Son datos a nivel local. El uso inadecuado de antibióticos genera el problema. Qué acciones se pueden implementar para frenar esta tendencia alarmante

Por Florencia O’Keeffe 

En todo el mundo, en los ámbitos sanitarios, se está poniendo el acento en la necesidad de concientizar a la población sobre el uso inadecuado de antibióticos lo que genera problemas severos ya que es cada vez mayor la cantidad de personas que adquieren infecciones por bacterias resistentes a la medicación disponible. ¿El principal motivo? El uso inadecuado que se hizo durante décadas de los antibióticos, sobre todo, a causa de tomarlos cuando no es necesario.

En Rosario, de acuerdo a lo que evaluaron los especialistas en infectología de distintos efectores privados de la salud, el 40% de las infecciones intrahospitalarias (adquiridas en las instituciones) ya corresponden a microorganismos resistentes y multirresistentes.

Las infecciones que se producen dentro de los nosocomios públicos y privados son también un problema a nivel global sobre el que advirtió la OMS. Pero lo cierto es que no sólo las personas internadas pueden adquirir gérmenes resistentes sino cualquiera en la comunidad.

Mariana Bellantig, infectóloga, señaló que “las infecciones por bacterias resistentes o multirresistentes (a uno o a varios antibióticos) son mucho más difíciles de tratar, prolongan las estadías hospitalarias, el paciente tiene más complicaciones y la mortalidad es más alta”.

Se estableció en noviembre (la semana del 18 al 24) que las organizaciones de salud internacionales, nacionales y los especialistas difundan información para intentar frenar esta tendencia alarmante en el sistema sanitario. 

La Semana Mundial de Concientización Sobre el Uso de los Antimicrobianos (antibióticos, antifúngicos y antiparasitarios, entre otros) tiene cada año como objetivo que la comunidad, incluido el personal de salud, entienda la necesidad de tomar medidas urgentes para frenar el uso indebido y excesivo de estos medicamentos que determinan la aparición de patógenos farmacorresistentes.

“Hay un aumento a nivel mundial de la resistencia a los antimicrobianos. La resistencia es la pérdida de la efectividad de los fármacos, que al usarse de manera innecesaria o por tiempo o dosis inadecuadas, provocan que los microorganismos dejan de ser susceptibles y esto genera infecciones de difícil manejo con un alto impacto en los pacientes y una gran demanda a nivel económico ante la necesidad de usar otros medicamentos de alto costo para intentar controlar las infecciones y salvar la vida del paciente”, explicó la especialista.

 “Lo que notamos es que hay cada vez más resistencia y además la industria farmacéutica no está generando nuevas moléculas, por eso, la prioridad es sostener la eficacia de las que tenemos”, expresó Bellantig.

En 1928 se descubrió la penicilina, que cambió la historia de los procesos infecciosos y evitó la muerte de millones de personas. Sin embargo, casi cien años después la preocupación vuelve a estar puesta en este tema, ahora, por la resistencia de los fármacos disponibles, al punto que algunas bacterias ya logran “escapar” a casi todas las moléculas desarrolladas.

El problema se agiganta si se tiene en cuenta que desde hace unos 40 años, prácticamente no han aparecido en el mercado nuevos antibióticos.

 “Otro impacto de este problema es que el mal uso de antimicrobianos no solo genera que bacterias, parásitos y hongos se vuelvan resistentes, sino también alteraciones a nivel de la microbiota intestinal”, expresó la especialista.

La microbiota, formada por los microorganismos que tenemos a nivel gastrointestinal (y que va cambiando a lo largo de la vida y de acuerdo a lo que comemos y al entorno ambiental) tiene un montón de funciones esenciales, entre ellas, y una de las más importantes, la de sostener estable y “fuerte” el sistema inmunológico.

Bellantig detalló: “El exceso o mal uso de los antimicrobianos genera desregulaciones y alteraciones en la microbiota y esto genera una serie de complicaciones”

Hasta un 35% de los pacientes que toman antibióticos tiene diarrea, y de ese grupo el 80% son niños.

“Por eso es fundamental que pensemos si el uso de un antibótico va a ser necesario o no”.

Muchas veces las personas se automedican ante un dolor de garganta, un resfrío fuerte que no cede, y en realidad tienen una infección viral.

En el caso de los niños es aún más frecuente. A veces los padres y madres insisten a los pediatras con que les indiquen un antibótico porque el cuadro respiratorio lleva varios días y en la mayoría de los casos (el 80% de las infecciones de las vías respiratorias altas) no se trata de un problema producido por bacterias sino por virus con lo cual el antibiótico solo producirá efectos indeseados sin resolver el problema.

“Además, el desequilibrio de la microbiota, que es la pérdida de la flora protectora intestinal, produce o estimula la aparición de otras enfermedades como el hipotiroidismo, diabetes y problemas autoinmunes”, detalló.

Existe una nueva ley (número 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos) que establece un uso más consciente de los fármacos y que sean prescriptos para las patologías correctas y en el tiempo y dosis adecuadas. “Por eso debe haber un compromiso enorme de la población y del personal de salud para que a mediano o largo plazo no tengamos una crisis más grande aún por este tema”, puntualizó Bellantig.