7 de mayo de 2022
La semana pasada, tras la publicación de LA NACION, se fueron sumando voces, incluidas las oficiales, para informar que están volviendo a subir los contagios de Covid-19 y que hay que reforzar los cuidados para reducir riesgos en esta época de frío. Pero si en algo coinciden esas voces es en llamar la atención sobre el subregistro de los casos. La población, según advierten, dejó de ir a testearse y las cifras, por lo tanto, quedan limitadas a los diagnósticos en pacientes que están internados, a quienes consultan en los hospitales o viajeros.
“Estamos avanzando en una transición epidemiológica. Esto [por la pandemia] no terminó”, dice Hugo Pizzi, profesor titular plenario de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). “El virus quiere seguir persistiendo y está haciendo todo lo posible por adaptarse para vencer todos los obstáculos que le ponemos, como las medidas de prevención y la vacunación”, continúa.
Él fue una de esas voces que la semana pasada se sumó a confirmar esta nueva suba de contagios. Fue luego de que el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, se refiriera en diálogo con LA NACION al “terreno de transición” en el que se está la pandemia, con aumentos esperables de casos leves a moderados.
Mientras que los casos ascendieron en los últimos siete días por segunda semana consecutiva (se informaron 11.443 acumulados entre el 25 de abril y el domingo pasado), los testeos volvieron a disminuir tras un repunte del 4,1% en la última semana de abril de acuerdo con los registros oficiales que monitorea LNData. Esta última semana, las pruebas diagnósticas bajaron un 16%, mientras que los positivos subieron un 7,9% hasta la última actualización oficial disponible de las notificaciones y tras el repunte del 35,3% la semana previa.
“Cuando hablamos de subregistro –continúa Pizzi– es porque hay personas con patologías similares, estacionales, como la gripe, que no acude a testearse. Muchos, que están vacunados contra Covid, cursan la infección de manera muy lábil y no lo registran o los que la pasan como una gripe hacen reposo en sus casas durante unos días y simplemente vuelven a sus tareas.”
LA NACION intentó consultar al Ministerio de Salud de la Nación al respecto, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta de sus voceros.
La última ola, con la aparición de la variante ómicron, tuvo un pico de más de 150.000 positivos a mediados de enero, ya con el cambio de criterio para hisopar de diciembre por las largas filas que se formaban en los puntos de testeo. Esa modificación, que incorporó el diagnóstico clínico epidemiológico (por síntomas y contacto estrecho, sin testeo), también favoreció el subregistro, como demostró en ese momento LA NACION.
“De acuerdo con datos del sistema nacional de vigilancia epidemiológica, el virus de Covid-19 circulará con otros virus respiratorios. Esto implica la necesidad de garantizar el diagnóstico oportuno y la adecuada atención de las poblaciones más vulnerables y los grupos de riesgo. Las medidas de prevención son las mismas para todos los agentes que causan infecciones respiratorias agudas virales, como influenza, virus sincicial respiratorio y, por supuesto, SARS-CoV-2″, detalla Zulma Ortiz, vicepresidenta del Grupo PAIS (Pacto Argentino por la Inclusión en Salud), que reúne a cien sanitaristas.
Para reducir la incertidumbre, Ortiz, que también es directora de Investigación de la Fundación Huésped, explica que “las autoridades deben caracterizar la circulación de múltiples agentes y contar con un sistema de vigilancia capaz de detectar cambios en los patrones de tendencia, de gravedad y de las características de los agentes circulantes, lo que incluye la vigilancia genómica”. Y, enseguida, apunta: “Nada indica que ómicron será la última variante de preocupación del SARS-CoV-2″.
Jorge Geffner, vicedirector del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs) y profesor titular de inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, describe un escenario pandémico “de mucha más tranquilidad” en el mundo y el país con respecto del pico de enero. “El error sería considerarlo el fin de la pandemia. No es así. Ni en la Argentina, ni en el mundo”, sostiene.
En las dos últimas semanas también advirtió la suba de los casos, aunque no es posible definir la magnitud porque es “muy bajo” el nivel de testeos. Por semana, se están haciendo poco más de 7000 pruebas.
“Ya entre familiares, colegas, docentes y estudiantes de la facultad vemos que estamos volviendo a tener conocidos infectados. Lo positivo es que eso no se refleja, por lo menos todavía, en más internaciones, en gran parte por la vacunación –dice–. El aumento de casos es evidente, aunque no tenemos el dato cierto de cuánto, y es por el desplazamiento de [los sublinajes] BA.1 y BA.2 de ómicron.”
