Afectan aproximadamente a 400 millones de personas alrededor del mundo y muchos casos requieren de trasplante; el esperanzador descubrimiento de unos científicos respecto a la regeneración del hígado

Victoria Vera Ziccardi

Los investigadores están convencidos de que mejorar la capacidad del hígado para repararse a sí mismo gracias a un novedoso fármaco podría ayudar a evitar la necesidad de un trasplanteIstock

Ningún humano puede sobrevivir sin el hígado, este órgano es el que se encarga de regular los productos de desecho en la sangre, eliminar toxinas y almacenar el exceso de energía en forma de glucógeno. Sin embargo, en el ámbito médico es bien sabido que en caso de que se dañe, tiene la capacidad de regenerarse.

“Estamos hablando de un órgano vital en el cuerpo porque cumple muchas funciones; es una de las principales barreras de defensa del organismo porque filtra todo lo que uno come o bebe y muchas veces lo que ingerimos tiene tóxicos que son filtrados por el hígado”, explica Manuel Mendizabal (M.N. 110088), médico jefe de hepatología del Hospital Universitario Austral. Además, añade el profesional que el hígado cumple con otras responsabilidades importantes como la de sintetizar proteínas y colesterol, colaborar con factores de la coagulación, filtrar la bilirrubina y ayudar en la digestión de alimentos con la creación de la bilis.

Así es, esta víscera de tamaño considerable y de color rojo oscuro ubicado en la parte superior derecha del abdomen, es el órgano con mayor capacidad regenerativa de todo el organismo humano: esto quiere decir que desencadena un proceso natural de reemplazar o reparar células, tejidos o partes completas del hígado dañado o faltantes para que funcionen correctamente. “Su capacidad de regenerarse es fundamental porque a diferencia de otros órganos, para este no hay ninguna máquina que lo pueda sustituir, pero sí tiene la ventaja de poder ser reemplazado con un trasplante”, dice el Dr. Mendizabal.

De hecho, este “superpoder” que tiene no es nada nuevo, desde la mitología griega que se tiene conocimiento de cómo se regenera el hígado. Según cuenta la leyenda, Prometeo – titán amigo de los mortales- fue encadenado por el dios Hefesto por orden de Zeus (padre de todos los dioses) y condenado a que, cada día, un águila producto de los monstruos Tifón y Equidna se encaminara a comerse su hígado que se regeneraba día tras día, noche tras noche, en un castigo que debía durar toda la eternidad por haber regalado el secreto del fuego a los hombres, que hasta ese momento había sido algo privado de los dioses del Olimpo.

El hígado es el órgano encargado de regular los productos de desecho en la sangre, eliminar toxinas y almacenar el exceso de energía en forma de glucógenoShutterstock – Shutterstock

Sin embargo, hoy y volviendo a la realidad, las enfermedades hepáticas -que impiden que el hígado funcione o evitan que trabaje bien- como la cirrosis, el hígado graso no alcohólico, hepatitis autoinmunitaria y hepatitis viral, son de los malestares que más se presentan en las guardias de los hospitales. Incluso, según el Journal of Hepatology, se estima que 400 millones de personas en todo el mundo tienen un mayor riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular avanzado debido a la cirrosis por enfermedades hepáticas crónicas, incluyendo la hepatitis viral crónica o la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

De esta manera, las personas quedan a la espera de que el hígado se vuelva a regenerar y las mencionadas enfermedades desaparezcan, pero esto no siempre es posible. “Los pacientes que sufren una hepatectomía ya sea por una lesión hepática o por ser donante de hígado, luego tienen la posibilidad de que el órgano se regenere y llegue al mismo tamaño que tenía previamente. Esta regeneración es inherente a todos los pacientes a excepción de aquellos que tienen una enfermedad hepática avanzada como puede ser la cirrosis”, enfatiza el Dr. Mendizabal. Así, llega un momento en la vida del hígado en el que puede quedar tan lesionado que es incapaz de reconstruirse y para ese entonces la única opción que queda es el trasplante.

Respecto a cómo cuidar a este órgano de vital importancia, el jefe de hepatología del HUA, explica que el cuidado del hígado comprende un cuidado de la salud general. “No contamos con ningún fármaco actualmente que tenga esta capacidad de sanar el órgano”, aclara. A su vez, expresa que la medidas más importantes son las higiénicas dietéticas: tener una alimentación saludable, realizar actividad física diariamente y si se tienen enfermedades asociadas, se recomienda tener un buen control de ellas.

La buena noticia es que un equipo de investigadores del Centro de Investigación del Hígado de Pittsburgh (EE.UU.) descubrió en un experimento con roedores, que la activación de una proteína concreta (del grupo Wnt) asimilada en un nuevo medicamento podría ayudar a acelerar la regeneración y reparación del hígado después de una lesión hepática grave o una extirpación quirúrgica parcial.

En el estudio, los científicos utilizaron una nueva tecnología llamada cartografía molecular y descubrieron que dos de los 19 genes Wnt, Wnt2 y Wnt9b estaban funcionalmente presentes en el hígado y que al eliminarlas y probar si un nuevo fármaco sería capaz de ayudar a regenerar este órgano notaron que había respuesta regenerativa.

Tras dos días de tratamiento, los investigadores encontraron que este medicamento fue capaz de lograr casi completamente la división de las células hepáticas y las funciones de reparación. Están convencidos de que mejorar la capacidad del hígado para repararse a sí mismo gracias a este novedoso fármaco podría ayudar a evitar la necesidad de un trasplante.

Según el Dr. Mendizabal este estudio llama mucho la atención porque tener la posibilidad de regenerar el hígado de manera más rápida y reducir el daño de fibrosis es alentador. No obstante, “estos trabajos por ahora están hechos en animales y no en personas por lo que no tenemos prueba de su efectividad en humanos”, justifica.

Llega un momento en la vida del hígado en el que puede quedar tan lesionado que es incapaz de reconstruirse y para ese entonces la única opción que queda es el trasplanteArchivo

Victoria Vera Ziccardi