MADRID.– Las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, con 57 millones de afectados en todo el mundo, son una de las mayores amenazas para la salud pública en los países avanzados, pero su diagnóstico temprano es difícil y los tratamientos, limitados. Después de décadas de investigación, su biología encierra muchos misterios. Para acelerar su conocimiento se constituyó el Consorcio Global de Proteómica de la Neurodegeneración (GNPC), una organización financiada por asociaciones público-privadas, instituciones gubernamentales, fundaciones y compañías farmacéuticas. El martes pasado, el consorcio publicó los primeros resultados de un esfuerzo gigantesco expuesto en varios estudios que aparecen en las revistas Nature Medicine y Nature Aging.

El consorcio, al que han aportado datos 23 grupos de investigación de todo el mundo, está intentando dar sentido a una cantidad de información obtenida de más de 40.000 muestras de fluidos como el plasma sanguíneo o el líquido cefalorraquídeo, con la que pudieron realizar 250 millones de mediciones de proteínas. Con estos datos trazaron mapas para comparar a gran escala la abundancia de proteínas en varias enfermedades neurodegenerativas para poder definirlas mejor y combatirlas.

“Los primeros análisis realizados con la primera versión de este conjunto de datos ya aportaron hallazgos fundamentales. Demostraron que el Alzheimer, el Parkinson y la demencia frontotemporal comparten una serie de vías comunes relacionadas con la respuesta inmunitaria y la inflamación. Sin embargo, cada enfermedad también presenta rutas biológicas únicas que permiten distinguirlas entre sí”, explicó Carlos Cruchaga, investigador de la Universidad de Washington en San Luis y uno de los líderes del consorcio.

En Alzheimer, por ejemplo, se vio el papel destacado de la proteína ARPC2, responsable de mantener la forma y la estructura de las neuronas, y en Parkinson se encontraron alteraciones distintas en la respuesta inmunitaria. En esta primera fase del trabajo, también se hallaron proteínas que cambian hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas, y se encontraron perfiles proteómicos asociados con un envejecimiento saludable que pueden ayudar a entender qué protege frente a la neurodegeneración.

Los análisis también identificaron vínculos entre el envejecimiento de distintos órganos y las enfermedades neurodegenerativas. En el caso del Alzheimer o la demencia frontotemporal, se vio que hay personas con cerebros que parecen más viejos de lo que deberían y tienen más riesgo de enfermar. En Parkinson se halló una conexión con el envejecimiento muscular, algo que indica que la neurodegeneración no solo es un fenómeno cerebral, sino que también está vinculado al envejecimiento general.

Los análisis de las proteínas de la sangre también pueden ayudar a comprender la heterogeneidad de estas enfermedades. “Hay perEn sonas en las que, a pesar de tener proteína amiloide en el cerebro, su enfermedad no progresa y otras en las que sí, y no sabemos a qué se debe esa diferencia”, explicó Marc Suárez-Calvet, investigador del BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC) y coautor de uno de los estudios. Y agregó: “Lo que hemos visto con los datos preliminares es que hay diferencias claras en la composición de las proteínas de la sangre de las personas que progresan y en las que no”.

Uno de los estudios también indagó en el papel del gen asociado tradicionalmente al riesgo de Alzheimer, y se vio que también desempeña un rol importante en otras enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Los investigadores identificaron una firma de proteínas en la sangre y el líquido cefalorraquídeo de las personas con estas dolencias que se caracteriza por una activación crónica del sistema inmunitario y una inflamación elevada. Esto sugiere que ese gen no solo incrementa el riesgo de Alzheimer, sino que también presenta una vulnerabilidad biológica general que, asociado a factores de estilo de vida, puede desencadenar distintos tipos de enfermedad neurodegenerativa.

En el esfuerzo por mejorar el diagnóstico de las enfermedades, se desarrolló una firma de 256 proteínas en el plasma sanguíneo para valorar la gravedad de la demencia. La firma, que incluye biomarcadores relacionados con la neuroplasticidad o la activación del sistema inmune, sugiere que, más allá de los diagnósticos clínicos, hay procesos biológicos de deterioro cognitivo en todas estas enfermedades que se pueden medir de forma objetiva y no invasiva.

Intriga

Entre los resultados, hay algunas conclusiones intrigantes. Uno de los estudios mostró que la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de sustancias dañinas, se vuelve más permeable con la edad, permitiendo que pasen más proteínas desde la sangre al cerebro. Curiosamente, esa permeabilidad era mayor entre los hombres y, sin embargo, se sabe que el riesgo de desarrollar demencias es mayor en las mujeres.

El trabajo del GNPC y la presentación de los primeros datos es solo el principio de una nueva etapa para la investigación de este tipo de enfermedades. Aunque los participantes tuvieron un año de exclusividad en el uso de datos, después estarán a disposición de la comunidad científica. Esta cantidad de muestras, obtenidas en grandes cohortes de distintos lugares de todo el mundo, hará más fácil que los resultados se puedan comparar para asegurarse de que sean replicables y puedan tener utilidad para los pacientes. “Esto es una primera descripción de lo que se tiene, pero lo más interesante viene ahora”, dijo SuárezCalvet. Biomarcadores tempranos para el diagnóstico, nuevas dianas para fármacos más efectivos y un modelo de medicina de precisión, adaptada a las características de cada paciente, son algunas de las promesas para un grupo de enfermedades con un peso cada vez mayor. ©El País, SL

 

Article Name:Crean un gran mapa molecular para entender el Alzheimer

Publication:LA NACION

Autor:Daniel Mediavilla