De cerebro a cerebro: ¿Se acerca el sueño de la comunicación telepática?
El experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro es realmente fascinante.
Abre las puertas a un futuro en el que se produzca lo que algunos llaman “comunicación telepática”, pero a través de ondas y señales eléctricas transmisibles.
Esta no es la reseña de una película de ciencia ficción, sino la referencia a un fascinante experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro. Se trata de un nuevo campo de investigación que ya ha arrojado resultados prometedores y del cual seguramente oiremos hablar mucho en el futuro.
El experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro fue dirigido por el doctor Andrea Stocco, profesor asistente de psicología en el Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington, en Seattle.
Lo que el equipo de investigación hizo fue, nada más ni nada menos, que conectar cerebros a distancia y lograr que se transmitieran los pensamientos entre sí. Para ello emplearon las señales eléctricas del sistema nervioso y utilizaron la Internet como medio de transmisión. ¿Cómo lo lograron? Enseguida lo veremos.
“La literatura de cienciaficción es la crónica más fiel de nuestros tiempos y a veces también una guía premonitoria del futuro”.
-René Rebetez-
El experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro
El experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro se basa en el concepto de “interfaz intercerebral”. En términos generales, consiste en digitalizar la actividad nerviosa eléctrica de los pensamientos de una persona. Se parte de la base de que la actividad cerebral puede ser detectada en términos de señales eléctricas.
Lo que sucede enseguida es que esas señales eléctricas se trasmiten vía Internet hasta el cerebro de otra persona que está en un lugar distante. La hipótesis señalaba que ese otro podría decodificar esas señales y captar el pensamiento de quien lo había emitido, como si se lo estuviera diciendo.
El experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro comprobó con éxito la premisa. En efecto, se produjo la transmisión a distancia de pensamientos simples. El director del experimento dijo que “La capacidad de comunicar fácil y directamente unos conceptos e imágenes muy complejos de un cerebro a otro es algo que está muy lejos en el futuro”. Sin embargo, ya se abrió la puerta para lograrlo.
La interfaz cerebral
La palabra “interfaz” hace referencia a un dispositivo que recibe señales generadas por un aparato y luego las traduce para que sea comprensibles por otro. Cuando se habla de interfaz cerebral a lo que se alude es a la capacidad de emplear el cerebro como uno de estos dispositivos.
Lo que buscaba el experimento sobre la comunicación cerebro a cerebro era algo así como que dos personas “hablaran” a distancia y sin pronunciar una palabra. Se trataba entonces de enviar y recibir “mensajes neurales”, codificados a través de señales eléctricas.
Las señales eléctricas se recogen mediante una tecnología que sea capaz de leer las ondas cerebrales. En este caso, se emplearon electroencefalogramas. La información capturada en forma de señales se transmitió a otra persona a través de Internet.
Los detalles del experimento
Para llevar a cabo el experimento se contó con la participación de 10 voluntarios; la mitad de ellos eran hombres y la otra mitad, mujeres. Las edades de estas personas estaban comprendidas entre los 19 y los 39 años y todos gozaban de buena salud.
Lo que se hizo fue formar parejas de forma aleatoria y luego ubicar a cada par en dos localizaciones diferentes, separadas por una milla. Después conectaron a cada participante a una máquina de encefalograma. Ninguno de los voluntarios podía ver o escuchar a los demás.
El miembro “A” de cada pareja debía pensar en un objeto, que perteneciera a una categoría específica. Por ejemplo, si se le proponía la categoría “animales”, tenía que pensar en un objeto de ese grupo, como perro, gato, ganso, etc. El participante “B”, por su parte, debía enviar preguntas por Internet para trata de averiguar de qué objeto se trataba.
Quien había pensado en el objeto, es decir el voluntario “A”, tenía que contestar a las preguntas que le formulaban con un “sí” o un “no”, pero sin pronunciar palabra. El aparato, entonces, enviaba la señal afirmativa o negativa al cerebro del voluntario “B”. Los “sí” originaban un parpadeo de luz y los “no” no lo hacían.
Los resultados
En total se hicieron 20 rondas de transmisión de cerebro a cerebro. El resultado fue que en el 70% de las rondas hubo aciertos y que los receptores lograban identificar el objeto pensado por el participante “emisor”.
Así mismo, en el 93% de las preguntas, el receptor fue capaz de identificar correctamente si el emisor había contestado “sí” o “no”. El experimento apunta a que en un futuro sea posible emitir y recibir mensajes, de cerebro a cerebro, incluso sin necesidad de usar Internet. Los científicos piensan que se ha abierto una puerta que cambiará nuestra forma de comunicarnos.
Rubén Piacentini