Megan Specia Traducción de Jaime Arrambide
LONDRES.– Los políticos y algunos expertos en salud pública de Gran Bretaña, Francia, España y otros países de toda Europa están impulsando un nuevo abordaje de la pandemia, un poco por audacia y un poco por resignación ante la evidencia de que el Covid ya es parte de la vida cotidiana.
Los gobiernos quieren aprovechar este momento de predominio de la cepa ómicron, que provoca cuadros de Covid más leves, y también que en algunos países la cifra de contagios empezó a caer después de varias semanas de crecimiento récord. Así que ya empezaron a cambiar sus políticas de contención de la pandemia para salir del modo “emergencia”.
En España, por ejemplo, el presidente Pedro Sánchez declaró la semana pasada que los ciudadanos “tendrán que aprender a convivir con el coronavirus, así como conviven con otros virus”, y dijo que su país debería alienar su abordaje del covid con el modo en que maneja los brotes de gripe estacional. Olivier Véran, ministro de Salud francés, dijo recientemente que los elevados niveles de contagio y los fuertes índices de vacunación en Francia “tal vez” hagan que esta sea la última oleada de la pandemia.
El cambio llega a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió esta semana que el coronavirus no debería ser abordado como la gripe estacional y que es demasiado pronto para tomar una decisión como esa: sigue siendo mucho lo que ignoramos de esta enfermedad, señaló la OMS. Además, el auge de casos de la variante ómicron todavía está golpeando el continente, y gran parte de la población mundial sigue siendo vulnerable a la enfermedad debido a los bajos índices de vacunación en muchos países, lo que acrecienta las probabilidades de que surjan nuevas variantes.
Aun así, los defensores de la estrategia de “aprender a convivir con el coronavirus” señalan que el último aumento de casos es muy distinto de las primeras oleadas, entre otras cosas, porque gran parte de la población de Europa Occidental está vacunada, y la tasa de hospitalización es mucho más baja.
Es la visión que evidentemente marca las políticas que ha adoptado el gobierno británico desde principios de este año y que se apartan claramente de la situación de “pie de guerra” que predicó el servicio de salud británico apenas en diciembre.
Esos cambios incluyen períodos de aislamiento más cortos y la eliminación del requerimiento de testeo previo a la partida para las personas que viajan a inglaterra, debido a que la variante ómicron ya era tan frecuente que los testeos no influían demasiado en la contención de su propagación.
hay algunas señales concretas de que Gran Bretaña puede estar dando vuelta a la esquina de la pandemia. El viernes se reportaron 99.652 casos nuevos, una fuerte caída en comparación con los 178.250 casos informados el mismo día la semana pasada.
Peter English, consultor para el control de enfermedades infectocontagiosas, dice que la mayoría de los sanitaristas y científicos en Gran Bretaña ya no debaten sobre restricciones, sino sobre medidas de prevención de sentido común. Ahora esos expertos impulsan más bien el uso obligatorio de barbijo y nuevas normativas para los estándares de ventilación.
“En su momento se debatió sobre la estrategia de ‘Covid cero’ y tratar de erradicar el virus a través de restricciones, pero creo que esa discusión está perdida”, dice English. “Como hemos permitido que el virus se propague tanto, será muy, muy difícil volver a meter al genio adentro de la lámpara”.
Desde esa perspectiva, “vamos a tener que convivir con un virus endémico, pero cuidado, porque endémico no significa que no sea grave”, dice el experto, y advierte sobre el peligro de simplemente “aprender a vivir con el virus” sin tomar medidas de prevención.
En inglaterra, lo más preocupante era la intensa presión que el virus ejercía sobre el Servicio Nacional de Salud (NhS), pero ese temor ha empezado a diluirse.
En España están creando un nuevo sistema de monitoreo que entrará en vigor no bien disminuya el aumento actual de casos, y hace poco el país también relajó sus protocolos de aislamiento. Pero la presión del gobierno español para que la variante ómicron sea considerada como una gripe ha sido criticada por algunos médicos y asociaciones profesionales, así como por la Agencia Europea de Medicamentos, que dicen que el virus sigue teniendo un comportamiento pandémico.
En Francia, la incidencia de nuevos casos sigue en alza, con un promedio de 300.000 nuevos casos por día durante esta semana, casi seis veces más que hace un mes. Pero el presidente Emmanuel Macron, que en abril enfrenta elecciones presidenciales, optó por mantener restricciones mínimas y se enfocó en alentar a los franceses a vacunarse.
Alemania tardó varias semanas más que algunos de sus vecinos europeos en sufrir el aumento de los contagios: el martes informó 80.430 casos nuevos, cifra que rompió el récord establecido en noviembre. Pero aunque todos concuerdan en que los casos seguirán aumentando, los expertos que asesoran al gobierno alemán no han aconsejado imponer nuevas restricciones.
Christian Drosten, el virólogo más famoso del país, señaló que muy probablemente Alemania tendrá que empezar a tratar el virus como un patógeno endémico. “Digamos que no hay que abrir la puerta del todo, pero que en algunas áreas tenemos que abrirnos un poco al virus”, dijo la semana pasada.
italia también enfrenta tasas de infección diarias de las más altas desde que empezó de la pandemia. Pero en las últimas semanas endureció las restricciones y estableció la obligatoriedad de la vacuna para todos los mayores de 50 años, así como un pase de salud para poder usar el transporte público.
En general, los científicos italianos concuerdan en que es demasiado pronto para considerar que la situación es endémica, aunque creen que tal vez ha llegado el momento de “empezar a pensar en la nueva normalidad” que implica convivir con el virus, dice Fabrizio Pregliasco, experto en virus de la Universidad de Milán.