La Organización Europea de Biología Molecular (Embo, por sus siglas en inglés) está integrada por unos dos mil investigadores e investigadoras, entre los que figuran 91 premios Nobel. La institución se formó con el objetivo de destacar el trabajo de las personas que realizan contribuciones sobresalientes al campo de las ciencias de la vida. Y, por primera vez, investigaciones realizadas en Rosario llegarán a la prestigiosa institución, considerada como una suerte de cumbre de las ciencias biológicas.

Este martes, la entidad europea anunció la designación como nuevo miembro de Diego de Mendoza, investigador del Conicet en el Instituto de Biología Molecular de Rosario (IBR, Conicet-UNR). La membresía de esta organización busca honrar a científicos y científicas distinguidos que han aportado al crecimiento del campo de la biología molecular.

De Mendoza es reconocido por sus investigaciones sobre la regulación y síntesis de lípidos de membrana. Sus estudios han brindado valiosa información sobre los mecanismos de señalización y adaptación celular, así como su relevancia para una mejor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas.

“Es un gran honor haber sido elegido miembro de Embo. Este reconocimiento a mi carrera, y especialmente al trabajo de mi grupo, representa un importante estímulo para nuestras investigaciones”, expresó De Mendoza, quien es también profesor Honorario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

El investigador del IBR es el sexto científico argentino en incorporarse a la organización internacional, de la que ya formaban parte otros cinco miembros del Conicet: Alfredo Cáceres (INIMEC, Córdoba); Alberto Kornblihtt (IFIBYNE, Buenos Aires), Fernando Pitossi (IIBBA, Buenos Aires), Fernanda Ceriani (IIBBA, Buenos Aires) y Gabriel Rabinovich (IBYME, Buenos Aires).

Un aval de peso
Ingresar a la Organización Europea de Biología Molecular es uno de los más importantes reconocimientos a los que un investigador puede acceder en el viejo continente. La organización brinda apoyo a su trabajo en todas las etapas de sus carreras, estimula el intercambio de información científica y ayuda a construir un entorno de investigación donde especialistas pueden lograr su mejor labor.

La institución amplía su red científica todos los años. En 2023, de acuerdo al parte de prensa de la Embo, se incorporó a 69 nuevos investigadores e investigadoras que representan a 20 países. Las membresías tuvieron en cuenta también la paridad de género: recibirán su nombramiento 35 mujeres y 34 varones.

Para Fiona Watt, directora de la organización, “estos científicos extraordinarios han desentrañado los secretos moleculares de la vida, han profundizado nuestra comprensión de la salud y la enfermedad, y están abriendo camino para más descubrimientos e innovaciones. Sus logros refuerzan el papel crítico que la investigación científica de la vida desempeña en la vida de los ciudadanos en toda Europa y el mundo”.

El largo camino
De Mendoza nació en Jujuy, estudió en Tucumán y llegó a Rosario en 1985, invitado por el entonces decano de la Facultad de Bioquímica y Farmacia, Juan Carlos León, para formar el área de microbiología básica y con la ilusión de hacer ciencia a nivel internacional. Los laboratorios se fueron equipando de a poco, con el aporte de otros investigadores, hasta que a fines de la década del 90 formaron el Instituto de Biología Molecular de Rosario. Trece años después llegó el primer edificio propio, en el predio del Conicet Rosario, donde funciona actualmente.

El equipo realizó importantes contribuciones en el campo de la biosíntesis y regulación de la síntesis de lípidos de membrana. Han revelado información crucial sobre cómo las células regulan la producción de lípidos de membrana, lo que tiene implicaciones importantes en la comprensión de la adaptación celular y la biología celular en general. Este trabajo de ciencia fundamental dio lugar a la creación de la empresa de biotecnológica INMET, de la cual De Mendoza es socio fundador, que se especializa en la optimización de microorganismos para la biotransformación de residuos agroindustriales en productos de alto valor agregado.

Uno de los proyectos fundamentales de su grupo de investigación se enfoca actualmente en desentrañar el papel de los lípidos en el tráfico del colesterol, en el equilibrio homeostático de las células somáticas y germinales, y en la agregación de proteínas asociadas a enfermedades neurodegenerativas.

A lo largo de su carrera profesional, De Mendoza fue distinguido con numerosos premios. Entre los más importantes figuran: Investigador Internacional de Howard Hughes Medical Institute (2002-2011); Premio Alexander von Humboldt (2010). Premio Houssay Trayectoria en Bioquímica y Biología Molecular (2017) Investigador de la Nación Argentina (2017); Premio Konex (2003 y 2023); Premio Bunge & Born Trayectoria en Microbiología (2021). Es además miembro de la Academia de Ciencias Exactas y Naturales desde 2004, Miembro de la Academia de Microbiología de Estados Unidos desde 2006 y de la Academia Nacional de Ciencias Argentina desde 2017.

Sus compañeros de la Academia de Ciencias Médicas de Santa Fe lo recuerdan también como el secretario fundador del claustro académico de la institución, única en su tipo en el país.