Texto: Luisa Corradini @LuisaCorradini
8 de agosto de 2021
Uno de ellos será seguramente recompensado con el premio Nobel de Medicina por haberle dado a la humanidad la posibilidad de escapar de la pesadilla del Covid-19 con una vacuna creada en el silencio de un laboratorio. No son superhéroes. Pero todos son brillantes, persistentes y visionarios. En pocas semanas, Katalin Kariko se transformó en la cara del ARN Mensajero, esa tecnología innovadora que permitió a Pfizer/BioNTech y a Moderna desarrollar las primeras vacunas para enfrentar la pandemia. Después de haber salido de la Hungría comunista en la década de 1980, esta bioquímica instalada actualmente en Pensilvania tuvo que luchar durante décadas para hacer reconocer la importancia de sus trabajos. “Comencé a jadear. Estaba tan emocionada que tuve miedo de morir”,explicó Kariko a la prensa británica cuando conoció los resultados exuberantes de la eficacia de las vacunas basadas en sus investigaciones. Leer más…