Lucía Sol Miguel

¿Vacunar o no vacunar a los más chicos? El interrogante se instaló en todos los países del mundo y un número aún reducido ya inmuniza a la población entre 5 y 11 años. En total son 13 las naciones que incluyeron a esta franja etaria en la campaña contra el Covid-19, entre ellas, la Argentina.

El pionero fue Emiratos Árabes Unidos y al tiempo se sumó Cuba. Más tarde, tomaron la misma decisión Estados Unidos, China, Israel, Bahrein, Canadá y Camboya. La Argentina lleva casi dos meses vacunando a menores de 12 años junto a otros países latinoamericanos como Venezuela, Chile, El Salvador y Costa Rica.

En esta limitada lista resalta la ausencia de los europeos. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) recomendó ampliar la indicación para el uso de la vacuna Comirnaty producida por Pfizer en niños de 5 a 11 años recién la semana pasada. En su comunicado oficial, en el que se consignó que los beneficios en este grupo superan los riesgos, aclaró que la última palabra debe ser de la Comisión Europea y cada regulador nacional.

En ese sentido, el pasado miércoles, la presidenta de la Unión Europea, Ursula Von der Leyen, confirmó que la vacuna de Pfizer para niños -cuya dosis será inferior a la utilizada en chicos de 12 o más- estará disponible para su distribución a partir del 13 de diciembre en el viejo continente.

¿A qué se debe la demora en la decisión de los europeos de aplicar la vacuna? Los expertos consultados por LA NACION lo resumen en tres argumentos principales: las prioridades de inmunización en la población, la instancia epidemiológica y el tipo de vacuna. Todos coinciden en que tarde o temprano se inmunizará a todos los niños menores a 12 años.

Solo un puñado de países ya vacuna a los más chicos, pero los expertos coinciden en que todos lo terminarán haciendoWILLIAM CAMPBELL – Getty Images North America

Cuando se desató la pandemia a fines de 2019, la evidencia daba cuenta de que la población objetivo para proteger de forma urgente debía ser los adultos mayores, los grupos de riesgo y los trabajadores esenciales expuestos a la enfermedad.

“Ha sido una cuestión progresiva y de priorización. Mientras no se ha tenido la capacidad de vacunar a la mayoría de las poblaciones adultas, no tenía mucho sentido plantear como estrategia a la población infantil, porque realmente lo que necesitábamos era vacunar a los que tenían mayor riesgo”, repasó en diálogo con LA NACION el doctor Jaime Jesús Pérez Martín, especialista en salud pública de la Asociación Española de Vacunología.

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