Mientras ómicron se propaga a toda velocidad -con delta, un positivo podía contagiar a cinco personas y con ómicron a 10- los especialistas enfatizan lo imperioso del refuerzo. Hasta ahora, se aplicaron poco más de 6.500.000 terceras dosis en la Argentina, indicadas a partir de los 4 meses de finalizado el esquema primario con dos dosis, insuficientes para batirse a duelo con la nueva variante.

Desde el Ministerio de Salud, miran con confianza esta etapa del plan de vacunación y afirman que hasta marzo se proponen avanzar con el refuerzo a mayores de 18 años, no sin antes completar los esquemas que faltan de segundas dosis.

“El 24 de diciembre se llegó a las 100 millones de dosis recibidas. No habrá falta de vacunas, hay en cantidad suficiente. Por ahora, no hay información sobre nuevos ingresos de sueros”, dijeron a LA NACION fuentes de la cartera que conduce Carla Vizzotti. El 21 de diciembre arribaron 2,6 millones de las 20 millones de Moderna que se compraron para 2022; el 24 de diciembre, casi 740.00 de Pfizer, y el martes último entraron 1.704.000 de Cansino.

En diciembre arribaron 2,6 millones de las 20 millones de Moderna que se compraron para 2022

¿Por qué dar refuerzos luego de cumplidos 4 meses de la segunda dosis es crucial? “Las investigaciones demuestran que para delta la respuesta inmune declina a alrededor del 40% a los 6 meses de la segunda dosis, pero para ómicron desciende todavía más, por eso se acordó dar el refuerzo o booster a los 4 meses, empezando por las personas mayores, en quienes esa respuesta inmune disminuye más rápido”, explica Florencia Bruggesser, médica infectóloga y secretaria de Capacitación de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).

Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe), añade que, excepto Sinopharm, que tiene menos, todas las vacunas con dos dosis alcanzan una efectividad del 30% para evitar la infección por ómicron, aunque esa protección trepa al 90% en la reducción de complicaciones y muertes.

“Pero si se da un refuerzo -dice Debbag- transcurridos los 14 días no solo se reducen mortalidad y complicaciones sino también la probabilidad de infección, ya que la protección aumenta al 70%. Por eso, el refuerzo es fundamental para prevenir la infección por ómicron y disminuir la transmisión de la variante, que genera el riesgo de una nueva mutación y de que, al haber tantos casos, se produzca una disrupción sanitaria y social, con afectación de servicios y saturación del sistema de salud.”

En nuestro país, desde inicios de noviembre pasado, se viene vacunando con una dosis adicional a personas inmunocomprometidas (con disminución del sistema de defensa del organismo) mayores de 3 años, sin importar qué vacunas habían recibido, y también a los mayores de 50 con dos dosis de Sinopharm. Esa tercera dosis (en la que no se vuelve a administrar Sinopharm) es parte del esquema primario y se aplica cuando la respuesta inmune inicial puede ser insuficiente. Hay otras vacunas con esquemas primarios de 3 dosis como la antipoliomielítica o la quíntuple. Una vez recibida la adicional, transcurridos los 4 meses, se debe inocular el booster.

El refuerzo, en cambio, es la administración de una dosis de vacuna luego de un esquema primario completo (dos dosis) cuya respuesta inmune es suficiente, pero va declinando en el tiempo. Los refuerzos comenzaron a aplicarse luego del 10 de noviembre pasado.

Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria del Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires, señala que tenían previsto un universo cercano a 160 mil personas que debían recibir dosis adicionales y que ya más del 90% la obtuvo. En la provincia de Buenos Aires, según informaron fuentes del gobierno bonaerense, entre los mayores de 50 años vacunados con Sinopharm, el 39% recibió la dosis adicional. En cuanto a la dosis de refuerzo, en CABA se vacunó al 21,1% y en provincia, al 14,53%.

“Hay mucha demanda de vacunación, y en esto confluyen varios aspectos: la exigencia del pase sanitario, las vacaciones y el aumento de los contagios”, dice el físico Jorge Aliaga, secretario de Planeamiento de la Universidad de Hurlingham y asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires. En territorio bonaerense están liberados los refuerzos sin importar el lugar de residencia para mayores de 60 años y personal de salud que hayan cumplido 4 meses de la segunda dosis.

