24 de enero de 2021 •
Positivo. Negativo. Todos los días escuchamos resultados para Covid-19. Pero no siempre un test refleja lo que auténticamente ocurre. Junto con los falsos negativos, es decir, las personas que sí tienen la infección aunque las pruebas digan lo contrario, están también los falsos positivos, que son muchísimo menos que sus contrapuestos pero que también indican algo que en realidad no ocurre: que alguien tenga coronavirus cuando en realidad no es así.
Varios estudios indican que mientras la proporción de falsos negativos puede trepar por encima del 30%, los falsos positivos oscilan entre el 0,8 y el 4% de los tests nasofaríngeos por PCR, que es el gold standard o prueba de referencia para detectar SARS-CoV-2.
¿Por qué puede dar un falso positivo? “Por varias razones -explica Agustín Ciapponi, investigador del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y del Conicet -. Los test raramente tienen una sensibilidad y especificidad del ciento por ciento, es decir: no poseen precisión diagnóstica total ni siquiera en condiciones ideales. Así que en la vida real puede ocurrir que una muestra esté contaminada o que el test detecte partículas virales de alguien que ya superó la infección clínica, es decir, que ya no está enfermo aunque su organismo siga excretando partículas virales. Puede pasar que de un día para el otro cambie el resultado. Si uno se hiciera tests los 10 días de aislamiento se podría ver que algunos se negativizan al día cinco, otros al día siete. Eso es variable. Pero lo que sí ocurre es que un día determinado ya no se detecta la presencia de partículas virales”.
Pablo Scapellato, miembro titular de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), afirma que el falso positivo es difícil de diagnosticar. “La PCR nasofaríngea que se utiliza para llegar a ese diagnóstico es a la vez el standard de oro con el que estoy realizando la detección. El motivo más frecuente que explica los falsos positivos es hacer un hisopado a personas que ya curaron la enfermedad. Hacer una PCR es buscar una parte del virus, el genoma. Una vez que cursé la enfermedad pueden quedar vestigios de ese genoma, incluso por largos períodos, pero no me dicen si existe el virus replicativo y activo sino que indican que hay un pedacito de ese virus, sin determinar si está ‘vivo’ o ‘muerto’. Por eso al principio de la pandemia el criterio de alta era tener PCR negativo, pero hoy ya no lo es”.
El momento adecuado
Marina Pifano, Coordinadora de la Red de Diagnóstico de covid-19 de la Provincia de Buenos Aires e integrante del equipo de asesores del ministro de salud bonaerense, Daniel Gollán, explica que la PCR es una técnica molecular muy sensible, que puede detectar aun pequeñas cantidades del virus sin que la persona tenga síntomas o cuya carga viral sea muy baja y no contagie. “Por eso siempre es necesario mirar ese resultado enmarcado en la clínica. El médico no solo observa el resultado de un análisis sino que lo pone en contexto con el estado general de la persona”.
Los falsos positivos, añade Pifano, se evalúan a partir de la especifidad de la técnica, que al encontrar genes puntuales de SARS-CoV-2 es muy alta. “Por eso, si está todo controlado no debería haber falsos positivos -asegura-. Otro aspecto que puede explicar este tipo de resultados son posibles errores de procesamiento y contaminación de materiales en los laboratorios. También puede suceder que si se realizan las PCRs en distintos establecimientos según el kit diagnostico haya cierta variabilidad. Una persona puede dar positiva hoy y negativa mañana. Eso depende del momento en que se hace la toma. No es lo mismo alguien sin síntomas, que a los tres días, a los siete. La sensibilidad máxima de la PCR ocurre durante los primeros cinco días después de la aparición de los síntomas, que es la mejor ventana para hacerse el test”.
Zona de riesgo
En un artículo de investigadores del Reino Unido aparecido en diciembre último en The Lancet Respiratory Medicine sobre los falsos positivos se da cuenta del enorme impacto que estos pueden tener sobre el equipo de salud. Ciapponi, que es además director del Centro Cochrane Argentina, señala que uno de los aspectos más perjudiciales es que cuando los falsos positivos ocurren dentro del equipo de salud sus integrantes tienen que aislarse 10 días.
“En muchos establecimientos, con sus profesionales tan expuestos, los tests diagnósticos se repiten periódicamente. En este contexto, es razonable reconfirmar si es o no un falso positivo especialmente si el profesional ya tuvo Covid-19 y es asintomático. Una baja en el equipo de salud afecta considerablemente a todo el grupo”, afirma.
También hay otras consecuencias individuales si el resultado de un test es un falso positivo. “Por ejemplo, tener reservado un día para una cirugía y no poder hacérsela o ir a consultar a una guardia, que te indiquen dirigirte al sector de infectados y te termines contagiando ahí, cuando en realidad no tenías Covid-19”, remarca el investigador del IECS. La estigmatización de pensarse enfermo es otra consecuencia no menor, además del aislamiento obligado cuando no hubiera sido necesario. Por eso, dice Ciapponi, siempre que la probabilidad previa al test sea baja, de ser posible, podría ser conveniente repetirse la PCR.
Los gastos financieros mayores por necesidad de repetir los tests o dejar de trabajar también son mencionados en el artículo de The Lancet Respiratory Medicine junto con otro indicador posiblemente inesperado: un incremento de la violencia doméstica, al obligar a mujeres y niños permanecer en el hogar por este diagnóstico positivo equivocado.
Natalia Pasqualini, bioquímica especializada en biología molecular del centro Rossi, confirma que un hisopado por PCR en tiempo real puede dar positivo hoy y negativo mañana. Los errores, añade, pueden producirse antes, durante y después del análisis en sí: el paciente puede haber recibido instrucciones inapropiadas o el operador confundir la muestra. El transporte del hisopado es otro momento especialmente sensible a la contaminación: apenas una gota invisible de alguien positivo puede contaminar la de un negativo. Otra zona de riesgo para contaminaciones es durante la manipulación.
“Cada etapa tiene puntos de control y se busca evitar errores para no acarrearlos a la fase siguiente”, apunta Pasqualini, al tiempo que indica que un aspecto crucial para evitarlos es que en los laboratorios estén sectorizados y aislados los espacios donde se van trabajando las muestras, por ejemplo: donde se toman de donde o se aplican reactivos.
También puede existir una equivocación en la interpretación de los resultados. Eso depende del laboratorio en cuestión. En Rossi los resultados no se tipean, son transcriptos electrónicamente y además, resultado por resultado, son interpretados y revisados por bioquímicos especializados que chequean que la interpretación sea la misma que la que transcribió el equipo informático.
“Existen algoritmos diagnósticos que comparte todo el equipo de un laboratorio para la interpretación de los resultados -puntualiza Pasqualini-. Los falsos positivos pueden encontrarse entre aquellos pacientes que dan cerca del punto de corte. Y, cuando hay dudas, el proceso debe repetirse, aun a costa de pérdidas económicas. Por eso es política del laboratorio cuidar que esto no ocurra, o que ocurra lo menos posible”.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que muchas veces se hisopan personas sin indicación médica, simplemente porque tienen dudas y quieren quedarse tranquilos, o porque están por viajar. “Y cuando no hay un médico para analizar los resultados en un contexto clínico también pueden darse errores”, concluye la bioquímica.
Por: Gabriela Navarra