El país vive una explosión de casos en las últimas semanas por la variante delta y el fin de varias restricciones; gracias a la vacuna, no se traduce en más muertes e internaciones

Ricard González

BARCELONA.–TRAS una explosión de infecciones más repentina que en olas anteriores de la pandemia, España vuelve a liderar las cifras de enfermos de Covid-19 en toda Europa. En varias regiones, la transmisión del nuevo coronavirus se halla descontrolada desde hace un par de semanas. Sin embargo, la situación en los hospitales está, de momento, bajo control gracias al efecto protector de las vacunas, que ya cubren en la práctica a la totalidad de la población más vulnerable. De ahí que el aumento de internaciones y de muertos haya sido moderado durante los últimos días.

Después de registrar más de

50.000 casos en tan solo una semana, la incidencia en España se sitúa en más de 250 casos por cada

100.000 habitantes. En 31 de las 52 provincias españolas, las infecciones superan el doble de las detectadas hace 14 días, pero en algunas provincias se han multiplicado por entre ocho y diez, como Zamora, Burgos o Barcelona. El grupo social más afectado, y con diferencia, es el de los jóvenes de entre 18 y 29 años, en el que la incidencia supera los 1000 casos. Es decir, en los últimos días, se ha infectado el 1% de la juventud española. La media de edad de los contagiados es de solo

27 años.

Ahora bien, a diferencia de las olas anteriores, esta multiplicación de los contagios no se ha traducido en un riesgo de saturación de la infraestructura hospitalaria. Mientras que en los días posteriores a Navidad se produjeron 4200 nuevos ingresos hospitalarios, esta vez han sido solo unos 500. La explicación reside en el porcentaje de personas vacunadas entre los mayores de 70 años, el grupo más vulnerable, que se acerca al 100%. En total, más de 20 millones de personas, un 45% de la población, ya ha recibido la pauta completa de vacunación, y el porcentaje de aquellos con al menos una dosis roza el 60%.

En cambio, quienes sí padecen la presión de la pandemia en toda su crudeza son los centros de atención primaria, los encargados de realizar los tests de Covid-19 a las personas que presentan síntomas o han tenido un contactos directo con los enfermos.

Los expertos atribuyen la escalada de infecciones a la propagación de la nueva variante delta, más contagiosa, apertura del sector del ocio nocturno, que llevaba unos 15 meses con la persiana baja y, en general, a la relajación de las medidas de precaución. Tras el final del estado de alarma el pasado 9 de mayo, la responsabilidad de fijar las restricciones a las interacciones sociales recae en las comunidades autónomas. Con la llegada del verano y el inicio de la temporada turística, la gran mayoría de los gobiernos regionales autorizaron la reapertura de bares nocturnos y discotecas, momento que coincide con el punto de inflexión en el registro de infecciones.

Ahora, muchos han dado marcha atrás. En la región valenciana, el gobierno de la Generalitat volvió a clausurar el ocio nocturno el pasado jueves, redujo el aforo permitido al sector de la restauración y solicitó a los tribunales la reintroducción del toque de queda entre la 1 y las 6 de la madrugada. Unas medidas parecidas, pero menos drásticas, fueron anunciadas por la Generalitat de Cataluña, que durante las próximas dos semanas tan solo permitirá la apertura de las zonas exteriores de los locales nocturnos.

Esta tendencia negativa en los indicadores pandémicos ha provocado la inclusión de España en la lista roja de la Unión Europea, junto con portugal. por esta razón, el pasado lunes, los gobiernos de los tres principales mercados turísticos españoles, Alemania, Francia y el Reino Unido, desaconsejaron a sus nacionales cualquier viaje vacacional a la península. Aunque ninguno de ellos ha aplicado, de momento, medidas restrictivas para disuadir a los viajeros, la simple recomendación constituye un duro golpe para el sector turístico, un auténtico puntal de la economía española, que ya experimentó una campaña de verano horrorosa el año pasado.

“Las perspectivas eran mejores que el año pasado, pero la realidad está siendo igual o peor”, explica Yolanda Gamell, propietaria de un apart-hotel en Calella, una turística localidad de la costa catalana. “Hemos tenido algunas cancelaciones, algunos clientes enfermos… Fue una locura abrir el ocio nocturno”, se lamenta. La patronal ha informado que durante los fines de semana se alcanza un buen nivel de ocupación, pero durante la semana, sin la clientela extranjera, esta es solo del 15%. Algunos hoteles han optado por volver a cerrar, y su futuro está en el aire.

La llegada de la quinta ola coincide con una profunda remodelación del gobierno español, anunciada anteayer por el presidente pedro Sánchez. Entre las novedades, el aumento de la cuota femenina, el rejuvenecimiento del Ejecutivo y el reforzamiento del peso de Nadia Calviño, que ya es la número dos, y tendrá el reto de relanzar la economía española, más maltrecha ahora a causa de la quinta ola.