El 20 de febrero se detectó en Santa Fe el primer caso positivo de influenza aviar (en animales). Fue en Villa Cañás. Días después llegó la confirmación de un segundo caso en Centeno.

Hasta el viernes, de acuerdo a la información oficial del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), suman 30 las detecciones en toda la Argentina en aves silvestres y de traspatio (espacio al aire libre que habitualmente existe en casas en los barrios o en los pueblos).

Pero lo que encendió más el alerta es que dos de esos casos se dieron en el sector comercial, en un granja de pollos parrilleros de Río Negro, y otro en un criadero de General Alvear (Buenos Aires), por lo que el país perdió su condición de libre de la enfermedad, lo que afectará de manera directa las exportaciones en este rubro, que se encuentran suspendidas.

A partir de este brote se instalaron dudas en la población y una de las más frecuentes es acerca de los riesgos para los humanos y la posibilidad de contraer la enfermedad si se consumen productos avícolas.

En ese sentido, el médico veterinario Carlos Corvalán Romero, miembro de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España y de la Academia de Ciencias Médicas de Santa Fe, dijo a La Capital que “si la carne del ave está cocinada de manera correcta no hay riesgo para el humano”, y agregó: “No hay ninguna indicación para que dejen de consumirse estos productos”.

El especialista indicó que ya son 8 los distritos de la Argentina en los que se encontró la enfermedad que “no representa en este momento un peligro para la población”.

Corvalán Romero se refirió a las medidas necesarias para que se siga propagando el virus entre las aves, pero, sobre todo, puso el acento en la prevención.

El médico veterinario es un impulsor desde hace una década del concepto Una Salud, definido por la OMS como la interacción entre salud humana, animal y ambiente. Desde esa mirada, se torna indispensable la necesidad de que existan políticas públicas y equipos interdisciplinarios que trabajen para prevenir y definir acciones que cuiden la ecología, y eviten la proliferación de zoonosis, que son las enfermedades que se transmiten de animales a personas.

¿Cuál es la situación hoy de la gripe detectada en aves de la Argentina?

El país perdió, al menos por ahora, su condición de libre de esa infección. Entiendo que esto genera una gran incertidumbre, además de un altísimo impacto económico, pero al mismo tiempo hay que aclarar que si se consume carne de pollo, por ejemplo, bien cocida, como corresponde, no hay riesgo alguno para la población. No debemos demonizar estos productos que de por sí ya perderán la posibilidad de ser exportados.

¿Pero hay mayor preocupación?

Es que el virus se expande. Empezó a detectarse en animales en el norte del país, luego en otras provincias. Dos casos son de Santa Fe. Entonces es lógico que se tomen todas las medidas y haya más preocupación pero reitero: no en cuanto al consumo de los productos.

¿Cómo es esta gripe para las aves, qué les ocurre?

Para las aves es letal. Empiezan a morirse en menos de 48 horas. Y mueren todas las que tuvieron contacto directo con la infectada. Hay algunos síntomas que pueden alertar pero lo que tiene que llamar la atención es que se mueran aves de repente.

¿Cuáles son las medidas a tomar si esto ocurre tanto en un establecimiento comercial como en el patio de una casa donde hay gallinas?

Recurrir de inmediato al veterinario que tomará sus muestras y las enviará a su vez al Senasa. No debe perderse tiempo. Lo que ocurre en ocasiones, cuando hay desconocimiento, es que una persona a la que se le mueren un par de aves se las da al vecino de al lado para que alimente a los cerdos. ¡Esto es peligrosísimo! Porque puede pasar que a ese virus que tiene el ave su sume otro del cerdo y mute en algo peligroso para el humano. En realidad en todo lugar donde se trabaja con aves o cualquier otro animal deberían existir estrictas normas de bioseguridad. Hace poco me tocó visitar un establecimiento porcino en España. Para ingresar nos hicieron sacar los calzados, nos dieron ellos unos especiales, nos duchamos, y además firmamos una declaración jurada en la que señalábamos que no habíamos estado en otro establecimiento porcino.

¿Esto se hace en la Argentina?

En muy pocos establecimientos. No, no es habitual. Tampoco es común que haya desinfección de camiones, algo que debería hacerse, o que la gente trabaje con barbijo. El mayor peligro de algún tipo de contagio es para el humano que está en contacto directo y la vía respiratoria es la más permeable.

¿Cómo se contagian los pollos, por ejemplo?

Normalmente llega el virus porque lo porta un ave silvestre que busca comida o bebida en ciertos lugares. Las aves migratorias van de continente en continente, y cada tanto bajan y beben y se alimentan y pueden traer la enfermedad al territorio. Muchas veces esto es inevitable. Pero si se ve un ave silvestre muerta en la zona cercana hay que encender una alarma y recurrir al veterinario.

¿Hay “alarmas” adecuadas en Santa Fe para dar aviso ante estas situaciones en forma rápida?

Sí. Tenemos los mecanismos. Durante el gobierno de Antonio Bonfatti, junto al Ministerio de Salud Pública, la Agencia Alimentaria y el Ministerio de Producción y con colaboración del Colegio de Veterinarios se creó un sistema de alerta (un botón digital de alerta) que sigue vigente y es muy útil. Eso permite que si un veterinario detecta un virus en un animal, inmediatamente carga la información, eso se replica en todos los veterinarios y a la vez en los centros de salud de la zona. Como decimos siempre la salud es una sola, y esa es la manera de trabajar de manera ordenada y mancomunada para evitar problemas mayores. Hay mucho por hacer aun en ese sentido.