Lena H. Sun y Joel Achenbach Traducción de Jaime Arrambide

WASHINGTON.– Son dos preguntas que los científicos intentan responder desde el inicio de la pandemia y que resultan cruciales para el encarnizado debate en torno a la política de vacunación: ¿Cuánta inmunidad tiene una persona recuperada de Covid-19? ¿Cómo es en comparación con la inmunidad que brinda la vacuna?

Finalmente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) dieron su opinión al respecto con un detallado informe científico difundido sin grandilocuencia el viernes por la noche. Tras revisar infinidad de investigaciones y sus propios datos no publicados, los CDC concluyeron que tanto la inmunidad inducida por la infección como la inducida por las vacunas duran por lo menos seis meses, pero que las vacunas brindan una protección más sólida y representan un importante refuerzo de anticuerpos para los recuperados de la enfermedad.

Los científicos de los CDC aseguraron que la comparación de ambos tipos de inmunidad reveló que la vacunación ofrece “un nivel de protección más elevado, más sólido y más consistente contra el Covid-19 que la infección por sí sola”.

La infección de coronavirus puede provocar un cuadro grave o ningún síntoma, y los CDC descubrieron que los niveles de anticuerpos varían enormemente entre las distintas personas recuperadas. El informe también señala que no hay ningún test de antígenos aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) que permita que los médicos y la gente en general pueda medir de manera confiable el nivel de protección frente a la enfermedad. Y aunque un mayor nivel de anticuerpos neutralizantes suele ser señal de mayor protección, los científicos no saben con precisión qué nivel de anticuerpos se necesita para que una persona esté protegida.

La conclusión de los CDC es más o menos esta: frente a lo que sabemos y lo que no sabemos acerca de la inmunidad, quienes se hayan infectado con el virus de todas maneras deberían vacunarse. En Estados Unidos ha habido más de 45 millones de casos confirmados.

El informe científico refleja las conclusiones de otro estudio difundido por la agencia ese mismo viernes, donde aseguran que los recuperados que se vacunan exhiben mayor nivel de protección que con solo la inmunidad natural de la infección. Ese estudio dice que los pacientes vacunados que son internados por síntomas parecidos a los del Covid son menos proclives a dar positivo del virus que los recuperados de la infección unos meses antes. En otras palabras: era más probable que los pacientes vacunados contra el coronavirus tuvieran otra enfermedad, y no Covid.

El tema de la inmunidad por infección previa ha sido una piedra en el zapato de la administración Biden en sus esfuerzos por fomentar la vacunación como clave para terminar con la pandemia. Algunos legisladores republicanos se han aferrado al término “inmunidad natural” para resistir cualquier intento de obligatoriedad de la vacuna que pueda venir de la Casa Blanca.

De hecho, una legisladora y un senador republicanos han presentado un proyecto de ley que consagra la “inmunidad natural”. Esa ley de inmunidad natural real obligaría a las agencias federales a “reconocer, aceptar, incorporar y tomar en consideración la inmunidad natural en tanto propia del Covid-19 y en relación con todos los individuos sujetos a las regulaciones en vigor”.

Pero el proyecto de ley nada dice sobre cómo confirmar la inmunidad brindada por una infección anterior ni sobre cómo articular esa inmunidad con la política de vacunación.

“La política es tan complicada como la ciencia”, dice Andrew T. Pavia, profesor de infectología pediátrica de la Universidad de Utah. “Es difícil hacerle entender a la gente que la ciencia tiene zonas grises y al mismo tiempo combatir la información falsa sobre la ‘inmunidad natural’ y sus supuestos beneficios, pero creo que el informe de los CDC lo hace bastante bien”.

En su informe, los científicos de los CDC evaluaron más de 90 estudios y publicaciones ya refrendados por pares para entender el nivel de protección contra el Covid-19 de personas que tenían inmunidad de una infección previa y de los inmunizados con la vacuna. En cuanto a los recuperados, numerosos estudios han demostrado que la vacuna les aporta un refuerzo inmunológico y reduce aún más el riesgo de un nuevo contagio.

“En comparación con el esquema completo de vacunación, la evidencia sobre la protección relativa tras recuperarse del Covid-19 parece ser más dispar, pero hay evidencias inmunológicas y epidemiológicas contundentes de que la vacunación de los recuperados aumenta aún más su protección contra un nuevo contagio”, señala el informe.