PARÍS.- Alarmados por la nueva cepa de coronavirus, que los responsables británicos consideran “sin control”, numerosos países europeos decidieron cerrar sus fronteras con el Reino Unido que, aislado del continente, parecía sumergido en un auténtico caos.
Vuelos anulados, trenes paralizados, barcos anclados, centenares de kilómetros de camiones con mercaderías inmovilizados en las fronteras, decenas de miles de británicos y europeos que vieron de un momento para otro naufragar sus planes de Navidad. Esas fueron algunas de las manifestaciones del caos que se produjo en apenas 24 horas, después que el primer ministro Boris Johnson anunció ayer un nuevo confinamiento a los 18 millones de habitantes de Londres y el sudeste de Inglaterra, para hacer frente a una nueva variante de coronavirus, que ha duplicado en una semana los contagios.
El anuncio de esas medidas, que comenzaron a regir hoy, provocaron escenas de pánico en estaciones de trenes y aeropuertos, con miles de personas intentando dejar la capital británica antes del cierre.
“La nueva cepa está fuera de control”, propagándose a una velocidad casi 70% superior a la anterior, reconoció ayer el ministro de Salud Pública, Matt Hancock, durante una entrevista.
Gran Bretaña registró ayer una nueva cifra récord de 35.988 nuevos casos (17.500 más que el mismo día hace una semana) y 326 decesos. En total, desde que comenzó la pandemia, hubo en ese país 2.040.147 casos de Covid-19 y 67.501 muertos.
En el continente, esa declaración hizo el efecto de una bomba. Irlanda, Holanda, Italia y Bélgica decidieron de inmediato cerrar sus fronteras con el Reino Unido. Un terrible golpe para la economía del país, que se encuentra además sumergido en la fase más delicada de la negociación sobre el Brexit con sus socios de la Unión Europea (UE).
Poco después, Francia anunció una suspensión total de la circulación durante 48 horas, a fin de dar tiempo a los ciudadanos franceses y británicos que deben viajar a sus respectivos países para las Fiestas, para realizar hisopados “obligatorios” antes de entrar en territorio francés. El anuncio fue realizado poco después de que el presidente francés, Emmanuel Macron –enfermo de Covid-19 y aislado en la residencia presidencial de La Lanterne-, mantuviera un consejo de defensa de emergencia.
“Es la primera vez que esos tests son exigidos por Francia a los ciudadanos europeos”, reconoció el portavoz del gobierno francés.
Macron también se reunió virtualmente con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen con el objetivo de hallar una posición común para los 27 países del bloque.
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Alemania, que decidió suspender todos los vuelos a partir de hoy a medianoche, anunció que, aun cuando no ha detectado la nueva cepa en su territorio, toma la información “con extrema seriedad”, según reconoció el ministro de Salud Pública Jens Spahn.
En Bélgica, la suspensión de vuelos y de viajes en Eurostar provenientes de Gran Bretaña comenzaron a regir a medianoche. El primer ministro, Alexander De Croo, anunció que la medida estará vigente “al menos” por 24 horas.
“Nuestra prioridad es proteger a nuestros compatriotas. Por esa razón, suspenderemos los vuelos con el Reino Unido”, declaró a su vez el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Luigi Di Maio.
La decisión holandesa entró en vigor hoy a las 6:00 de la mañana de ayer y durará hasta el 1° de enero, mientras que Irlanda impuso restricciones a vuelos y ferries provenientes de Gran Bretaña por la noche y hasta el 31 de enero. Rumania tomó medidas similares, que estarán en vigor desde mañana a la tarde y por 15 días. Por su lado, España solicitó a la UE adoptar una medida común para todos los países del bloque. Caso contrario, Madrid tomará sus propias medidas “para proteger a sus ciudadanos”, advirtió el gobierno.
En contacto estrecho con las autoridades británicas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó ayer que, fuera del Reino Unido, fueron identificados nueve casos en Dinamarca, uno en Holanda y otro en Australia.
“En Europa, donde la transmisión es intensa y amplia, los países necesitan redoblar sus controles y métodos de prevención”, advirtió la organización desde Ginebra.
La situación es dramática sobre todo para el Reino Unido. Si las actuales restricciones debieran prolongarse durante el mes de enero, exacerbarán con seguridad los problemas de transporte ya previstos debido al Brexit. Gran Bretaña debe dejar definitivamente el 31 de diciembre la UE y su mercado común, que garantiza la libertad de movimiento dentro de las fronteras del bloque.
Según los científicos y las autoridades británicas, la nueva cepa de coronavirus, capaz de transmitirse 70% más rápidamente que la anterior, sería responsable de la mayoría de los nuevos casos registrados en los últimos diez días en el país. Por el momento, sin embargo, los especialistas son incapaces de afirmar si se trata de una variante más agresiva.
Tampoco hay seguridad en cuanto a la posibilidad de que se trate de una cepa más resistente a las vacunas actualmente disponibles. Saben, en todo caso, que la mutación se produjo en la proteína que ayuda al virus a infectar la célula, que es justamente el sitio en el cual las vacunas deben actuar. Por esa razón, aun cuando los científicos advierten que no hay razones para alarmarse, también reconocen que es esencial estudiar esa nueva variante a fin actuar en consecuencia.