Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Luego de casi veinte meses, Estados Unidos abrió sus fronteras a los viajeros de 33 países, la gran mayoría de Europa, que desde el inicio de la pandemia habían quedado vedados de ingresar al país para evitar más contagios. Para millones de británicos, españoles, franceses, canadienses, indios o sudafricanos la decisión de la Casa Blanca de abrir las fronteras a los viajeros totalmente vacunados fue un paso más hacia la normalidad, el reencuentro con sus familiares o amigos, o la oportunidad de ir o volver a la universidad o a un trabajo. Pero para los argentinos vacunados con la Sputnik V las nuevas reglas significaron exactamente lo contrario: las fronteras, desde ayer, se cerraron.

Millones de latinoamericanos, incluidos argentinos, no podrán viajar más a Estados Unidos hasta que la vacuna rusa sea aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para alentar la reactivación de la economía, el turismo y la reunificación de familias, Estados Unidos decidió levantar las restricciones que había impuesto Donald Trump por la pandemia y permitir el ingreso de las personas que ya están inmunizadas contra el nuevo virus con algunas de las vacunas aprobadas por la OMS: Pfizer-BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca –o la variante Covishield–, Sinopharm y Sinovac. La vacuna china Cansino también quedó afuera.

El cambio de reglas benefició a los ciudadanos de los países de la Zona Schengen de la Unión Europea, Gran Bretaña, China, Brasil, la India, Irán, Irlanda y Sudáfrica, que no podían viajar directamente desde hacía más de un año y para ingresar debían permanecer al menos 14 días en otro país sin restricciones.

La decisión de la Casa Blanca, anunciada el mes pasado, llegó luego de meses de presión por parte de las aerolíneas y los países europeos al gobierno de Joe Biden, que dilató la apertura ante el temor que provocó el azote de la variante delta durante el verano boreal. Biden había prometido “seguir la ciencia” en sus decisiones vinculadas a la pandemia, y la Casa Blanca había perdido motivos para sostener las restricciones. La lista de vacunas aceptadas generó críticas, y la Organización Panamericana de la Salud llegó a decir incluso que creaba una “discriminación” entre los vacunados, aunque era una decisión soberana de cada país.

La Casa Blanca precisó que, a los fines de los nuevos requisitos de viaje, una persona está “totalmente vacunada” a partir de las dos semanas después de haber completado el tratamiento con cualquier de esas vacunas, es decir, después de haber recibido una dosis de Johnson & Johnson o dos dosis de cualquiera del resto. La nueva política deja también afuera por ahora a las personas que combinaron la vacuna Sputnik V con Moderna, tal como ocurrió con muchos argentinos que recibieron las primeras dosis de la vacuna rusa por ser considerados población de riesgo.

Las nuevas reglas tendrán excepciones. Los menores de 18 años quedaron exentos del requisito de vacunación, ya que en muchos países las vacunas disponibles todavía no han sido autorizadas para el uso adolescente o pediátrico, indicó la Casa Blanca, además de las disparidades en el acceso global a las vacunas. Los niños de entre 2 y 17 años sí deberán presentar un test negativo de Covid-19 previo a la partida. Los niños menores de 2 años no necesitarán realizarse una prueba.

Si un menor viaja con un adulto completamente vacunado y no está vacunado, deberá haberse realizado un test de Covid-19 dentro de los tres días antes de la salida, igual al cronograma para adultos completamente vacunados. En cambio, si un menor de edad viaja solo, o viaja con un adulto que no está vacunado, debe realizarse la prueba un día antes de la salida.

Además de los menores de edad, también quedarán exceptuados del requisito de vacunación algunos extranjeros adultos: quienes tengan contraindicaciones médicas para recibir una vacuna, quienes necesiten viajar por “razones de emergencia o razones humanitarias”, como puede ser el caso de una persona que viaje para recibir un tratamiento médico del que depende su vida, o quienes viajen con una visa que no sea de turismo desde “países con baja disponibilidad de vacunas” –el gobierno de Biden especificó que se trata de naciones donde menos del 10% de la población está vacunada–, además de otras categorías muy puntuales.ß