Fabiola Czubaj
Rodrigo
Convencidos de que la pandemia de Covid-19 no terminó y de que debe mantenerse el “trípode de cuidados” –la distancia social, la ventilación y el uso del barbijo–, los expertos reunidos ayer en el congreso anual de la Sociedad Argentina de
Infectología (SADI) advirtieron que la emergencia ha generado cuatro deudas sanitarias que deben comenzar a compensarse en el corto plazo: el avance de la resistencia antimicrobiana, la falta de cobertura de la vacunación de chicos y adolescentes (bajó el 75% para todas las dosis de calendario durante la pandemia), otras enfermedades desatendidas, como pacientes con VIH que no hicieron sus controles, o el aumento de infecciones de transmisión sexual (ITS).
En un momento epidemiológico favorable de la pandemia, especialistas advierten sobre los otros problemas de salud pública que hay que empezar a compensar rápidamente para evitar nuevas crisis sanitarias, como la aparición de brotes de otras enfermedades, los controles preventivos o la puesta al día de tratamientos, pero sin abandonar la alerta frente a un nuevo aumento de contagios de Covid-19.
“La pandemia no terminó, no la damos por finalizada. Estamos en una etapa diferente, donde tenemos por el momento menos infecciones, pero en la que tenemos que continuar con los cuidados preventivos y tener en cuenta todo lo que nos va dejando”, sostiene Claudia Salgueira, presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), durante la primera jornada de la reunión científica anual de la entidad que se desarrolla en salones de un hotel del barrio porteño de Puerto Madero.
En diálogo con la nacion, Salgueira enumera algunas de esas deudas pendientes: el avance de la resistencia antimicrobiana, la falta de cobertura de la vacunación de los chicos y los adolescentes (con un descenso del 75% para todas las dosis de calendario, agravado por la pandemia de coronavirus), otras enfermedades que quedaron desatendidas, los pacientes con VIH que no concurrieron a sus controles o el aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS), entre otros.
“Todas estas situaciones siguen avanzando y tenemos que prestarles mucha atención”, afirma Salgueira.
De hecho, hasta mañana, las presentaciones de los especialistas que podrán seguir de manera presencial o virtual los más de 6800 profesionales inscriptos en el XXI Congreso de la SADI y el V Congreso Latinoamericano de Medicina del Viajero, con la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (Slamvi), prometen una mirada interdisciplinaria de esos problemas que el Covid-19 y las restricciones de la cuarentena pusieron en espera y su curso está permitiendo evaluar ya en los últimos meses.
“Si hay algo que aprendimos de la pandemia es que todo es muy dinámico. Hay países que todavía siguen con un incremento de casos de Covid-19 que preocupan, como el Reino Unido, porque siempre predijimos lo que nos iba a pasar por lo que estaba pasando en Europa o en el hemisferio norte. Por esto es que hay que seguir atentos”, argumenta Wanda Cornistein, presidenta del Comité Científico del congreso de la SADI.
Trípode del cuidado
Experta en la prevención y el control de infecciones hospitalarias –es jefa de ese servicio en el Hospital Universitario Austral–, Cornistein enseguida se refiere a lo que denomina el “trípode del cuidado”: uso del tapabocas o barbijo, distanciamiento social y ventilación.
“Si estoy en un ambiente cerrado, tengo que reforzar el uso del barbijo y el distanciamiento. Si estoy al aire libre, un ambiente ventilado, puedo aflojar el sostén de ciertas medidas si mantengo las otras dos –insiste–. En ese trípode se basa el cuidado no solo para Covid, sino también para otras enfermedades que se están dando en este momento, como la infección por virus sincicial respiratorio o adenovirus, que se están diseminando en los colegios, entre los adultos, y por los que tenemos pacientes internados, como por otros virus, que comparten ese trípode de cuidados con el coronavirus. Obviamente, debemos retomar las actividades que solíamos hacer, pero manteniendo ese trípode. Hay que seguir atentos”.
Para eso, Cornistein enseguida pone ejemplos sobre cómo sostener esas conductas en la vida cotidiana sin perder de vista esas tres medidas de cuidados claves contra el coronavirus. En un restaurante, donde hay que abandonar una –el uso del barbijo– para poder comer o beber, hay que mantener un mayor distanciamiento social y abrir las ventanas para que corra el aire. En un banco, donde no está esa posibilidad de aireación, hay que usar el barbijo y mantener la distancia social. En una oficina, con la presencialidad, se debe mantener una distancia prudencial con quien esté al lado, usar el tapabocas y mantener las ventanas abiertas.
Menos hospitalizaciones
“La ocupación hospitalaria por Covid-19 bajó significativamente y los casos positivos detectados en las guardias descendieron, pero no hay nada publicado todavía [en la literatura científica] sobre la población vacunada en un 70% por lo menos en la ciudad de Buenos Aires y, en promedio, en un 56% en el país, con una vacuna como Sputnik, que representa una gran proporción de la vacunación local. Y, a la vez, ya pasaron unos cuantos meses con población vacunada –continúa Cornistein–. Por lo tanto, no sabemos cómo esos factores se van a comportar. No contamos con una evidencia, no tenemos de dónde copiar o qué mirar”.
La certeza, señala la especialista, como ya lo vienen explicando inmunólogos, infectólogos y epidemiólogos, es que el virus que causa Covid muta y tendrá variantes, como sucede con el resto de los coronavirus.
“Cuán agresivas serán las mutaciones y cuánta protección vamos a tener para afrontarlas no lo sabemos”, dice Cornistein durante una pausa de las presentaciones del congreso de la SADI.
En lo personal, opina que “estamos lejos” de lo ya vivido con las internaciones y los fallecimientos en las olas anteriores del Covid-19.
“No pienso que vayamos a volver a esa situación, pero sí que vamos a tener Covid como enfermedad leve, a lo sumo moderada, pero sin requerimiento de hospitalización ni con los desenlaces mortales que hemos visto durante este año y medio”, plantea.
“Pero el virus va a seguir circulando y ahí sí hay que dar un mensaje para los grupos vulnerables, como las personas inmunocomprometidas, los pacientes oncológicos o los [adultos] mayores. Esa es la población en la que podemos volver a tener complicaciones con el Covid] que no queremos tener. Hay que pensar en cuidarse por uno y esos grupos que hay que proteger. Es el sentido común el que hará a que podamos salir mejor de esta situación y no nos tome por sorpresa una nueva ola”, concluye la especialista.ß