Lucía Sol Miguel
La preocupación por los niveles de anticuerpos de las dos primeras dosis llevó a Emiratos Árabes a tomar la iniciativa. Le siguieron Rusia e Israel, en la desesperación por un rebrote de coronavirus. Luego se unieron Bahrein, y varios países de Europa, como Hungría, Francia y Alemania. Mientras algunos países apenas dan comienzo a su campaña de vacunación, cada vez más gobiernos priorizan la tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus. Con la inminente amenaza de la variante delta, más contagiosa que el resto, América Latina tampoco se queda atrás.
La reiterada negativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ve en esta medida una forma de exacerbar las desigualdades entre naciones, no fue suficiente para impedir que la República Dominicana, Chile y Uruguay dieran luz verde a la aplicación de dosis de refuerzo en su población completamente inoculada, a pesar de que de momento no hay pruebas que demuestren que sea necesaria. Brasil y otros países siguen el mismo camino.
El 30 de junio, la República Dominicana se convirtió en el primer país latinoamericano en comenzar a aplicar terceras dosis y unas semanas después, su presidente, Luis Abinader, fue el pionero entre los mandatarios en poner su hombro para recibirla. El país caribeño es uno de los que más rápido avanzaron con la vacunación en la región, principalmente con las dosis chinas de la vacuna Sinovac.
La caída natural de los anticuerpos neutralizantes tras las dos dosis, así como la necesidad de prevención ante la rápida propagación de la variante delta por el mundo, impulsaron al gobierno dominicano a alentar a su población a ponerse el tercer pinchazo. Estos argumentos son los mismos con los que Luis Lacalle Pou y Sebastián Piñera promocionaron la medida en sus gobiernos.
“La idea de la tercera dosis es potenciar la respuesta inmune, puesto que se comprobó que el nivel de anticuerpos pasados los seis meses de la vacunación con Sinovac, la vacuna de Coronavac, habían disminuido de manera bastante importante”, detalló a la nacion la epidemióloga y directora de Salud Pública de la Universidad de Talca, Erika Ratamal.
Como el país caribeño, Chile y Uruguay, que cuentan con las mayores tasas de vacunación en la región (más del 60%), apostaron en un principio a la vacuna china Coronavac del laboratorio Sinovac, que demostró una disminución de un 67% a un 58,49% en su eficacia para prevenir la enfermedad sintomática, según un estudio difundido por el Ministerio de Salud chileno.
Al ver estas cifras, “los expertos recomendaron la vacunación heteróloga, es decir, con una vacuna diferente a la original [aplicada]. En este sentido, potenciamos la respuesta inmune contra el SARSCOV-2”, detalló Ratamal.
La semana pasada, Brasil, Colombia y Ecuador anunciaron que darán inicio a la aplicación de la tercera dosis en ciertos grupos de la población, también con combinación de vacunas, a partir de septiembre. Estados
Unidos confirmó del mismo modo que estaba preparando su despliegue para el mismo mes, ya que “es la mejor manera de protegernos de las nuevas variantes que puedan surgir”, dijo Joe Biden.
“Las vacunas de ARN mensajero [como Pfizer y Moderna] tienen un mayor porcentaje de efectividad contra la variante delta. No es que sean específicas para esta variante, tampoco lo son las de vector viral [como las chinas], pero tienen mayores tasas de efectividad que las primeras dosis aplicadas”, informó el experto uruguayo Jorge Facal a la nacion.
Uruguay es el país de América Latina con la mayor tasa de vacunados, con un 72,13% de los uruguayos con la pauta completa. Desde que lanzó el refuerzo con la vacuna de Pfizer el 16 de agosto, ya aplicó dosis a 509.137 personas que previamente fueron inoculadas con el esquema completo de la china.
Entre este porcentaje se encuentra Agustín Trinidade Paz, de 21 años, quien recibió la tercera dosis el viernes pasado. “Los jóvenes necesitamos inmunizarnos debido a que estamos activos día a día, salimos los fines de semana y el resto de la semana estamos en contacto con otras personas ya sea estudiando o trabajando (…) somos los que tenemos que cuidar a nuestros seres queridos”, dijo a la nacion.
En tanto, Chile, con el 71,28% de la población completamente inmunizada, administró los refuerzos de Astrazeneca a un total de 1.615.279, según el Ministerio de Salud.
La llegada de la variante delta frustró los planes de reapertura en muchos países con avanzadas tasas de vacunación que apenas comenzaban a disfrutar de la vuelta de la normalidad.
Para Lidia Amarales, exsubsecretaria de Salud Pública durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, las situaciones que presenciaron los otros países con la delta son, de cierta forma, un despertador para que América Latina se prepare a tiempo. “Tenemos la experiencia de lo que está pasando en los países del hemisferio norte y en los europeos, en los que ellos tenían ya un control de la pandemia. Vimos cómo han tenido que revertir las medidas de apertura que tenían [países] como Alemania, Inglaterra, España, o incluso Israel que ha sido el emblemático, que tuvieron que revertir por la variante delta”, dijo a la nacion.
La tercera dosis es una forma de adelantarse al golpe de la delta: “En Chile en este momento tenemos transmisión comunitaria, ya llegamos a 400 casos, por lo que es una realidad que en dos o tres semanas esto aumente. Ahora, a diferencia de los otros países, Chile tiene un 70% de cobertura de vacunación con dos dosis, por lo tanto, la respuesta frente a la variante delta va a ser diferente a los países europeos, porque tenemos una alta cobertura de vacunación y con una vacuna de refuerzo en los mayores de 55 años”, agregó la experta.