Cuánto durará la inmunidad, si serán efectivas en mayores de 60 años y si todas tendrán la misma eficacia son algunos de los interrogantes sobre las vacunas contra el Covid-19 que aún no tienen respuesta Fuente: Reuters

Nora Bär

11 de noviembre de 2020  • 

Como si hubiera sonado la campana de largada, en los últimas días y horas se sucedieron uno tras otro anuncios resonantes sobre las vacunas contra el nuevo coronavirus que tomaron la delantera y ya están en ensayos clínicos de fase III (la previa a su aprobación, en decenas de miles de voluntarios).

Después de que las máximas autoridades sanitarias locales dieran a conocer que el país adquiriría 25 millones de dosis de la rusa Sputnik V y que empezarían a llegar a mediados de diciembre, se difundió un comunicado de AstraZeneca indicando que ya se había firmado un acuerdo para proveer a la Argentina de más de 22 millones de dosis de la suya, desarrollada en conjunto con la Universidad de Oxford, durante el primer semestre de 2021. Y que ya estaba en comunicación con Anmat desde el 5 de octubre para avanzar en un “proceso de revisión” a fin de acelerar los trámites regulatorios.

Poco después, trascendieron resultados preliminares del ensayo en 43.000 voluntarios de seis países (todavía no publicado) que sugieren que la candidata de la alianza entre la norteamericana Pfizer y la alemana BioNTech produciría una inmunidad del 90% a los siete días de haber recibido la segunda dosis (es decir, cuatro semanas después de la primera). 

No se habían silenciado los ecos de esta noticia (que fue recibida con euforia, entre otros, por los mercados globales), cuando ya la agencia Reuters difundía declaraciones de una funcionaria del Ministerio de Salud ruso afirmando que “estudios observacionales” en la población de ese país ya inmunizada con la Sputnik V indicaban que esta fórmula también tenía un 90% de efectividad. Enseguida, empezó a circular el rumor de que se presentaría información sobre la efectividad de las de Moderna y AstraZeneca.

Pero más allá del clima de entusiasmo que se vive porque se advierte en el horizonte la posibilidad de empezar a contener la pandemia, todavía quedan varias preguntas sin respuesta con respecto a las vacunas.

No caben dudas de que, en carriles paralelos a los de la emergencia sanitaria, se desarrolla una carrera cinematográfica que entreteje intereses comerciales y geopolíticos de alcance global, y que por ahora solo se cuenta con indicios ninguno de los cuales es concluyente.

Cuánto durará la inmunidad

Una de las preguntas todavía sin respuesta es cuánto durará la inmunidad. Dado que los ensayos miden la respuesta humoral (de anticuerpos o inmunoglobulinas) que presenta el voluntario después de haber sido vacunado y lo siguen durante un par de meses, todavía no hubo tiempo para determinarlo. Según explica Humberto Debat, virólogo del INTA, “en el contexto de una enfermedad nueva, esto es imposible de determinar con certeza. Hay un paper muy interesante de hace dos meses sobre los coronavirus estacionales, parientes lejanos de SARS-CoV-2 que generan entre el 5% y el 10% de los resfríos que padecemos. El grupo de Lia van der Hoek hizo un estudio fantástico con análisis de muestras de sangre de 10 personas cada tres meses durante ¡¡¡35 años!!! y mediante pruebas serológicas pudieron determinar que, en general, las personas se reinfectaban con el mismo coronavirus a los 12 meses. Sobre la base de este y otros trabajos asumimos que lo más probable es que nos tengamos que vacunar anualmente para prevenir esta enfermedad”.

