Afirmó que “se eliminaron todas las barreras para la autorización” por parte de la OMS, que no se expidió

Luisa Corradini 

PARÍS (De nuestra corresponsal).– Tras una reunión en Ginebra con el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, el ministro de Salud ruso, Mikhail Murashko, afirmó ayer que “se eliminaron todas las barreras para la autorización” de la Sputnik V por parte de la agencia de la ONU y que solo restan “procedimientos administrativos menores”. Sin embargo, la OMS no se pronunció sobre el anuncio del Kremlin.

PARÍS.– La incógnita en torno a la autorización de la vacuna rusa Sputnik V por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) continuó ayer, alimentada por el silencio de la institución con sede en Ginebra después de que el ministro de Salud ruso, Mikhail Murashko, afirmó que todos los obstáculos que la impedían fueron suprimidos.

“La posición de Rusia con respecto a la promoción e inscripción de la vacuna Sputnik V fue escuchada. Hemos disipado todos los interrogantes […] No vemos ningún obstáculo para avanzar, lo que fue confirmado por el director general [de la OMS]”, señaló ayer Murashko, después de reunirse con el responsable de esa organización de Naciones Unidas, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Para el funcionario ruso solo queda ahora “formalizar” ciertos procedimientos administrativos.

No obstante, hasta ayer por la noche la OMS seguía sin pronunciarse sobre las afirmaciones rusas. En su cuenta de Twitter, Tedros había dicho anteayer que la reunión fue constructiva y había señalado que se discutió, entre otros temas, el proceso de listado de uso de emergencia de la OMS para las vacunas contra el coronavirus. Agradeció a Murashko por la “visita y la constructiva reunión” y escribió “gracias” en ruso.

Ampliamente usada en Rusia y en otros 70 países –como la Argentina–, la autorización de la Sputnik V sigue bajo estudio por la OMS y por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). La aprobación podría abrirle nuevos mercados, especialmente en Europa, que solo emplea por el momento cuatro vacunas: Pfizerbiontech, Astrazeneca, Moderna y Johnson & Johnson.

En mayo pasado, la OMS informó que había suspendido el proceso de autorización de la vacuna rusa después de que sus inspectores detectaron irregularidades en una de las plantas de la empresa Gamaleya, que la produce.

Así lo indicó en ese momento Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la rama regional de la OMS. Según Barbosa, la inspección había detectado riesgos de contaminación cruzada que debían ser resueltos.

“La OMS espera ahora que el fabricante informe que su planta cumple con el código exigido”, precisó.

Los tropiezos protagonizados por la Sputnik V despertaron la desconfianza de varios líderes internacionales. El miércoles pasado fue el turno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. invitado por Vladimir Putin a la estación balnearia de Sochi, al borde del mar Negro, no se dejó convencer por los argumentos del mandatario ruso, que hizo un auténtico panegírico de la vacuna rusa. Erdogan rechazó diplomáticamente la propuesta, al confiarle que había sido inmunizado con dos dosis de Pfizer-biontech.

La anécdota puede hacer sonreír, pero traduce las dificultades que encuentra Rusia para dar credibilidad internacional a su vacuna. Sin hablar de la resistencia manifestada por sus propios ciudadanos. Y Moscú tiene urgencia de que la situación cambie, porque el país no consigue detener la tercera ola de covid-19, que comenzó en junio. Tras un pico de contagios registrado a comienzos de julio con 25.000 casos cotidianos, la variante delta se difunde masivamente y el número de enfermos estalla. Por cuarto día consecutivo, el país registró un récord de decesos en

24 horas (887), según cifras oficiales. El día anterior, ese número fue de

  1. Rusia es el país más azotado de Europa por el coronavirus, con poco más de 205.000 muertos.

Medidas

La situación se ve agravada por la negativa del gobierno de imponer medidas sanitarias más estrictas, el escaso uso de barbijos y la resistencia de la población a la vacunación. Solo 29% de los rusos están completamente vacunados, aun cuando existen cuatro vacunas nacionales, según el sitio especializado Gogov.

Sin embargo, hace seis meses, la Sputnik V había parecido ganar la apuesta. Su creador y fabricante, el instituto Gamaleya, consiguió poner a punto rápidamente un suero de vector viral con más de 90% de eficacia contra el covid-19. Hoy la situación está bloqueada. Ni la UE ni la OMS la reconocen, aun cuando muchas otras hayan sido homologadas por el organismo de la ONU, como las chinas Sinopharm y Sinovac, el 1° de junio de pasado.

En el caso de la UE, esto significa que la Sputnik V no sirve en el marco del pase sanitario europeo. Moscú argumenta que ese rechazo responde a cuestiones políticas. Pero la negativa de la EMA podría simplemente ser jurídica. “Los rusos no están familiarizados con los procedimientos. Pero, sobre todo, cuenta el aspecto sanitario”, explica una fuente de la institución.

Ya en febrero pasado, datos publicados por la revista especializada The Lancet habían provocado inquietud entre los especialistas. En francia, un estudio también se interrogaba sobre la homogeneidad de la eficacia de la Sputnik V sobre todas las franjas de edad.

Uno de sus autores, Jean-daniel Lelièvre, jefe de servicio de Enfermedades infecciosas en el hospital Mondor y experto en vacunas de la Alta Autoridad de Salud, precisa: “Se anuncian tasas de 92%, 90%, 91% ya se trate de los mayores de 60 años o los vacunados de entre 18 y 30 años. En general las vacunas pierden eficacia con la edad. Esos resultados son muy inhabituales”