Será para los norteamericanos que hayan recibido la segunda aplicación al menos ocho meses antes

Rafael Mathus Ruiz CORRESPONSAL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Estados Unidos ofrecerá una tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus –conocida en la jerga como un “refuerzo”– a toda la población para fortalecer la protección del sistema inmune ante el brutal avance de la variante delta, que abrió otra etapa en la pandemia al crear una cuarta ola de contagios en el país, y elevar las hospitalizaciones y las muertes por Covid-19.

Los principales expertos en salud del gobierno de Joe Biden anunciaron la decisión ayer, luego de varias semanas de deliberaciones y tras evaluar las conclusiones de los últimos estudios sobre la efectividad de las vacunas. Las autoridades reaccionaron, sobre todo, a un análisis de Israel –uno de los países que más rápido avanzaron con la inmunización de su población– y a estudios locales que revelaron una caída significativa en la protección contra el virus dada por las vacunas de Pfizerbiontech y Moderna, desarrolladas con la tecnología ARNM y uno de los pilares de la campaña de vacunación norteamericana, tras varios meses de recibir la segunda dosis.

“Los datos disponibles dejan muy claro que la protección contra la infección por SARS-COV-2 comienza a disminuir con el tiempo después de las dosis iniciales de vacunación y, en asociación con el predominio de la variante delta, estamos comenzando a ver evidencia de una protección reducida contra la enfermedad leve y moderada”, dijo un comunicado oficial. “Por esta razón, hemos concluido que una dosis de refuerzo será necesaria para maximizar la protección inducida por la vacuna y prolongar su durabilidad”, agrega.

La Secretaría de Salud, los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) y la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) dijeron en un comunicado conjunto que la tercera dosis estará disponible a partir del 20 de septiembre, y que el gobierno federal está listo para ofrecerla a los norteamericanos que hayan recibido la segunda dosis al menos ocho meses antes. Las autoridades dijeron que las vacunas son “notablemente efectivas” para reducir el riesgo de enfermedad severa, hospitalización y muerte.

La recomendación del gobierno federal está destinada por ahora solo a los inmunizados con Pfizer-biontech o con Moderna, la otra vacuna ARNM aprobada por Estados Unidos. Pero las autoridades indicaron que es muy probable que las personas que recibieron la Johnson & Johnson, que se diseñó con el método tradicional –como el resto de las vacunas–, necesiten un refuerzo.

Tal como ocurrió con la campaña de vacunación original, la campaña para aplicar los refuerzos comenzará por las poblaciones más vulnerables y expuestas al virus: ancianos, trabajadores de la salud y de industrias esenciales o críticas como la alimentación o el transporte. La campaña norteamericana será más amplia que las de otros países. Francia, Alemania e Israel ya han autorizado vacunas de refuerzo para las personas mayores. Israel dijo el viernes que reducía la edad de elegibilidad para una tercera dosis a 50 años.

Carga moral y donaciones

La aplicación de un “refuerzo” de la vacuna era un escenario que se barajaba desde el inicio de la campaña de inmunización global, y que terminó de materializarse ante el brutal avance de la delta, más contagiosa que la cepa original. La decisión de ofrecer una tercera dosis a las personas vacunadas acarrea una carga moral: la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió de manera explícita avanzar con la vacunación en los países pobres y en desarrollo antes que reforzar la inmunidad en los países ricos, que acapararon un elevadísimo porcentaje de vacunas.

La OMS había pedido frenar la aplicación de un refuerzo al menos hasta septiembre para acelerar la inmunización de los países más rezagados. El gobierno de Biden, que prometió “seguir la ciencia” en lo que refiere a las decisiones de la pandemia –una promesa que no siempre cumplió–, decidió avanzar con la tercera ronda de vacunación al final del verano boreal, una estrategia para evitar un invierno crudo.

“Entiendo la preocupación de todos los gobiernos por proteger a su gente de delta. Pero no podemos aceptar que los países que ya han usado la mayor parte del suministro mundial de vacunas usen aún más”, había dicho a principios de este mes Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS.

El coordinador de la Casa Blanca para la respuesta a la pandemia, Jeff Zients, dijo que la nueva campaña no cambiará el compromiso del gobierno de Biden para donar vacunas a otros países, una garantía que brindó la vocera presidencial, Jen Psaki. Zients dijo que Estados Unidos ha donado más de 150 millones de dosis a unos 80 países, y que pronto comenzará a despachar las 500 millones de dosis que Biden prometió para países de menores ingresos.

“Vamos a mantener nuestro foco en el exterior, ya que sabemos que el virus no reconoce fronteras”, prometió Zients. “Podemos y debemos hacer ambas cosas al mismo tiempo porque eso es lo que se necesita para poner fin a esta pandemia”. Y no nos detendremos hasta que terminemos la tarea, remarcó.