Texto Pilar Castillo Getty Images Con la colaboración de Juana Copello
La experiencia de Sudáfrica con ómicron despertó una suerte de optimismo en el resto del mundo. La preocupación inicial frente al surgimiento de esta nueva variante, extremadamente contagiosa, se atenuó cuando al cabo de unas semanas –el día 25 desde el primer reporte– la curva llegó a su pico y los casos comenzaron a bajar, dejando relativamente pocas hospitalizaciones y muertes a su paso.
“A pesar de que ómicron está mostrando una mayor evasión de los anticuerpos contra la proteína pico, que parece hacerla más eficiente para infectar, la inmunidad de las células T, inducida por la vacuna y la infección natural previa, se ha conservado relativamente, lo que disminuye las posibilidades de desarrollar una enfermedad grave. Esto podría explicar el desacoplamiento de la tasa de casos en comparación con las tasas de hospitalización y de mortalidad”, detalló a la nacion el doctor Shabir A. Mahdi, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo.
A pesar de las cifras récord de nuevos casos atribuidos a ómicron en Sudáfrica, el exceso total de muertes –la diferencia entre el número observado de fallecidos en períodos de tiempo específicos y el número esperado de muertes en los mismos períodos– es de unas 10.000, en comparación con las 110.000 en exceso durante la ola anterior impulsada por delta, analizó Financial Times la semana pasada.
“Con ómicron la fase epidémica de Covid-19 podría estar llegando a su fin”, se animó a proyectar el propio Mahdi. El especialista no es el único en plantear esta idea que hace unas semanas parecía descabellada. En España, estudian un plan para abandonar paulatinamente la vigilancia universal para pasar a una etapa que se denomina “centinela”. Se trata, en definitiva, de “gripalizar la pandemia”, un término que se empezó a escuchar en los últimos días.
Mientras en la Argentina se alcanzan cifras récord de contagios, la mirada se dirige automáticamente a aquellos países en los que ómicron pegó primero. ¿Puede replicarse el mismo comportamiento de la nueva variante? En el Reino Unido, como en Sudáfrica, los casos crecieron aceleradamente –aunque de manera desigual entre regiones– y al cabo de 37 días llegaron al pico para luego comenzar a descender (con algunos aumentos esporádicos y aún con un gran caudal de contagios). Por lo pronto, las nuevas infecciones se redujeron a alrededor de 140.000 por día en la última semana, luego de llegar a más de 200.000 a principios de mes. También allí ómicron resultó ser menos letal: las personas que contrajeron esta variante tienen hasta un 70% menos de probabilidades de ser hospitalizadas que las infectadas con la variante delta, según un informe de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido.
A pesar de los indicios positivos, distintos expertos piden cautela a la hora de extrapolar los resultados de Sudáfrica o Namibia. “Estamos viendo una caída definitiva de casos en Reino Unido, pero me gustaría verlos caer mucho más antes de que sepamos si lo que sucedió en Sudáfrica sucederá aquí”, dijo a The Guardian Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de East Anglia. “Las diferencias entre ambos países, como la población anciana de Reino Unido y la tendencia de su gente a pasar más tiempo en el interior durante el invierno, podrían significar un brote con mayores sobresaltos aquí y en otras naciones similares”.
“Extrapolar los datos de Sudáfrica en contextos epidemiológicos distintos tiene muchísimas limitaciones teniendo en cuenta que Sudáfrica tiene una edad promedio de 27 años, una expectativa de vida de 64 años, sufrió tres olas de coronavirus tremendas antes y una tasa de inmunización distinta a la de países como el nuestro”, coincidió Humberto Debat, virólogo e investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en Córdoba y miembro del consorcio PAIS de genómica de SARS-COV-2 en la Argentina.
Una encuesta serológica realizada en el centro económico de Sudáfrica, Gauteng, justo antes del inicio de la ola de ómicron, indicó que el 72% de las personas se había infectado en el transcurso de las tres primeras oleadas. La seropositividad fue del 79% en mayores de 50 años en no vacunados y del 93% en mayores de 50 vacunados. Los datos demostraron que la inmunidad contra el Covid-19 grave en el país evolucionó en gran medida a través de la infección natural, antes del advenimiento de la vacunación. No obstante, esa demora se tradujo en una alta cantidad de muertes.
