19 de abril de 2022
A lo largo de 2020, cuando Francisco “Pancho” García-Mansilla, Lorenzo Donnelly y su hijo Kevin compartían largas charlas de café, flotaba en el aire una sensación incómoda y unánime: el hartazgo. No es que hubiera mala relación entre ellos, todo lo contrario. Estos tres productores agropecuarios veían cómo la transformación digital era una tendencia que avanzaba en otros sectores de la economía, mientras que en una industria estratégica como el agro todavía parecía una meta lejana.
“Había aplicaciones tecnológicas interesantes pero no estaban integradas entre sí y exigían un trabajo adicional de carga de información: los productores estamos cansados de llenar planillas. Ya tenemos que subir nuestra información productiva para procesos administrativos y cuestiones impositivas. ¿Cómo hacer para que esa información que almacenamos genere valor económico directo y se pueda monetizar?”, explican a LA NACION.
Este interrogante, cuentan los fundadores, fue el motor de un proyecto que desde su génesis buscó incorporar la mirada del productor a la tecnología. La idea de transformar los datos en rentabilidad no surgió de un outsider que vio la posibilidad de explotar una necesidad latente, sino de los propios protagonistas que, conociendo al dedillo la vida en el campo y conscientes del hartazgo generalizado de sus colegas, pusieron manos a la obra para crear una comunidad digital.
Con información de seis millones de hectáreas y tres millones de cabezas de ganado, armaron una comunidad digital para así potenciar los datos de los productores agropecuarios
Con visión de negocio pero inspirados también en la idea de que los productores deben trabajar de forma colaborativa y apalancados en el Big data, comenzaron la tarea: “Queríamos desarrollar una solución integral para llevar nuestros procesos productivos a lugares nunca imaginados”.
Marea de información
El quid de la cuestión era poner en valor los datos de los productores, pero sin pedirles que subieran más información a la nube o a distintas aplicaciones. “Nos dimos cuenta de que ya existía una enorme masa de información de seis millones de hectáreas, tres millones de cabezas de ganado y 1400 empresas. Quienes contaban con esa base eran Finnegans y Albor, dos empresas de sistemas de gestión agropecuaria en la Argentina”, comenta Kevin Donnelly.
Pero había un problema: ambas compañías competían en el mismo mercado hace aproximadamente 30 años. Había que convencerlas para que se unieran en un proyecto común. La tarea no fue fácil. García-Mansilla y los Donnelly empezaron a sumar fuerzas y llamaron a Ignacio Lartirigoyen y a otros productores. Y entre todos se sentaron en la misma mesa con los directores de las fintechs, donde expusieron su visión.
“Necesitamos disponer de los datos en tiempo real e integrarlos con una mirada holística, del campo a la góndola. Si queremos convertir al agro en una industria revitalizada por la fuerza de la información, el camino es unirnos. Pensarnos como una cadena de valor que actúa en un flujo continuo. Y hacerlo no solo en los procesos productivos, sino también en el recorrido digital de los datos que se van acumulando y enriqueciendo, de punta a punta”, les dijeron.
Las conversaciones duraron meses. El plan contemplaba que las empresas digitales siguieran compitiendo en su mercado, pero que se juntaran puntualmente en esta nueva compañía para poner sus bases de datos al servicio de la comunidad de productores.
“Vimos un esfuerzo superador y nos pareció importante hacer nuestro aporte”, detalla Blas Briceño, CEO de Finnegans. “Muchos productores nos venían pidiendo que hiciéramos algo para potenciar los datos. Esta iniciativa fue una buena oportunidad para darle cuerpo a esa idea”, complementa Adrián Bruno, CEO de Albor.
Y así nació Agrology, cuyos fundadores la definen como “la primera comunidad digital creada por productores y para productores agropecuarios”. El proyecto acaba de darse a la luz.
En una primera etapa, el productor podrá usar los datos para comparar sus indicadores (rendimiento de cosecha, costos, precios de insumos, etc.) con los de otros miles de productores y un total de más de seis millones de hectáreas en la Argentina y tres millones de cabezas de ganado.
Según describen, a través de un tablero digital, el productor podrá visualizar las principales variables comparadas y así tomar decisiones que incrementen la rentabilidad de su producción. “Además, a partir de esos mismos datos disponibles, tendrá la posibilidad de obtener certificaciones sustentables y así llegar a mercados más exigentes que están dispuestos a pagar más por los granos”, indican.
“En una segunda instancia, los datos le permitirán a los productores que se sumen a la comunidad acceder a productos financieros diseñados a medida para el sector a través de acuerdos con bancos y otras entidades fintech. La pertenencia a la comunidad otorgará beneficios exclusivos como compras colectivas de maquinaria y automotores, entre otras sinergias que se desarrollarán a partir del trabajo en conjunto”, agregan.
Para Agustín Barberis, CEO de la firma, “esta es la oportunidad de que esos datos generen un beneficio económico directo para cualquier productor que quiera ser parte de la compañía”.
“Nuestro objetivo es poner en valor los datos ya existentes y disponibles y transformar la información en conocimiento y rentabilidad para la comunidad más grande del sector, de la Argentina hacia el mundo. Empezamos en el país pero apuntamos a todo el continente en el mediano y largo plazo”, concluye.