Alejandro Horvat

En la Argentina, el 64% de los que se someten a un test de coronavirus están infectados, según el reporte epidemiológico emitido ayer por el Ministerio de Salud de la Nación. Esto determina el índice de positividad, que se refiere al porcentaje de resultados positivos sobre el total de los hisopados realizados. Si bien este número muestra que los contagios están fuera de control y lejos de ser detectados, los especialistas consultados por la nacion señalaron que se trata de una variable que, de a poco, pierde valor. Según los expertos, dados el altísimo nivel de transmisibilidad de ómicron y su baja tasa de letalidad, ya no tendría tanto sentido seguir de manera minuciosa el avance de los casos de Covid-19.

“Los contagios crecen descontroladamente. Hay tantos que se hace imposible rastrear a los contactos estrechos. Pero no es un riesgo la positividad alta, porque la enfermedad, gracias a la vacunación, suele generar cuadros leves. Entonces, por más que los casos estén fuera de control, podemos decir que este es el principio del fin de la pandemia, estamos en un escalón previo a la endemia”, argumentó Conrado Estol, médico neurólogo que monitorea la evolución de la pandemia.

En el país, el bajo nivel de testeos fue una de las críticas que se mantuvieron a lo largo de la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tener el índice de positividad por debajo del 10%, ya que una cifra mayor significa que no se realiza la cantidad de hisopados suficientes para detectar los contagios. En la Argentina, el promedio de los últimos siete días de ese indicador es del 63%, según el análisis que hace LN Data. Sin embargo, tal vez eso ya no importe demasiado.

“Queda claro que la imagen del incendio no es tan mala. Para seguir con la metáfora, ómicron hace que todo se prenda fuego a una velocidad altísima, pero también se apaga rápido y el árbol no queda tan dañado. Seguramente, van a subir las muertes en los próximos días, pero la relación entre decesos y contagios será totalmente desproporcionada y es probable que en las próximas semanas los casos empiecen a bajar. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, en muchas ciudades de Estados Unidos. Vamos a avanzar, como lo hace Australia, hacia una liberación responsable y creo que vamos a tener un otoño auspicioso”, agregó Estol.

Para entender el crecimiento exponencial de la curva de positividad hay que buscar las cifras de los últimos meses del año pasado. Durante la última semana de octubre, el porcentaje de hisopados positivos sobre el total realizado era del 2%. El 29 de octubre se habían realizado 34.050 tests y solo 1157 dieron positivo. Mientras que ayer se hicieron 198.532 testeos y 128.402 dieron positivo, según informaron las autoridades sanitarias nacionales, lo que da una tasa de positivad del 64% en las últimas 24 horas.

Nuevo escenario

Lautaro de Vedia, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), afirmó que el país atraviesa una etapa de la pandemia que permite cambiar buena parte de las reglas de juego; por ejemplo, la menor presencia de aforos en actividades y la reducción de los días de aislamiento para los contactos estrechos asintomáticos, según el nivel de vacunación. “La situación cambió. Tenemos muchísimos casos. Estimo que, con este nivel de positividad, entre los que no se hisopan y los asintomáticos, los casos reales deben rondar los 500.000 por día y son casi todos de baja gravedad. Por eso, creo que es momento de volver a la idea de la inmunidad de rebaño de la que se hablaba al principio de la pandemia. Los anticuerpos de ómicron van a sumar y potenciar los de la vacuna”, opinó.

Por su parte, Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, estimó que las medidas actuales son adecuadas para transitar este tramo de la pandemia y que van en línea con lo que recomienda el mundo académico. “Los que se contagian se tienen que aislar y los no vacunados que son contactos estrechos también, eso no cambió. Pero todo el resto puede empezar a tener una mayor libertad aunque seamos el país con mayor positividad del mundo. Sin embargo, el ritmo de aplicación de la terceras dosis es muy bajo, se inyectan cerca de 200.000 por día y deberíamos aplicar el doble para estar bien cubiertos antes de la llegada del otoño”, explicó.