Los especialistas prefieren no sacar conclusiones precipitadas. Los casos de países que no cumplen con la hipótesis sudafricana avalan la cautela. “Si uno mira hoy las curvas de contagio tanto de Noruega como de Dinamarca, inclusive la de Alemania, ve que han vuelto a aumentar muy fuertemente la cantidad de infecciones detectadas. Es decir que se cayó esa argumentación al menos para estos ejemplos”, señaló Debat.
En Noruega, 23 días después del primer contagio de ómicron, los casos comenzaron a descender sostenidamente, pero el día 34 volvieron a escalar a una velocidad mayor, superando todos los récords. En Italia, a los 46 días del primer caso, las autoridades debieron reforzar aún más las restricciones ante la avalancha de infecciones y una curva de muertes en ascenso. Por su parte, España lleva 45 días desde la aparición de esta nueva variante y no bajan las cifras.
“El futuro es todavía desconocido. Cabe señalar que la OMS indicó que el 50% de los europeos se contagiará de ómicron en las próximas semanas. El Ministerio de Sanidad español maneja un modelo predictivo que asume que a fines de enero comenzaría a disminuir el número de casos. Ya veremos. De momento, cabe insistir con perseverancia en la vacunación, la distancia, la mascarilla y la aireación. Esto último parece olvidarse y no se establece n mecanismo s des uper visión. En cualquier caso, es prematuro a firmar que se pueda abordar como una enfermedad endémica”, dijo a la nacion Ildefonso Hernández Aguado, vocero de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) y catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández.
En esa línea, el director regional de la OMS en Europa, Hans Kluge, calificó la evolución de la variante como “un nuevo maremoto que se extiende de oeste a este”. Y precisó cifras: “Al 10 de enero, 26 países informan que más del 1% de su población contrae Covid-19 cada semana”. Hizo hincapié en que esos números conducen a “un desafío” para los sistemas de salud de muchas naciones en las que la variante se ha propagado a gran velocidad.
En Estados Unidos, los pacientes con Covid-19 ocupan actualmente alrededor del 30% de las camas de UCI y las hospitalizaciones pediátricas se encuentran en la tasa más alta de la pandemia. Según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos, el promedio de siete días de hospitalizaciones diarias fue de 132.086 en los últimos días, un aumento del 83% con respecto a dos semanas atrás. Las cifras también incluyen a personas que dan positivo incidentalmente después de haber sido internadas por otros motivos.
“Saturado”
La enfermeras amant has chwartz, quien trabaja en un hospital en Baltimore, indicó a la nacion que “el sistema de salud está saturado”. “Las personas que necesitan ingresar al hospital por otras razones no pueden debido a la falta de disponibilidad de camas. Esto pone a los pacientes que tienen condiciones tratables en riesgo de no recibir la atención que requieren. Además, con la afluencia de pacientes, se alienta a los proveedores de atención médica a venir a trabajar incluso si ellos mismos tienen Covid-19, siempre que sus síntomas sean leves. Que nos pidan que vengamos a trabajar enfermos pone a nuestros compañeros de trabajo, a los pacientes y a nosotros mismos en riesgo”, señaló.
De este modo, Estados Unidos tampoco repite los patrones de ómicron registrados en Sudáfrica, al menos en algunos aspectos. Los expertos atribuyen el aumento de internaciones a la enorme cantidad de personas que no se vacunaron. La revista Time analizó la brecha entre latas ad eh os pita lizacionespa ralos vacunados y los no vacunados, y llegó a la conclusión de que las vacunas continúan ofreciendo protección para evitar los cuadros graves y que las dosis de refuerzo resisten a ómicron de manera muy similar a cómo los regímenes iniciales resistieron a delta.
En la Argentina, donde el 74% de la población recibió dos dosis, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, señaló que en varios países las olas causadas por esta variante suelen ser de menor duración, ya que ascienden y descienden con mucha rapidez. No obstante, afirmó: “Es imposible anticiparse, pero esperemos que sea menos duradera que la primera ola, que fue muy larga”.
Debat planteó que el caso cordobés sí puede ofrecer una mirada de lo que puede ocurrir en el resto de la Argentina: “En Córdoba vimos el establecimiento de ómicron, la circulación comunitaria y el aumento de frecuencia como una antesala de lo que sucedió luego en la mayor parte del país, con aproximadamente una semana de diferencia en CABA y unas dos o tres semanas en el resto de los distritos. En esa provincia se está viendo ahora una disminución en la aceleración de la tasa de crecimiento de casos, es decir, los contagios crecen a menor velocidad. Eso no significa que estén disminuyendo ni mucho menos, pero sí puede ser una suerte de techo”