Será para personas de riesgo desde 3 años y para mayores de 50.

Mauricio Giambartolomei

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La Argentina se sumará a un racimo de países que ya comenzaron a aplicar la tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19. A partir de diciembre, como anunció ayer la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, la próxima etapa de inmunización comprenderá a personas inmunodeprimidas desde los 3 años que hayan completado el esquema con cualquier vacuna y a mayores de 50 que recibieron dos dosis de Sinopharm.

El personal de salud, uno de los primeros grupos en ser vacunados, también estará contemplado. “A partir de diciembre se empezará con el refuerzo. Vamos a comenzar por el personal de salud y a avanzar escalonadamente como fuimos avanzando con nuestra campaña de vacunación. El año de los refuerzos en la Argentina será 2022”, sostuvo la ministra, al diferenciar las terceras dosis, que completan el esquema primario, de los refuerzos.

¿Se trata de una cuestión semántica, conceptual o hay diferencias entre terceras dosis y refuerzos? Para ampliar la información, ante la consulta de la nacion, desde la cartera sanitaria explicaron que la dosis adicional se administra “luego de un esquema primario con el beneficio demostrado de una dosis extra (situación en adultos mayores con vacunas de virus inactivado)”. Mientras que una dosis de refuerzo, o booster, “se aplica luego de un esquema primario con respuesta inmunológica inicial suficiente, ya que es probable que la respuesta disminuya con el tiempo”. En otras palabras, la tercera dosis complementa el esquema primario para ampliar la protección, y el refuerzo, después de haber recibido el esquema primario recomendado, amplía la inmunidad en forma periódica.

“Un calendario completo en un paciente normal incluye dos dosis. Pero en aquel con una enfermedad preexistente que hace que la vacuna no tenga una buena respuesta, por ser un adulto mayor o por tener un tratamiento inmunosupresor, requiere una tercera dosis. Ellos tienen inmunidad con las dos dosis, pero no logran el nivel que se pretende, por lo que se debe dar una tercera dosis”, explicó el infectólogo Ricardo Teijeiro.

Vacunados en la Argentina

“Las terceras dosis se aplicarán en aquellos individuos en los que la vacuna no respondió adecuadamente por alguna afección de salud, como pacientes oncológicos, inmunodeprimidos o trasplantados. El refuerzo será para aquellos que tienen el plan completo y que tienen mayor riesgo, mayor exposición al virus con el virus, como los trabajadores de la salud”, amplió.

El Ministerio de Salud deberá realizar un relevamiento para determinar cuál es la población objetivo para comenzar a aplicar las dosis de refuerzo. La administración de los componentes se debería resolver junto a las provincias en alguna sesión del Consejo Federal de Salud (Cofesa). Pero, de acuerdo con Vizzotti, entre las personas inmunodeprimidas mayores de 3 años y las mayores de 50 inoculadas con Sinopharm serán aproximadamente 1.600.000 en total. “La vacuna Sinopharm es segura y eficaz, pero esa dosis adicional se dará a dos poblaciones que tienen menor capacidad de respuesta en sus sistemas inmunes”, dijo la ministra.

“Las vacunas de virus inactivado, como la de Sinopharm, necesitan varias dosis para tener buena inmunidad. Estas vacunas requieren varias dosis para tener mayor protección, y se sabía que con Sinopharm había que colocar una tercera dosis porque la cantidad de anticuerpos no es suficiente para tener una eficacia alta”, detalló el infectólogo Eduardo López.

Chile y Uruguay (ambos aplicaron Coronavac, de virus inactivado), el Reino Unido, Francia, Alemania, Israel y Emiratos Árabes son algunos de los países que ya comenzaron a administrar dosis extras. “A los pacientes inmunodeprimidos se les caen más rápido los anticuerpos, tienen menos que los pacientes normales, y la tercera dosis se dará para que los títulos de anticuerpos levanten más rápido, cualquiera sea la vacuna en general”, explicó el especialista.

“No significa que se deba dar todos los años, dependerá de lo que se llama la cinética de anticuerpos, la cantidad de tiempo que tardan en bajar los anticuerpos o cómo los anticuerpos pueden subir o bajar”, agregó. Es decir, para las personas que no tienen afecciones de riesgo o mayor exposición al virus dependerá de la circulación epidemiológica del momento si se aplica o no una tercera dosis.

La diferencia entre tercera dosis y refuerzo es solo un asunto semántico para el doctor en Bioquímica Jorge Geffner, titular de la cátedra de Inmunología de la Universidad de Buenos Aires (UBA): “No hay diferencia. Es posible que se tome el refuerzo para dar todos los años, como ocurre con la vacuna de la gripe, aunque la discusión semántica es secundaria, no es sólido porque depende de en qué escenario se toma, y en definitiva esos grupos estarán recibiendo una tercera dosis”.

A los pacientes inmunodeprimidos (personas con tratamientos oncológicos, trasplantados o con afecciones inflamatorias crónicas) “hay que darles una tercera dosis porque el patrón de seroconversión, es decir, la producción de anticuerpos, es muy bajo”, explicó Geffner. “Lo importante es saber cuál será el calendario. Después de los ocho o nueve meses de la primera aplicación, en algunos estudios se ve una caída de anticuerpos y de efectividad. Al dar una tercera dosis se ve que en ese momento pican mucho los anticuerpos”, dijo el bioquímico.

A diferencia de los otros expertos consultados, Geffner opinó que una vez alcanzados los grupos prioritarios con los refuerzos “habría que alcanzar a toda la población” con una tercera dosis. “Esta no es una vacuna que dura toda la vida, aunque toda la información disponible demuestra que después de un año aún queda un nivel de protección muy importante”, destacó.