Según los expertos, eso explica la situación en el país; recomiendan sostener las medidas de cuidado y el testeo; cautela sobre el futuro

Mauricio Giambartolomei

En los últimos 14 días, la cantidad de casos de Covid-19 bajó el 51% y la cifra de fallecidos se redujo un 9%. Los números permitieron al Gobierno anunciar nuevas medidas; entre ellas, la posibilidad de no utilizar barbijo en espacios al aire libre y la apertura de actividades que aún no estaban habilitadas, como los boliches, desde octubre. En este contexto de vuelta a la normalidad, ¿qué pasa con la variante delta?

Presente en más de 130 países, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la variante detectada por primera vez en la India mantiene en alerta a las autoridades sanitarias de todo el mundo y la Argentina no es la excepción. Aunque desde su aparición, hace algunos meses, no logró diseminarse como se anticipaba, a partir de la experiencia mundial los expertos mantienen un optimismo cauto mientras intentan explicar las razones de la situación actual y cómo pueden impactar las nuevas medidas.

“Hay que esperar la evolución de los casos porque venimos de una ola dantesca producida por Manaos con los picos en mayo. En la persistencia de los anticuerpos generados por esa infección puede estar una de las explicaciones de por qué no se diseminó la variante delta. Lo otro es la cantidad de vacunados”, afirma la doctora en medicina y docente especialista en enfermedades infecciosas e infectología pediátrica Silvia González Ayala.

Los peores momentos de la pandemia en el país se registraron entre el 15 de mayo y el 3 de junio pasados, con las cifras más dramáticas y días de entre 22.000 y 41.000 nuevos infectados. El récord de contagios informados en un mismo día fue el 27 de mayo, con 41.080 casos positivos.

Ayer se informaron 1837 nuevos casos y 61 fallecidos; sin embargo, para González Ayala “no se debe crear una crisis de optimismo” desmesurado, sino que hay que estar atentos y cautos viendo la experiencia de otros países de la región.

“Hay brotes en los que no se realizó un estudio genómico y la tortuga se puede escapar, porque ahí no hay una vigilancia genómica importante. Ahora además hay circulación de otros virus, como sincitial respiratorio e influenza, por lo que está la cancha embarrada”, grafica.

Fronteras

El cierre de los aeropuertos, principalmente el internacional de Ezeiza, los controles, una competencia con la variante de Manaos (gamma, la de mayor circulación en la segunda ola) y el aumento de la vacunación con esquema completo son las razones enumeradas por el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. “Son hipótesis, principalmente la disputa del territorio con otras variantes. En la medida en que se aumente la vacunación con dos dosis disminuirá la transmisibilidad de la delta, aunque en Brasil es la variante que predomina, con una tasa de vacunación similar a la de acá”, agrega López.

Más allá de que el cierre de aeropuertos fue clave para contener la delta en la opinión de algunos expertos, son muchos los países que tuvieron mayor conectividad, como por ejemplo Brasil y Colombia en la región, donde tampoco se registra una situación grave por la variante. En el país, la medida generó polémica, sobre todo por la cantidad de argentinos que permanecieron varados en el exterior.

Con la hipótesis de la competencia coincide el infectólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) Ricardo Teijeiro. “El hecho de que haya gran circulación de Manaos y de la variante andina no permitió el despliegue de otras. Hubo un impacto muy fuerte en la segunda ola y muchas personas se contagiaron, por lo que lograron protección. Además, las vacunas ya están actuando”, explica.

“Se esperaba tener una ola anticipada de la nueva variante, pero no se dio. Es favorable la época del año que estamos atravesando, el hecho de no estar encerrados y hacinados es una ventaja, aunque no sabemos cómo se comportará la enfermedad. Durante el verano pasado hubo un pico por los movimientos [turísticos], pero no había vacunas. En este momento estamos mejor parados”, agrega.

De acuerdo con la información oficial, hasta ayer había 20.557.031 argentinos que completaron el esquema con dos dosis (45,3% de la población) mientras que 8.549.529 cuentan con solo una dosis (18,84%), es decir que hay 29.106.560 (64,14%) con al menos una dosis. La ciudad de Buenos Aires tiene el 59% de sus residentes mayores de 18 años con esquema completo, seguida en esta categoría por las provincias de La Pampa (58%), Tierra del Fuego (52%) y Santa Fe, Córdoba y La Rioja (las tres cercanas a cubrir el 50%), según los datos hasta ayer.

“Si habrá un rebrote o repunte dependerá de la vacunación, si se mantiene alto el ritmo [de inmunizaciones] para prevenir los casos más graves y los fallecimientos”, anticipa López. “Soy cauto y optimista; hay que seguir con los testeos para detectar si la delta está circulando o no y, fundamentalmente, mantener los cuidados personales porque no se puede descartar un nuevo rebrote”, dice López.

La apertura de actividades y nuevas medidas anunciadas ayer por el gobierno nacional no son desmedidas, según Teijeiro, aunque no deberían cesar los controles. “Hay que ir actuando a medida que se vea cuál es la circulación epidemiológica. Si aumentan los casos, la circulación, habrá que volver a considerar ciertas medidas preventivas. Todo el mundo tomó iniciativas y después tuvo que retroceder. Puede llegar a haber un rebrote porque el virus, donde tuvo la posibilidad, lo hizo”, anticipa.