La Casa Blanca busca acelerar el proceso de inmunización global; largas negociaciones

  1. May 2021

     Rafael Mathus Ruiz CORRESPONSAL EN EE.UU.

 

WASHINGTON.– El gobierno de Joe Biden decidió apoyar la suspensión de los derechos a la propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus, en un intento de aumentar su producción global. Se trata de un respaldo inédito y crucial a favor de una iniciativa que puede torcer la lucha contra la pandemia en el peor momento de la crisis. “Esta es una crisis de salud global, y las circunstancias extraordinarias demandan medidas extraordinarias”, dijo ayer la representante comercial de Estados Unidos, la embajadora Katherine Tai.

La India y Sudáfrica aparecían al frente de una ofensiva global en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para suspender las patentes de las vacunas, abrir las fórmulas a todos los países y liberar la producción global para mitigar los estragos causados por el virus.

Estados Unidos, que históricamente ha protegido las patentes y la propiedad intelectual, había bloqueado la idea.

Ahora Tai dijo que el gobierno se encuentra negociando “activamente” con la OMC para avanzar con la suspensión de las patentes, y que además la Casa Blanca trabajará para ampliar la oferta de insumos para las vacunas, ante los cuellos de botella que ya aparecen en las líneas de producción.

La Casa Blanca debatía desde hace varios días si cedía o no al reclamo internacional y respaldaba la idea de permitir que las vacunas se fabricaran en cualquier laboratorio o empresa farmacéutica del mundo, o si, por el contrario, optaba por preservar la producción en Estados Unidos para luego abastecer a otros países.

Detrás de las deliberaciones de la Casa Blanca aparecían intereses geopolíticos de Estados Unidos y de las propias empresas junto con un debate sobre cuál es el mejor camino para acelerar la campaña de vacunación global ante la imperiosa necesidad de salvar vidas y doblegar la pandemia.

Para muchos, la suspensión de las patentes era un imperativo moral. El principal argumento a favor de la apertura era permitir que cualquier país pudiera producir sus propias vacunas para acelerar la inmunización. Pero algunos funcionarios norteamericanos temían que la liberación de las fórmulas terminara por provocar una guerra por insumos que tuviera el efecto contrario, y complicara la fabricación global.

Y, en la visión de Washington, suspender las patentes implica entregar un avance tecnológico a rivales como Rusia o China, y potencialmente quebrar incentivos para la innovación. El camino alternativo es acelerar la producción actual, y avanzar con las donaciones y el plan Covax, el programa de vacunas promovido por la OMS.

Servicio

Al final, Biden optó por responder al creciente reclamo del mundo. Tai dijo que el gobierno norteamericano creía “fuertemente en las protecciones a la propiedad intelectual, pero al servicio de terminar esta pandemia, respalda la suspensión de esas protecciones para las vacunas contra el Covid-19”.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, saludó la “decisión histórica” de Estados Unidos. “Felicito a Estados Unidos por esta decisión histórica”, tuiteó, quien llamó a avanzar “todos juntos rápidamente, en solidaridad, para aprovechar el ingenio y el compromiso de los científicos que produjeron las vacunas contra el Covid-19 que salvan vidas”.

Presiones

La discusión en la Casa Blanca ocurrió en medio de crecientes presiones sobre Washington –externas y domésticas– para acelerar la lucha contra la pandemia ante la brutal desolación que está dejando en países como Brasil o la India, que días atrás registró por primera vez más de 400.000 contagios diarios, otro récord global, y el avance de las campañas de vacunación en las naciones ricas, donde la vida, en muchos países, ya ha comenzado a retornar a la normalidad.

La ofensiva había contado con el apoyo de activistas, organizaciones de derechos humanos y figuras como el papa Francisco. Más de 170 exmandatarios, como Gordon Brown, del Reino Unido; Juan Manuel Santos, de Colombia, o François Hollande, de Francia, y premios Nobel, como Joseph Stiglitz, firmaron y enviaron una carta a la Casa Blanca para expresar su apoyo a la suspensión.

“Una exención temporal urgente de las normas de propiedad intelectual nos ayudaría a incrementar el suministro mundial de vacunas junto con un plan global de distribución de la carga de varios años para financiar las vacunas para los países más pobres”, dijo Brown. “Esto estaría en los intereses estratégicos de Estados Unidos y de todos los países del planeta”, indicó.

La movida del gobierno de Biden abre una negociación compleja en la OMC con el resto de las potencias del G-7, Rusia y China para decidir el futuro de los derechos de propiedad intelectual. Los tiempos de la discusión podrían estirar una definición a punto tal que llegue cuando la pandemia haya menguado.

Tai reconoció que las negociaciones “tomarán tiempo”. Luego del anuncio, las acciones de Pfizer, Biontech y Moderna entre otras empresas biotecnológicas y farmacéuticas que desarrollaron vacunas, se desplomaron.