Mauricio Giambartolomei

Dos metros de distancia, durante un poco más de dos años, marcaron la era del distanciamiento social en todo el país desde que apareció el Covid-19. La etapa de las restricciones fue quedando atrás con la liberación progresiva de actividades con protocolos y parece haber terminado definitivamente desde que el Gobierno estableció, a principios de abril, el fin de aquella medida que, en los últimos meses, ya se respetaba en pocos lugares.

La normalización de los 237 pasos fronterizos llegó después. Y enseguida el anuncio del gobierno de la provincia de Buenos Aires para decretar el uso optativo del barbijo en espacios cerrados, escuelas y ámbitos laborales, a excepción del transporte público, se sumó al viaje de retorno hacia la normalidad precoronavirus. La pregunta que surge es: ¿todo esto significa que alcanzamos el fin de la pandemia y la transformación hacia la endemia?

El contexto sanitario ayuda y resulta favorable para establecer nuevas pautas de prevención. En la provincia de Buenos Aires, el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, argumentó que la decisión de terminar con la obligatoriedad del uso del barbijo responde a las 10 semanas consecutivas con descenso de casos en todo el país. Según la información oficial en la última semana, hubo una baja del 99,25% respecto de la segunda semana de enero de este año, cuando ocurrió el pico máximo de infectados con coronavirus.

Sin embargo, la caída del último bastión de la pandemia, el barbijo como símbolo elemental de dos años sumergidos en nuevos hábitos, no significa la transición hacia una enfermedad estacional, de acuerdo con la opinión de algunos expertos consultados por la nacion. Aunque la flexibilización del uso del tapabocas en varias jurisdicciones (Mendoza y la ciudad de Buenos Aires ya no lo exigen en las escuelas) es un síntoma de los valores epidemiológicos actuales.

“Todavía tenemos que esperar un poco más para definir si estamos o no en una endemia. Hay que esperar qué pasa durante el invierno. Si hay un gran porcentaje de vacunados con tres dosis, podría crecer el número de casos, pero bajar el número de internados graves y fallecidos, por lo que podríamos ingresar en una endemia”, analizó el infectólogo Eduardo López. “En ese escenario, si aparece la variante XE, el impacto no sería tan grande. Hay que ver la evolución. Por ahora seguimos enfocados en ómicron y la subvariante BA.2”, agregó.

En el país se espera la llegada de nuevas cepas, como anticipó días atrás el ministro de Salud de la ciudad, Fernán Quirós, quien también se refirió al uso de los barbijos. “Seguiremos evaluando semana a semana en qué momento podemos dar otros pasos, siempre de la manera más segura y manteniendo el cuidado de la ciudadanía de manera apropiada. En los próximos días o semanas, de acuerdo con las evaluaciones que hagamos, iremos comunicando a la sociedad cuáles son las mejores estrategias para cada semana”, dijo.

XE es una nueva variante híbrida del Covid-19 detectada en el Reino Unido. Para la comunidad científica, es un 10% más transmisible que la BA.2 y posiblemente produzca una nueva ola de casos, pero sin mayores complicaciones en la población vacunada con tres dosis. Hoy, en la Argentina hay un 43% de la población con tres dosis (19.539.562 personas) y 81,7% con dos dosis (37.064.170 personas), aunque aún más del 10% no completó el esquema inicial o no accedió a ninguna vacuna.

“No se puede hacer una vuelta de página total porque la pandemia se debe ver de acuerdo con los períodos, como ocurrió en Alemania, que ha vuelto a poner restricciones. En nuestra región hay una disminución grande de circulación viral y hay que adaptarse a ese momento”, sostuvo el infectólogo Ricardo Teijeiro. “Los casos son pocos con respecto a enero, pero eso no quiere decir que deje de circular el virus, todavía no. Seguramente dejará de circular, pero con los nuevos brotes del mundo y el contacto fluido por la gente que viaja hay posibilidad de que ingresen nuevas variantes. Aunque no tendremos la mortalidad y la agresividad de otras olas, hay que estar atentos”, explicó.

Para la médica Elena Obieta, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), las medidas de relajamiento “deben ser paulatinas en función de la epidemiología”. Respecto del uso del barbijo, con la circulación del virus de la influenza ya decretado, alerta de sarampión y sin toda la población objetivo vacunada, consideró que “no es momento para quitarlo, mucho menos en los espacios cerrados. Si hay un repunte de casos de Covid-19 o de otras enfermedades, debería ser un elemento de prevención, una buena enseñanza de la pandemia, una buena consecuencia”, agregó Obieta.

Además de la reducción de casos entre los peores días de enero y la actualidad, la cantidad de personas internadas en terapia intensiva por coronavirus registró una disminución del 12% en relación con la semana anterior y la ocupación total en todo el país es del 37,6%, según la información publicada por el Ministerio de Salud de la Nación. El índice de positividad de los testeos, en tanto, se ubica en 4,1%, después de alcanzar picos de 74%.

En cuanto a los fallecidos, en la semana epidemiológica número 10 se registraron 1,5 muertes cada 100.000 habitantes en personas sin vacunación. Este porcentaje descendió a 0,4 muertes en personas que cuentan con una dosis de vacuna o con segunda dosis inoculada en un tiempo inferior a 120 días. La tasa bajó a 0,2 en personas que cuentan con tres dosis o la segunda dosis aplicada en un tiempo superior a 120 días.

“El uso del barbijo tiene que ver con la pandemia, porque antes no lo usábamos en época de gripe. Trataría de analizarlo desde el coronavirus, que hoy tiene una baja tasa de afección, bajo porcentaje de internación y baja cantidad de pacientes internados en terapia intensiva con Covid cada 100.000 habitantes. Las medidas pueden ir y venir, dependerá de la situación epidemiológica”, dijo Martín Stryjewski, jefe de Internación del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (Cemic).

“La gente está harta de usar el barbijo y no podemos pretender que lo siga usando después de tanto tiempo de obligatoriedad. Pero que no te obliguen a usarlo no quiere decir que no lo puedas usar como cuidado personal. En las personas grandes, las embarazadas y los pacientes de riesgo es recomendable seguir usándolo. Estamos en una época de incertidumbre, no sabemos qué pasará hasta que el Covid se transforme en una enfermedad estacional”, agregó Stryjewski.

Teijeiro aportó un concepto parecido: “El barbijo nos protege contra todas las enfermedades respiratorias, más allá del Covid. Pero ¿quiénes deberían seguir usándolo en forma preventiva? Las personas más vulnerables, los adultos mayores, aquellos que están más en riesgo. El uso del barbijo podría quedar para siempre como herramienta de prevención”.