Es un título honorífico que reconoce la trayectoria del inmunólogo, profesor e investigador del Conicet, hoy experto en Covid-19

Por María Laura Favarel

El médico distinguido

Jueves 19 de Noviembre de 2020

La Academia Nacional de Medicina nombró al médico, investigador y profesor rosarino Oscar Botasso como miembro correspondiente de la entidad. Se trata de un título honorífico, que lo convierte en un referente nacional en materia científica. Hoy dedica gran parte de sus días a estudiar una posible cura para el coronavirus.

Botasso es rosarino por adopción. Nació en Villa Amelia, pero estudió en Rosario y aquí también desarrolló su carrera. Se recibió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en 1977, y en 1990 obtuvo el doctorado en la misma institución. Al año siguiente realizó estudios post-doctorales en el Instituto Curie de París y en Tropical Disease Research Programme de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Durante 45 años fue docente en la facultad de Ciencias Médicas y desde que se recibió combinó el trabajo asistencial como médico, el académico y la investigación centrada en el área de las Enfermedades Infecciosas. Además, fue investigador superior del Conicet y de la UNR.

Junto con esto, fue coordinador del área de Ciencias Clínicas del FONCYT y coordinador de la Comisión de Salud del Conicet.

Es autor de más de 140 publicaciones científicas en revistas internacionales y dictó alrededor de 50 conferencias científicas en congresos y centros científicos de América latina, Europa y Estados Unidos. Además fue presidente de la Sociedad Argentina de Inmunología y la Sociedad Argentina de Protozoología y Enfermedades Parasitarias.

El Covid-19 cambió sus planes

El médico rosarino este miércoles recibió un e-mail donde se le notificaba que había sido nombrado como miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina. Sorprendido, Bottasso confesó a este diario que no se lo esperaba. “Es un mimo de la vida y un reconocimiento desde lo académico” contó en diálogo con La Capital quien se convirtió en un referente para la medicina del país.

“Este año pensaba jubilarme”, relató el médico a quien el coronavirus le cambió radicalmente los planes. “El Conicet y la Universidad nos pidió que estudiáramos a fondo el tema para colaborar en la difusión y aclarar cuestiones científicas”, explicó Bottasso quien dedica entre cuatro y seis horas diarias a investigar sobre las causas y la posible cura del Covid-19.

Actualmente Bottasso mantiene una dedicación simple en el Conicet como miembro emérito luego de ejercer muchos años la dirección del Laboratorio. “Pensaba seguir yendo al hospital tres mañanas y cerrar esa etapa, pero ahora estoy casi todo el día trabajando en temas hospitalarios”, contó.

Aún no sabe cómo llegaron a sus datos aunque están todos disponibles en el sistema del Conicet, pero lo cierto es que claramente su perfil fue estudiado y sometido a votación en la máxima entidad de la medicina del país.

“Primero soy persona”

Oscar Bottasso se define a sí mismo como “persona” y luego da lugar a los títulos profesionales. Su gran pasión es la investigación. “Siempre tuve la ilusión de saber algo más, de aprender y realmente esa fue la pasión de mi vida, y lo sigue siendo. Creo que uno tiene que encontrar en la vida una pasión y eso hace la vida vivible e ilusionante”, reflexionó.

En el marco de esta distinción nacional, el médico quiso destacar sobre todo a su esposa, Amalia, quien “es mi gran compañera de vida” desde hace casi cuatro décadas, y a sus dos hijos, que son su verdadero orgullo.

“Soy un agradecido a todas las oportunidades que me dio la vida y el estudio que me permitió crecer como científico y como persona”, declaró y apuntó que nunca le importaron demasiado los títulos, aunque este reconocimiento, en esta etapa de la vida le supone un verdadero “mimo de la vida”.