Carolyn Y. Johnson
NIAID, Washington
WASHINGTON.– Los científicos norteamericanos están extremando los esfuerzos para determinar si las personas que recibieron el esquema completo de vacunación contra el Covid-19 necesitarán dosis de refuerzo, y en ese caso, si esos refuerzos pueden ser de otra marca.
Para quienes no ven la hora de dejar atrás la crisis sanitaria, el alivio de estar vacunados está siendo reemplazado por una nueva preocupación: ¿la inmunidad es un reloj en cuenta regresiva? ¿Pueden planear un casamiento familiar para la segunda mitad del año? ¿Todo el mundo tendrá que darse refuerzos de la vacuna? ¿Cuándo? ¿Quedamos todos “abrochados” a la marca o al tipo de vacuna que recibimos primero, y el refuerzo tendrá que ser igual?
“Ya sabemos que el Covid no va a desaparecer, y también sabemos que los anticuerpos disminuyen con el tiempo, así que en algún momento vamos a necesitar un refuerzo. Lo que no puedo predecir es cuándo”, dice John Beigel, subdirector de investigaciones clínicas de la División de Microbiología del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infectocontagiosas de Estados Unidos (Niaid).
Beigel está trabajando en un ensayo clínico que responderá uno de esos interrogantes, ya que probará si pueden alternarse dosis diferentes en caso de ser necesario. ¿Puede una persona que recibió las dos dosis iniciales de la vacuna de Pfizerbiontech a principios de año darse una tercera dosis de Moderna? ¿Es una ventaja o un riesgo cambiar de una marca o tecnología de vacuna a otra?
Los ensayos en Estados Unidos llegan cuando los expertos en salud de China ya están recomendando una tercera dosis para algunas personas en riesgo. Los científicos saben que la inmunidad inducida por vacunas contra la mayoría de las enfermedades disminuye con el tiempo, pero la respuesta específica en el caso del coronavirus recién llegará en las próximas semanas y meses. Para empezar, los científicos primero tienen que identificar un umbral: ¿cuál es el nivel de inmunidad mínimo suficiente para proteger a una persona? A continuación, tendrán que investigar cuánto tiempo suele tardar la inmunidad en disminuir hasta ese nivel. Y finalmente tienen que encontrar la mejor manera de reforzar o potenciar esa inmunidad.
Para el mes que viene, Beigel espera contar con los resultados de estudios de personas que se enfermaron a pesar de haber sido vacunadas en ensayos clínicos, hallazgos que podrían ayudar a establecer un umbral de inmunidad, lo que los científicos llaman “correlato de protección”. Esos estudios podrían ayudar a los investigadores a establecer un nivel mínimo de anticuerpos que indique si alguien es inmune o si esa persona es nuevamente vulnerable a la infección.
Los científicos están analizando muestras de sangre de las primeras personas que fueron vacunadas hace un año, como parte de los ensayos clínicos de las vacunas, con la esperanza de determinar si los anticuerpos subsisten o ya desaparecieron. Investigaciones anteriores revelaron que los anticuerpos contra la enfermedad permanecen en niveles sólidos durante al menos seis meses después de la vacunación con la fórmula de Moderna, aunque las variantes del virus pueden complicar el cuadro y hacer que la protección de anticuerpos se desvanezca más rápido. Un estudio reciente publicado en Nature descubrió que los anticuerpos disminuyen después de que las personas se recuperan de la infección, pero no siguen cayendo en picada: se estabilizan y siguen presentes casi un año después.
El ensayo clínico que está lanzando el Niaid testeará de forma sistemática si las personas que recibieron una marca de vacuna en enero (la monodosis de Johnson & Johnson, o las dos dosis de la vacuna Moderna o de Pfizer-biontech) tienen que recibir obligadamente un refuerzo de la misma marca, o si existen beneficios en alternar y combinar vacunas.
“La gente tiene que entender las limitaciones de los datos que manejamos hasta el momento y la crucial importancia de obtener datos para tomar decisiones futuras con base en información confirmada”, dijo Beigel. “Suponemos que está bien dar una dosis de refuerzo de cualquier otra vacuna, pero queremos estar seguros”.
Las farmacéuticas ya están haciendo pruebas con refuerzos, incluida una dosis adicional de sus propias vacunas, y también refuerzos reformulados especialmente contra la variante. Un ensayo con los refuerzos de Moderna mostró que una tercera dosis y una versión específica contra la variante B.1.351 aumentaron los niveles de anticuerpos, una señal alentadora. También está en marcha un estudio de otra opción de refuerzo que ofrecería protección contra la cepa original y el virus específico de la variante.
El ensayo de alternancia y combinación de diferentes marcas y fórmulas de vacunas debería ayudar a responder preguntas prácticas sobre el mejor aprovechamiento de sus propiedades de inmunización. Los resultados de estos ensayos estarán listos para julio o agosto, con la esperanza de que esos datos ayuden a tomar decisiones antes del próximo otoño boreal y la llegada del frío al hemisferio norte, dice Beigel.