José María Costa

Un estudio sobre la efectividad de las vacunas Sputnik, AstraZeneca y Sinopharm, firmado por la ministra Carla Vizzotti y publicado en la revista The Lancet, recibió duras críticas de un científico italiano por inconsistencias y datos erróneos. “Son errores de tipeo en algunos porcentajes”, argumentan en Salud.

“Son errores de tipeo en algunos porcentajes que ya estamos enviando a la revista. Los números absolutos son correctos, incluso están escritos al lado de los porcentajes. Por ejemplo: dice 77,9 y es 7,78. Están revisando nuevamente el trabajo entero, y son solo errores de tipeo”, argumentó ayer la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica, Analía Rearte, al defenderse de las fuertes críticas que generaron las equivocaciones de cifras y hasta de gráficos del informe argentino sobre la efectividad de la vacuna Sputnik que publicó días pasados la revista científica The Lancet.

Presentado hasta en las redes sociales el 16 de marzo pasado por la ministra de Salud, Carla Vizzotti, coautora del estudio junto con Rearte, la publicación en The Lancet mereció ayer un fuerte cuestionamiento no solo al trabajo argentino, sino también a la falta de rigurosidad habitual de esa editorial de divulgación científica.

La alerta internacional provino de Enrico Bucci, biólogo molecular italiano, que en su sitio web Cattivi Scienziati (Malos Científicos, su traducción al español) hizo un fuerte cuestionamiento a The Lancet: “Se ha publicado un manuscrito sobre la Sputnik que no debería haber pasado ni la revisión de un niño. El caso es que Lancet nos está acostumbrando cada vez más a revisiones improvisadas, o tal vez incluso faltantes, dada la calidad y la cantidad de errores que se encuentran en sus lustrosas páginas”. Bucci se refería así al contenido del informe argentino que había sido calificado por Vizzotti como “excelente” al difundirlo en su cuenta oficial de Twitter.

Además, Vizzotti resaltaba que la decisión tomada en marzo de 2021 de diferir las segundas dosis, porque no llegaban segundos componentes de Sputnik V, había sido correcta y que se basaba en evidencia que recién pudo tener cuando finalizó el estudio, más de seis meses después de definir esa estrategia ante el incumplimiento del laboratorio ruso.

Los datos en los que se basa el estudio publicado en The Lancet habían sido solicitados por la nacion al Ministerio de Salud de la Nación a fines de febrero pasado, pero las autoridades habían indicado que no contaban con el cruzamiento de esos datos: qué y cuántas vacunan tenían las personas internadas o que habían fallecido por Covid-19. Sorprendentemente, esos datos que se habían negado son los que se publican en The Lancet con la firma de Vizzotti y de Rearte.

Entre los problemas que encontró Bucci, que permitirían confirmar que no se hizo la minuciosa revisión usual de la publicación científica internacional así como tampoco una confirmación argentina previa al envío del informe a The Lancet, advirtió: “El trabajo, bajo la premisa de un protocolo bien diseñado, pretende evaluar retrospectivamente la eficacia de la vacunación con Sputnik, ChAdOx1 (vacuna de AstraZeneca) y BBIBPCorV (vacuna china), a partir de la incidencia de infección y muerte causada por Covid-19 entre sujetos vacunados y no vacunados, todos mayores de 60 años. Se consideran muchos factores de confusión para corregir los posibles errores que plagan este tipo de estudio retrospectivo: edad, género, comorbilidades, origen geográfico y muchos otros”.

“Los errores de tipeo se dieron en el traspaso de envíos con la revista, que tuvo muchas revisiones, con cambios de formato y demás. En las últimas revisiones han quedado números equivocados. La revista tiene un lugar específico en donde se pueden enviar este tipo de errores detectados pospublicación, si por supuesto son errores de este tipo, y no errores en los resultados”, respondió Rearte a la nacion ante la consulta de a qué se debían los errores detectados y denunciados públicamente por Bucci.

Rearte confirmó: “Entre ayer y hoy [por anteayer y hoy] y corrimos todo nuevamente y revisamos. Si ves la tabla, los porcentajes son los equivocados (otro ejemplo; hay tres números que están como proporciones en lugar de porcentajes: 0,6 en lugar de 60%, 0,3 en lugar de 30%)”.

Bucci puntualizó: “Al final, entre otras conclusiones, nos enteramos por los autores de que la vacuna rusa funciona en la prevención de infecciones y muertes entre los sujetos probados tan bien como el producto de AstraZeneca, con un porcentaje de eficacia (calculado antes de ómicron) igual o superior, del 93% en cuanto a la prevención de muertes por Covid-19. Esto es bienvenido y está en línea con las expectativas de todos, dado lo que sabemos sobre los productos adenovirales”.

Cálculos equivocados

Pero puso la lupa específicamente en algunos datos de la publicación argentina en The Lancet: “Consideremos primero la tabla que proporciona detalles sobre la población estudiada. Entre los vacunados con el producto chino encontramos 18.733 muertos de 95.519 infectados a pesar de la vacuna. De estas defunciones, 5208 tienen >=80 años, es decir, según informa Lancet, el 27,8% del total de defunciones. Como pueden ver en la siguiente figura, el problema es que en la misma tabla encontramos que de los 18.733 muertos totales 7434 están en la franja de sexagenarios, y esto corresponde… ¡Otra vez al 27,8% de los muertos, según la autorizada revista!”.

Pero este no es el único error que detectó el científico italiano, que ya había cuestionado los datos del ensayo clínico de fase 2 de Sputnik, y agregó sobre el trabajo del Ministerio de Salud: “Veamos la distribución de sexos entre los vacunados con Sputnik. En la franja de edad de 60-69 años encontramos un 49,7% de mujeres, y… ¡Un 80,7% de hombres!”.

No solo hizo una crítica del informe argentino en sí mismo, sino que Bucci también fue duro al cuestionar a los revisores de la revista The Lancet por no detectar estos errores. “Tal vez el crítico estaba cansado. Podemos seguir, siempre mirando a la misma tabla. Para cada grupo de edad y para cada vacuna, encontramos casos de Covid-19 confirmados por PCR antes de que comenzara el estudio. Para los casos de Sputnik V, tenemos 0,6%, 0,3% y 0,2% para los tres grupos de edad incluidos en el estudio: ¡pero la suma debería ser 100%, ya que no hay otros grupos de edad incluidos en el estudio para Sputnik!”.

“Continuando en la misma tabla, descubrimos entonces que para la vacuna china se reportan los porcentajes de vacunados entre los controles con una o dos dosis, desglosando los datos por edad; sin embargo, nuevamente encontramos porcentajes sin sentido, que no se pueden reproducir”, detalló Bucci, que es profesor e investigador de la Universidad de Temple, Filadelfia, Estados Unidos, y se preguntó: “Básicamente, dentro de la única tabla que debería representar a la población estudiada, hay tal sobreabundancia de cálculos erróneos que uno se pregunta si un revisor habría examinado el manuscrito”.

Luego de detallar cada error, Bucci se centró en la actitud editorial de The Lancet, a la que no es la primera vez que le señala incongruencias: “Sería bueno, teniendo en cuenta todos los problemas destacados, poder acceder a los datos originales y verificar que, en todos los casos, los errores se deben simplemente a la falta de cuidado en el informe y la revisión de los datos; pero una vez más, como ya nos ha acostumbrado The Lancet, los datos originales no están disponibles para las comprobaciones necesarias, en el sentido de que los autores se reservan el derecho de facilitarlos en un plazo de nueve meses desde su publicación”.