Mientras crece la ansiedad por recibir la tercera dosis ante la nueva ola de contagios, las autoridades aseguran que hay vacunas suficientes y que se avanzará con la mayor celeridad posible en la campaña AGUSTIN MARCARIAN – X03747

 “Hace más de 5 meses que recibí la segunda dosis en CABA y, como no me llega la citación, me fui hasta Haedo para ver si me podía vacunar sin turno -dice Inés, de casi 63 años-. Pero había una fila demasiado larga, muy desordenada, con gente encimada, y no tenía ni tiempo para esperar ni intención de meterme en esa aglomeración. Me fui sin mi vacuna…”

“Les pedimos paciencia -enfatiza Battistella-. Los estudios indican que recién al sexto mes hay una deficiencia importante de anticuerpos. Entre enero y febrero queremos administrar el refuerzo a todos los residentes en CABA mayores de 40 años. Para eso hemos sumado 3 vacunatorios. Se vienen aplicando alrededor entre 30.000 y 35.000 vacunas por día. En la ciudad siempre es con turno, ordenadamente de mayor a menor edad y seguimos de esta manera.”

Desde el ministerio de Salud de la Nación detallaron que actualmente se dispone de vacunas AstraZeneca de principio activo argentino, Sputnik (primer componente y light), Pfizer, Sinopharm y Cansino. “Durante el verano, el plan es avanzar lo más posible en el refuerzo de mayores de 18 años que iniciaron el esquema de vacunación con el pase sanitario, que resultó muy efectivo porque desde que entró en vigencia 700 mil personas que no estaban vacunadas se vacunaron”, aseguraron fuentes de la cartera.

Sobre la vacuna Pfizer pediátrica, que podrían recibir chicos de 5 a 11 años, explicaron que se encuentra en estudio en la Anmat. Los contagios entre los niños están aumentando, en algunos casos con hospitalizaciones, y hasta ahora no se ha mencionado la posibilidad de darles refuerzo luego del esquema primario.

Desde el inicio de 2022, se aplicaron en el país casi 950.000 dosis de refuerzo, con más de 600.000 dosis en un solo día. “La realidad está siempre lejos de lo ideal, pero si comparamos nuestra campaña con el resto del mundo estamos a la delantera, incluso respecto a países de mucho más poder adquisitivo, donde calaron hondo las ideas antivacunas -plantea Víctor Romanowski, de la Red Argentina de Investigadores en Salud (Raiis) e investigador superior del Conicet-. El refuerzo se está aplicando a buen ritmo, pero hay limitaciones en la capacidad del sistema, aunque también voluntarios solidarios que se han presentado para ayudar”.

En la Argentina, recuerda Romanowski, casi el 85% de la población recibió al menos una dosis y el 73%, dos dosis. Son cifras similares a las de Bélgica, Suecia, España, Reino Unido, Francia, Austria, Italia, Dinamarca, Singapur, Noruega y Finlandia. En América del Sur, llevan ventaja Chile (85%) y Uruguay (77%).

“Nuestro porcentaje de vacunados es bueno, pero lo logramos recién en un año -dice Silvia González Ayala, profesora titular de la Cátedra de Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata-. Y la dosis adicional y el booster también vienen lentos”.

La experta señala que otro problema es que existen millones de personas vacunadas con Sinopharm, que ha mostrado menor capacidad para generar anticuerpos. “Todas las vacunas son útiles, pero tienen distinta eficacia. Las de Moderna y Pfizer, que son las de ARNm, son las más eficaces, pero han sido las que llegaron en menor cantidad. De Moderna recibimos 3,6 millones donadas por Estados Unidos y se dieron a adolescentes y de Pfizer se compraron 24 millones de dosis para las cuales se prorrogó el vencimiento”.

Bruggesser, en tanto, sostiene que, si bien hasta ahora las infecciones por ómicron demostraron ser menos graves, el creciente número de contagios puede interferir en el sistema de salud. “Hay que completar el booster y seguir con medidas de prevención para estar correctamente protegidos. En las olas anteriores estaban colapsadas las terapias intensivas, ahora sucede en los centros de testeo y en las guardias. Si en menos de 48 horas se trepó de 40 mil a 100 mil casos, estamos ante un panorama preocupante”, concluye.

En lo que hay acuerdo entre todos los especialistas más allá de las distintas miradas sobre el ritmo de vacunación y las estrategias empleadas, es que la salida está en el refuerzo y que las pautas de cuidado sanitario no se pueden relajar.

Gabriela Navarra