Infección subclínica

Tampoco se sabe qué proporción de los individuos vacunados se puede infectar sin síntomas. De acuerdo con el protocolo, los individuos tienen que reportar si tuvieron alguno de los síntomas típicos de Covid-19. Es decir, que se registran solo los sintomáticos. Sin embargo, destaca Debat, el objetivo central de la vacuna no es impedir la infección, sino la enfermedad. Para probar su candidata, Pfizer, por ejemplo, les administró a más de 43.000 personas la sustancia activa o un placebo, y luego un comité de expertos constató que había más personas infectadas entre los que habían recibido este último. Pero no está claro si hubo individuos que contrajeron el virus sin evidenciar síntomas. Tampoco se sabe si la vacuna reduce el riesgo de cuadros graves o la muerte, según dijo Maria Elena Bottazzi, codirectora del Centro para Desarrollo de Vacunas del Hospital Pediátrico de Texas a la publicación Business Insider.

La transmisión del virus

Tampoco se puede asegurar si las inmunizaciones serán efectivas para prevenir la infección. La meta es “prevenir Covid-19”, que es muy distinto de impedir la infección por SARS-CoV-2. Es decir que los inmunizados tal vez podrían infectarse, ser asintomáticos y transmitir el virus.

Efectividad en mayores de 60

Sobre la efectividad solo se conoce el anuncio de Pfizer acerca del 90%, pero son resultados preliminares y sin desagregar grupos etarios, ni detalles sobre severidad y mucho menos sobre prevención de transmisibilidad. De AstraZeneca hubo un comunicado de la compañía el 27 de octubre que afirmaba que su vacuna genera respuesta inmune en adultos mayores pero aun no hay datos. Según resultados de fase I publicados en el New England Journal of Medicine, la vacuna generó respuestas neutralizantes del SARS-CoV-2 similares o superiores a las de un panel de muestras de suero convaleciente de adultos y de mayores de 65 a 85 años. Según Debat, se entiende que hay correlación entre esta respuesta y la efectividad potencial para prevenir la enfermedad.

¿Todas tendrán la misma eficacia?

Aunque algunos investigadores estiman que las más conocidas podrían rondar la anunciada por Pfizer/BioNTech, pero será imposible verificarlo hasta que se revelen los resultados de los estudios de fase III actualmente en proceso. Juan Pablo Jaworski, investigador del Conicet y el INTA, es optimista y considera que los resultados dados a conocer son alentadores: “Desde mi perspectiva, hay que volver a las pruebas preclínicas, y a los ensayos de fases I y II. Hay solo tres tecnologías: a virus inactivado, a ARN y a virus vector recombinante [que no puede replicarse y expresa la proteína del coronavirus]. Las que son a ARN inducen un buen nivel de anticuerpos neutralizantes y en menor nivel, respuesta celular. Las basadas en el virus inactivado, son ciento por ciento humorales [estimulan la respuesta de inmunoglobulinas] y eso es lo que se vio en las pruebas de las inmunizaciones chinas. Y las de virus recombinantes (Janssen, Sputnik V, AstraZeneca) estimulan una fuerte respuesta de anticuerpos humorales y también de inmunidad celular. Es decir, que las de ARN estarían ‘en el medio’ en cuanto a eficacia. Vamos a tener vacunas un poquito más eficaces y un poquito menos eficaces que esa. Una estimación permite pensar que rondarían el 90%, lo cual es muy bueno porque se había puesto una vara baja (50%). Cualquier efectividad por encima del 80% será salvadora”.

Para Juliana Cassataro, que lidera el desarrollo de una vacuna oral contra Covid en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martín, si bien todavía hay que analizar el resultado final, las novedades acerca de la vacuna de Pfizer/BioNTech son una muy buena noticia. “Lo que hay que ver es si ese 90% se refiere a casos graves o a cuadros intermedios. Si previene la diseminación de la infección por los asintomáticos. Y la pregunta del millón es cuánto dura la inmunidad -afirma-. Pero ya estamos en un escenario positivo. Todas las vacunas son muy parecidas; si estas no funcionaban, era malísimo. Ya probando que el antígeno funciona, después habrá tiempo para que seguir mejorando”. Y concluye: “En el país tenemos el conocimiento y la infraestructura para desarrollar nuestra propia vacuna. Ojalá se apoye al sistema científico para que podamos hacerlo”.

Por: Nora Bär