfermero Rubén Bentos, de 55 años, que trabajaba en el Hospital Roque Sáenz Peña y había recibido el esquema completo de inoculación de Sputnik V. Un compañero de trabajo relató al diario La Capital que Bentos era insulinodependiente.
Estos casos, señala Leda Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), estadísticamente son aislados, y resalta que la vacunación ya ha reducido el número de muertes de los mayores de 60 años en el país.
“La eficacia vacunal es altísima, pero no es del 100%. Siempre hay casos en donde puede suceder un fallecimiento a pesar de haber alcanzado la inmunización. La vacunación ya tiene un efecto directo en las terapias intensivas. El año pasado el promedio de edad era de 65 años, y ahora bajó a 57, y eso es porque se vacunó a más personas mayores de 60. Pero mientras existan personas que no estén vacunadas, el virus siga propagándose y se presenten nuevas variantes, siempre existirá algún riesgo”, explica Guzzi.
La especialista, si bien destaca que habría que analizar caso por caso para determinar qué sucedió, indica que hay personas que por una causa genética tienen un déficit inmunológico que no se descubre hasta que enfrentan un virus como el Covid-19. Como también puede existir una respuesta exacerbada del sistema inmune que pueda dañar el organismo. Las comorbilidades también pueden hacer que la respuesta inmunológica sea insuficiente a pesar de la vacuna.
“La muerte de personas vacunadas no es algo exclusivo del coronavirus. En la medicina no existe el 100% de efectividad. La vacuna Sputnik V tiene un 96% de posibilidades de prevenir una infección, mientras que la de Sinopharm y Astrazeneca, un 80%. Y esos porcentajes se elevan aún más respecto de la capacidad de las vacunas para evitar un cuadro grave, pero ninguna protección es absoluta”, describe Guzzi.
Lautaro de Vedia, también miembro de la SADI, coincide con su colega al resaltar que las muertes fueron casos aislados. “Los estudios con la Sputnik, por ejemplo, se hicieron en un escenario controlado, pero cuando se vacuna de manera masiva pasan otras cosas. En el estudio de fase 3 de la Sputnik no se murió nadie, pero si hubieran vacunado a 1.000.000 de personas seguramente algún fallecido habrían tenido, pero el número es bajísimo. Al haber tantos casos es lógico que aumente el número de cuadros graves. El estado inmunológico de la persona, la carga del virus con el que se infectó, las comorbilidades, todas esas cuestiones entran en juego al momento de luchar contra la infección, pero la vacuna es la mejor herramienta para mitigar los daños de la pandemia”.