En la ciudad y la provincia de Buenos Aires, según están relevando en el Inbirs a través del análisis de muestras de ambos distritos, ya es mayoritaria la circulación de BA.2. Lo mismo, según comenta Pizzi, detectó el equipo de la UNC que participa del consorcio PAIS para la vigilancia genómica del SARS-CoV-2.
“BA.2 tiene un 20-30% más transmisibilidad que BA.1, lo que colabora con esta suba –continúa Geffner–. También lo hace el relajamiento de medidas muy básicas de protección: el uso correcto de barbijo en los medios de transporte y en lugares cerrados con mucha concentración de gente.”
Frente a este escenario, el freno en la campaña de vacunación con la aplicación del primer refuerzo activa alarmas. “Las vacunas se están venciendo y hay 3,4 millones de personas sin segunda dosis [del esquema inicial] y 10 millones sin el primer refuerzo –lamenta Pizzi–. Quienes tengan tres dosis para Covid como mínimo, la vacuna antigripal y usen barbijo, van a pasar un buen invierno.”
Geffner considera que el “defecto” en la aplicación del primer refuerzo puede complicar el curso de la enfermedad en algunas personas. “Tenemos un 82% de cobertura con dos dosis, pero un 42% con tercera dosis y estamos trabados en ese porcentaje, más allá de la cuarta dosis para los grupos en la que está indicada. Hay que avanzar con la tercera dosis y eso no está pasando: no hay campañas públicas y hay vacunas”, sostiene.
¿Qué podría esperarse en las próximas semanas? Hay, para Geffner, “alta probabilidad” de que sigan subiendo los casos, “sin un aumento muy significativo” de internaciones, casos graves y fallecimientos.
“La ciencia tuvo logros importantísimos durante la pandemia y, también, fracasos. Los logros son el desarrollo de las vacunas y medicamentos específicos, antirretrovirales, para evitar las formas graves [de Covid] que aún no están disponibles en el país, como el mayor conocimiento de la biología del virus –enumera–. Pero en lo que no pudimos avanzar es en la capacidad predictora del curso de la pandemia: ahí seguimos en algo así como una caja negra.”
No hay, por ahora, indicios de que un sublinaje de ómicron pueda volver a complicar el proceso de transición epidemiológica. Pero el investigador señala: “No podemos descartar, aunque no sea lo más probable, que surja una variante que desafíe la inmunidad conferida por la infección previa o las vacunas. Este coronavirus nos dio tantas sorpresas y se comporta tan distinto a otros virus que hay que tomar precauciones”, sostiene.
En esa línea, para Ortiz, podrían surgir nuevas variantes que exigen mantener los cuidados individuales y poblacionales. “Dada la incertidumbre sobre el comportamiento futuro del SARS-CoV-2 (aparición de nuevas variantes o cocirculación con otros virus), se debe sostener y fortalecer la implementación de medidas de prevención eficaces para disminuir el riesgo de transmisión de todos los virus respiratorios –insiste–. Por ejemplo, si se tienen síntomas de infección respiratoria, no hay que acudir a lugares públicos, la escuela o el trabajo para evitar el contagio.”
En tanto, Geffner plantea por lo menos dos “asignaturas pendientes” para las autoridades sanitarias en el corto plazo. La primera es hacer “una gran campaña” para explicarle a la sociedad por qué es importante recibir el primer refuerzo de la vacuna antiCovid. La segunda es intensificar el seguimiento de la circulación del SARS-CoV-2 a través del rastreo con testeos y otro tipo de estudios, como el análisis de aguas residuales, y estudios de secuenciación de las muestras “más masivos” para tener un panorama cercano a la evolución real de la pandemia. “Hemos abandonado demasiado los testeos”, pondera.
A horas de que el Gobierno difunda el nuevo informe semanal de casos –hubo unos 11.000 detectados por semana en los últimos 14 días–, los datos oficiales también se dan mientras las provincias están integrando la vigilancia del SARS-CoV-2 a la del resto de los virus respiratorios estacionales en los pacientes internados en terapia intensiva y los que consultan con síntomas de sospecha.
“Estamos en una etapa de vigilancia diferente con relación a la pandemia de Covid-19 en el país, con una notificación semanal y con dos semanas de aumento del número de casos, pero que es bajo”, dijo el miércoles pasado la ministra de Salud, Carla Vizzotti, en conferencia de prensa en la Casa Rosada. Junto al jefe de Gabinete y exministro de Salud, Juan Manzur, agregó: “Vacunarse va a ser clave”.