La biología sintética es una de las ramas científicas que provocará cambios notables en la agricultura, aseguran

21 de agosto de 202100:22

Investigación en biología Bioeconomía 

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Una de las disertaciones que más interés despertó en el congreso de Aapresid fue sobre la biología sintética, que podría ser fuente de nuevas innovaciones en el agro. El biotecnólogo santafesino Matías Zurbriggen, director del Instituto de Biología Sintética de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, Alemania) explicó qué es lo que se viene en los próximos diez años en esta materia.

Destacó que la industria farmacéutica fue pionera en este proceso. “Hoy hablamos de bio fármacos, de medicina y nutrición personalizada. El camino recorrido aportó numerosas herramientas y desarrollo de tecnologías para editar genomas. Muchos tratan de descifrar el origen de la vida y obtener genomas totalmente sintéticos. Los gobiernos de los países líderes vieron la potencialidad de la biología sintética y el futuro económico está en la bioeconomía”, destacó.

El investigador dijo que “la biología sintética (SynBio) rediseña sistemas biológicos existentes, otorgándoles cualidades mejoradas o nuevas” combinando la biología con los principios de la ingeniería. “Los organismos se ensamblan adecuadamente por partes con la misma lógica con que se arma un teléfono celular”, señaló y agregó que “trabajando en forma multidisciplinaria, la biología sintética implementa el cálculo y los principios básicos de la ingeniería para el ensamblado racional de estructuras simples hasta que se obtiene un sistema sintético complejo que cumple una función. Los genes se ensamblan para formar proteínas, ADN, un conjunto de células forman tejidos, los tejidos se ensamblan en órganos que cumplen una función”, aclaró.

La aplicación de la biología sintética es amplísima. Para dar algunos ejemplos, Zurbriggen habló de los logros en la medicina “Hace cien años la gripe mato a miles de personas. Por medio de la biología sintética se construyó ese virus y vieron cómo desarrollar una nueva vacuna. Con el Coronavirus reconstruyeron el virus sintéticamente y vieron qué parte transmite la viralidad, ese antecedente sirvió para crear la vacuna Covid-19 en dos meses. Este hito tecnológico es comparable con la llegada a la luna. Con estos resultados, hoy no se puede dar el lujo de estar en contra de estas tecnologías”, subrayó.

Esa potencialidad, dijo, puede ser aplicable a los cultivos. “La biología sintética abre una nueva ventana para potenciar el rendimiento de los cultivos, optimizar el uso del agua y los nutrientes”, dijo.

Según el experto, con las tecnologías de biología sintética se puede mejorar la fisiología de los cultivos. “Se está trabajando mucho para mejorar la eficiencia fotosintética, pasar de C3 a C4 va a ser una revolución”, destacó. Dijo que, con la octogenética, de manera remota se controla con un haz de luz la activación y desactivación de genes y se podrán simular distintos tipos de suelos y ambientes productivos.

Otro campo de investigación es el desarrollo de anticancerígenos a partir de plantas, suprimir alérgenos en maní y trigo, mejorar el valor alimenticio de los cultivos o nutrición personalizada. “El tomate comercial fue seleccionado por siglos para aumentar su productividad, en todo eso se perdieron genes del cultivo primitivo. Hoy se selecciona puntos del genoma original, con tres o cuatro mutaciones aumenta el valor nutricional. El arroz dorado es un claro ejemplo, por medio de la ingeniería genética, no sólo se aumentó los rendimientos del cereal más consumido en el mundo, sino que le adicionaron pro-vitamina A”, dijo.

Una de las limitaciones que hoy enfrenta de la biología sintética es la parte racional. Advirtió que la inteligencia artificial podría aportar muchísimo para potenciar nuevos proyectos.

“Necesitamos aumentar la productividad porque estamos limitados en superficie, y serán necesarios alimentos más nutritivos, más accesibles y proteínas para los que la puedan pagar”, señaló.

Otro de los capítulos clave de la biología sintética es la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.

“Todos estos cambios son muy rápidos, el ejemplo es la industrialización de la vacuna de COVID-19. Es todo un desafío adaptarse a un mundo cambiante”, concluyó.