Mauricio Giambartolomei archivo
Por primera vez en los últimos dos meses esta semana la cantidad de casos diarios de coronavirus superó la barrera de los 2000 contagios en dos jornadas consecutivas. Aunque podría tratarse de un efecto del último fin de semana largo, cuando por lo general bajan los registros de los nuevos enfermos que se informan con cierto retraso por la carga de datos, el aumento sigue la tendencia de las últimas semanas que se da en forma lenta, pero progresiva.
Después del pico de la segunda ola, producido entre mayo y junio de este año cuando los promedios semanales superaban los 32.000 casos diarios, la curva comenzó un descenso pronunciado y sostenido hasta el 12 de octubre, día que se produjo un quiebre y se invirtió la tendencia después de más de 20 semanas a la baja. A diferencia de lo que ocurrió en los peores momentos de la pandemia la tasa de mortalidad se mantiene baja y también las internaciones en las unidades de terapia intensiva (UTI).
El incremento moderado ocurre, principalmente, en las grandes ciudades. En todo el país también aumentó la positividad en los testeos que tocaron un piso promedio diario del 2% entre septiembre y octubre pasados y hoy se encuentra en 6%. Sin embargo para el Ministerio de Salud de la Nación las variaciones no deben analizarse en forma diaria sino en períodos más prolongados. El viernes, de hecho, los casos volvieron a descender y se ubicaron por debajo de los 2000 y ayer se informaron 1521 nuevos contagios y 12 fallecidos. Con esta idea coinciden los expertos consultados por la nacion que consideran un nuevo rebrote o tercera ola por delta como una posibilidad, aunque con un impacto menos grave por el alcance de la vacunación.
Con delta como predominante y la experiencia de lo que está ocurriendo en varios países de Europa que se encuentran en crisis sanitaria la comunidad científica local sostiene, además, que es difícil predecir qué pasará en la Argentina y hasta cuándo subirán los contagios. La aparición de ómicron siembra aún más interrogantes mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) analiza su impacto para determinar cuál es su nivel de transmisibilidad, su agresividad y si es esquiva al sistema inmune.
“Hay que analizar los promedios semanales. Se está viendo un aumento larvado, con una pendiente de ascenso muy lenta y diferente a la expansión de la segunda ola. Esto tiene que ver con el impacto de la vacunación que está frenando la rápida explosión de casos como se ve en otros países”, sostiene la infectóloga Leda Guzzi para explicar el escenario actual. “Podría pasar que haya un pico más abrupto, pero no se puede predecir. El factor clave es que completemos los esquemas y las terceras dosis”, agrega.
El año pasado, en la antesala de la segunda ola de infectados, el repunte comenzó la segunda quincena de diciembre, cuando se registraba un promedio semanal de 5000 casos y unos 150 fallecidos diarios. La escalada se frenó un mes después cuando el promedio de nuevos enfermos rondaba los 12.000 por día con 150 decesos. Pero luego de las semanas más fuertes de la temporada de verano hubo un nuevo ascenso vertiginoso hasta promediar más de 32.000 nuevos casos y 600 víctimas por jornada a mitad de año. El contexto era diferente porque en 2020 no había vacunas y hoy el 80,3% de la población tiene al menos una dosis (36.451.567 personas) y el 64,5% completó el esquema (29.284.502 personas) de inmunización.
“Nadie puede decir si este es el inicio de un pico pandémico o cuál será su intensidad. Lo que sí podemos saber es que hay un elevado porcentaje de circulación de la variante delta y, cuando hay delta, hay alta transmisibilidad. No se puede magnificar el escenario de las próximas semanas por las condiciones climáticas y por la cantidad de vacunados. Además tampoco se pueden marcar escenarios porque no hay cruzamiento de datos epidemiológicos”, apunta el doctor Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica.
El médico sostiene que el virus podría afectar en mayor número a los jóvenes, el grupo más susceptible a enfermarse, cuando aún hay un 36% de la población que no completó el esquema. “Lo esperable es que se generara mayor cantidad de casos de delta, como está pasando, porque delta está provocando esta transmisibilidad. El mundo académico piensa que el esquema de vacunación completo son las tres dosis y es necesario iniciar una campaña que incluya a los mayores de 18 años que hayan cumplido los seis meses de la segunda aplicación. Tres dosis y la combinación de plataformas brindan mayor inmunidad”, agrega Debbag.
Lo que ocurrió esta semana en las jornadas que se superan los 2000 casos fue similar a lo que sucedió luego del fin de semana largo de octubre cuando hubo un repunte de casos. Para Jorge Aliaga, exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires, se debe mirar con cierto recaudo. “En los días no laborables se provoca una baja en la carga de datos que luego hace una subida y después se compensa. Tendría en cuenta esa variable para decir si está desbordando o no”, argumenta.
Aliaga sostiene que hay dos factores en tensión constante: el predominio de delta y la vacunación. “En el mundo se ve que en la medida en que hay más gente vacunada hay más gente vacunada que se enferma porque la vacuna no es 100% eficaz. En proporción se contagia mucho menos la gente vacunada y hace cuadros menos graves. No sabemos si los casos continuarán en alza, pero sí está claro que las muertes no van subiendo”, sostiene.
En efecto, el promedio de los fallecimientos diarios se encuentra en los niveles más bajos y, en una meseta desde hace más de un mes, en el orden de los 20 decesos por jornada (el viernes fueron 25). Además la ocupación de las camas del servicio de Unidad de Terapia Intensiva (UTI) se encuentra en los niveles más bajos desde que comenzó la pandemia. La Ciudad de Buenos Aires, en su último reporte, informó que cuenta con un 2,5% de demanda en el sector público y un 7,7% en el privado; mientras que a nivel nacional la ocupación es de 35,5% y en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) de 40,3%.
“Delta llegó y se está diseminando. Cuando reemplace totalmente a Manaos los casos seguirán subiendo como ocurrió en todo el mundo. Puede estar ocurriendo eso ahora con más del 30% de la población sin las dos dosis y un 30% al menos, con más de seis meses de aplicada la segunda dosis”, analiza el neurólogo Conrado Estol.
La liberación total de los protocolos sanitarios, la falta de cuidados personales, el porcentaje de la población sin los esquemas completos de vacunación y la caída en la carga de la inmunización que otorgan las vacunas son, para Estol, las razones que pueden propiciar otro rebrote. Además de las nuevas variantes, como la que surgió recientemente en África, y que aún se debe determinar su peligrosidad.ß