La Academia de Ciencias Médicas de la Provincia de Santa Fe es la primera que se crea en una provincia Argentina.
Como una segunda originalidad, nace bajo una estructura polifacética integrando un Claustro de 30 Académicos Fundadores conformado por 15 Médicos y 15 Doctores en las Ciencias intercurrentes y promotoras del progreso y ejercicio del Arte de Curar como la Física, la Química, la Ingeniería Sanitaria, la Investigación Básica, la Protección Medioambiental, la Odontología, las Matemáticas, la Bioquímica, la Medicina Veterinaria., la biología, la bioestadística, etc.
Otra novedad es haber creado la Asociación Civil, para que además del marco jurídico, se ocupe de las tareas inherentes a los asuntos administrativos y legales de una Institución Civil, reconocida por Fiscalía de Estado de la Provincia, dejando toda la responsabilidad científica en manos de un Claustro formado exclusivamente por Académicos.
Finalmente, debemos mencionar que los 30 Académicos con que se inicia el Claustro, fueron todos designados previamente en Academias Nacionales, con la categoría de “correspondientes”, por no vivir en la Capital Federal. Razón por la cual, el primer Claustro recibió la designación de “Claustro Fundacional”, por única vez.
* El relato de la vida de Akademos está en la obra “Vidas Paralelas” de Plutarco (Siglo 1)
¿Y cuál el pensamiento rector?
Debíamos inspirarnos en la más antigua y representativa, la Academia Nacional de Medicina de la Ciudad de Buenos Aires,
fundada en 1822, en los albores de la Republica, por Bernardino Rivadavia, entonces Ministro de Gobierno, quién fuera designado por el primer Claustro Académico como Presidente de Honor.
Próxima a cumplir dos siglos atesora la noble experiencia con que el tiempo la supo vestir…
¿ Bajo que base debe plantearse la gestión Académica?
Sabe el científico que sus conocimientos se fueron conformando bajo el lema activo que vivió al hacerse universitario y por eso consideró a la casa de estudios metafóricamente, su Alma Mater, y también conformó su pensamiento de tal modo que sus avances, sus descubrimientos debían asentarse en una “gestión con espíritu crítico”, para alcanzar la verdad.
Allí aprendió a definir una certeza luego que fuera procesada por el análisis existencial utilizando el instrumento de la duda y en esa tarea haber encontrado la más auténtica calificación.
El Académico sabe que no debe renunciar a movilizarse atrás de la veracidad, porque está en su estirpe. No se colectiviza atrás de una tendencia cuando, con los años todo cambia a su alrededor, porque sabe que la honradez puesta en la búsqueda de su verdad sigue viva como en su tiempo de joven estudiante, porque en su fuero interno ha consustanciado y ejerce el espíritu crítico, que nunca le hizo perder su dirección.
Tomamos de Octavio Paz, Nobel de Literatura 1990, preclaro pensador, exégeta de los valores esenciales del humanismo de su libro “Pasión Crítica”,
“El espíritu crítico es la gran conquista de la edad moderna. Nuestra civilización se ha fundado precisamente sobre la noción de crítica: nada hay sagrado o intocable para el pensamiento excepto la libertad de pensar. Un pensamiento que renuncia a la crítica, especialmente a la crítica de sí mismo, no es pensamiento. Sin crítica, es decir sin rigor y sin experimentación, no hay ciencia; sin ella tampoco hay arte ni literatura. Inclusive diría que sin ella no hay sociedad sana. En nuestro tiempo creación y crítica son una y la misma cosa(…)”
Una Academia de Profesionales de Ciencias Médicas no ha sido fundada para honrar las cualidades de sus Miembros sino para servirse de su oferta de consejo, apoyatura y experiencia reunidas para alimentar las mentes de las generaciones que les han de suceder en el correr del tiempo.
Todo profesional que es incorporado a la Academia tiene algo del resiliente, aquel que después de concluir, vuelve a retomar el impulso original para ofrecer ese fruto a terceros.
No tiene intereses…tiene una misión.