El promedio de edad de los infectados ronda los 35 años, y en el brote anterior era de 40; sigue bajo el porcentaje de test para confirmar el virus, pero aumenta la positividad
7 de abril de 202109:47
Fabiola CzubajDelfina Arambillet
El aumento de casos de Covid-19 de enero fue una señal de alerta de una curva que está entrando en la segunda ola de esta pandemia, con una subida fuerte en los positivos detectados en la última semana de marzo, sobre todo en la población de alrededor de 35 años, y una advertencia clara: como el año pasado, la capacidad de testeos del país está corriendo por detrás de los contagios y aumenta el riesgo de que intervenir a tiempo para evitar nuevos brotes.
“Es una curva muy empinada, que subió casi en forma de aguja en las dos últimas semanas, y que está afectando a gente joven sobre todo de entre 30 y 49 años y, también, de entre 20 y 29 años. Se dice que el adulto joven transita la enfermedad de manera leve, pero no siempre es así y ya los datos de internación empiezan a mostrarlo”, resume el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez e integrante del comité asesor nacional para Covid-19.
“Hasta ayer, la curva de las muertes en el país se mantenía en una meseta. Ayer, con 272 fallecimientos informados, eso cambió y esto es algo que hay que empezar a mirar con más cuidado.”
LA NACION analizó los datos oficiales del avance de la pandemia desde que empezó el año, cuando hubo un aumento de los casos y se empezó a plantear públicamente si se trataba o no de la segunda ola. Se tuvo en cuenta de cada caso atendido en el país desde enero que se notificó al sistema de vigilancia epidemiológica que administra el Ministerio de Salud de la Nación, información que está disponible a través de una base de datos abiertos on line.
De acuerdo con esos registros, que LNData analizó ordenados por la fecha en la que se confirmó o descartó el diagnóstico de Covid-19, hay un aumento sostenido de los contagios desde que arrancó 2021 y en todas las edades con una subida abrupta de diagnósticos positivos entre el 24 y el 31 de marzo, algo más en los menores de 35 años (entre 6 y 7% en promedio, por día), que en los mayores de 35 (5%).
En ese intervalo, ¿también aumentaron los testeos? En promedio, y por día, lo hicieron apenas un 8%, al pasar de unos 40.000 a 50.000, de acuerdo con los registros oficiales entre el 15 de diciembre del año pasado y ayer. Esos datos no suelen coincidir con el reporte que todos los días informa el Gobierno nacional, como viene revelando este medio desde el año pasado.
Positividad
Pero lo que sí aumentó significativamente es la positividad de esas pruebas, un indicador de cuán bien se está testeando para intervenir oportunamente e interrumpir la transmisión en la comunidad. Entre el 21 de marzo y ayer, ese indicador creció un 48%, al pasar a casi el 30% en los últimos cuatro días.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 10% de positividad es aceptable. Pero superarlo quiere decir que se está testeando de manera insuficiente. El valor ideal se ubica en el 5% o menos.
El valor más bajo de positividad en lo que va de este año fue del 13% el 19 de marzo. Ese día, hubo 7333 diagnósticos positivos y 28.921 casos descartados con un total de testeos de 38.493 cargados, mientras que el Ministerio de Salud de la Nación informó 8160 nuevos casos con 61.579 testeos.
En tanto, la positividad más alta es del 28% hasta ahora, y se mantiene en ese valor desde el sábado pasado.
Otro indicador que siguen las autoridades sanitarias es la ocupación de camas. Acá, de acuerdo con los datos que figuran en el sistema nacional de vigilancia, aún no se observa una variación significativa del uso de las camas de terapia intensiva. Pero al mirar las internaciones por grupos etarios, aparece un descenso en las de los mayores de 60 a partir del 15 de marzo. En las últimas semanas, especialistas consultados por LA NACION llamaron la atención a un aumento de los ingresos de menores de 40 años.
De acuerdo con el reporte diario del Ministerio de Salud, desde el primer día del año y a nivel nacional, con variaciones hacia el interior de cada provincia, ese parámetro para las unidades de terapia intensiva (UTI) no supera el 56% en el sector público y privado. Desde este último, ya vienen planteando una ocupación promedio más alta. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la tendencia es similar, solo que el nivel de ocupación es algo más alto, del 62%, que el promedio nacional.
En los últimos días, los distritos empezaron a reorganizar sus sistemas sanitarios. Eso incluye, disponer de más plazas para pacientes con Covid-19 como el año pasado.
“Estamos viendo la foto de la transmisión que empezó hace 15 días”, advierto Roberto Chuit, director ejecutivo del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina.
En diálogo con LA NACION, agrega: “Si en algo fallamos es tratar de lograr el compromiso de todos para afrontar esta pandemia. El que se cuidaba, se sigue cuidando, pero siempre hay un grupo que transgrede las normas comunes y eso permite la amplia transmisión del virus en la comunidad. El promedio de edad de los contagios bajó mucho: en el pico anterior, el promedio general era de 40 años y, ahora, está entre los 34 y 35 años. La ocupación de las camas de terapia intensiva está empezando a incrementarse de a poco y, también, la cantidad de fallecidos, lo que indica que hay gente joven que está llegando a las terapias y que empieza a morir más gente. Los indicadores empiezan a mostrar signos de alerta”.
A que esta segunda ola muestra que los contagios suceden más en los adultos jóvenes, advierte que aparece “un cóctel explosivo” con las nuevas variantes del virus SARS-CoV-2. “Para haberlas detectado hace 10 o 15 días con el nivel de testeos que se está haciendo, la circulación es desde hace más tiempo”, aclara Chuit.
Por su parte, López recuerda que las variantes de Manaos y Sudáfrica tienen una transmisibilidad más alta (del 30-60%) que la de Wuhan, la ciudad china donde la Organización Mundial de la Salud está investigando el origen del brote pandémico. “Y ambas tienen la capacidad de evadir el sistema inmunológico”, agrega el infectólogo, que insiste en que hay que aumentar el ritmo de la vacunación, que cae significativamente los fines de semana y los feriados, a la vez de evitar las reuniones en ambientes cerrados y mejorar la búsqueda de contactos y posibles casos sospechosos. Al analizar el nivel de testeos, evalúa: “No se están estudiando los contactos estrechos, que es tan importante para la diseminación. No se está usando intensivamente el plan Detectar”, a la vez que, como el año pasado, insiste en la utilidad del método de diagnóstico rápido en esta segunda ola.
Con la colaboración de Gabriela Bouret.