La tecnología ayuda a la realización de procesos

Innovación, tecnología y transformación digital. Estos tres conceptos están siendo utilizados, hace ya algún tiempo, casi a diario en las conversaciones ligadas a los cambios que están teniendo lugar en el ámbito profesional y que desafían a quienes tienen que tomar decisiones vinculadas a la vida de las empresas. Si bien todos están relacionados, es importante distinguir a cada uno para reconocer cómo es la relación que se tiene con ellos.

Innovación

Innovar es hacer algo de una nueva manera, con el objeto de obtener un mejor resultado. Es algo a lo que en el campo se está muy acostumbrado; manejo de densidades de siembra, espacio entre hileras, cambio de variedades, son algunos ejemplos. El asunto es que la mayoría de la innovación es lineal, los cambios se dan gradualmente. Sin embargo, existe un tipo de innovación particular, que es la disrupción. Esta es un tipo de innovación tan poderosa que deja al estado inmediatamente anterior de las cosas, obsoleto. Genera un quiebre con la situación anterior. La disrupción es algo que siempre existió. El fuego (su manejo), la rueda, la imprenta son algunos ejemplos, Se puede decir que cada disrupción se asemeja a un meteorito. Cambia el paisaje y obliga los seres a adaptarse para poder sobrevivir.

Tecnología

La disrupción puede darse a nivel de la tecnología, que para comprender su concepto, sería preferible llamarla “herramienta”. Dicho esto, hay tres herramientas que son las principales responsables de la revolución que se está viviendo: la capacidad de procesar datos, la capacidad de transmitirlos y la capacidad de almacenarlos. La capacidad de estas tres herramientas crecen, hace decenas de años, a tasas exponenciales, duplicando su capacidad cada 18 meses.

Para peor (o mejor), su costo cae en la misma velocidad. Es decir, ocurre una disrupción en la tecnología de base cada muy poco tiempo. (Nótese que entre 2016 y 2018 se generó, transmitió, procesó y almacenó tanta información como desde la prehistoria hasta 2016).

A partir de la tecnología cambia el escenario, se genera un segundo tipo de disrupción que se basa en la construcción de algo nuevo a partir de tecnología disponible, reorganizándola.

La rueda existe hace miles de años. La valija, cientos. Sin embargo, la valija con ruedas está entre nosotros hace unas pocas decenas.

Al disponer de herramientas adecuadas se pudo modificar el genoma de la soja e insertarle un gen de resistencia a un herbicida. O gracias al incremento en el poder de cómputo de los dispositivos, poder desarrollar un tractor autónomo.

Finalmente, existe un tercer tipo de disrupción que es la que se da a partir de cambios en el modelo de negocio. Se apalanca en las herramientas existentes para generar eficiencia, como fue la generación de la agricultura por contratos desarrollada en los ´90.

Al observar estos procesos de innovación desde el sector agrícola, en general y la Argentina en particular, debe reconocerse que no solo llegan sino que también se desarrollan nuevas herramientas que ofrecen soluciones interesantes. Hay buenos emprendedores. También se implementa mucha “tecnología de producto” sobre todo en la maquinaria (corte por sección, piloto automático, dosificadores variables de insumos) y en parte en la semilla. Avanzando un poco más en niveles de complejidad, ya son muchas las empresas que han implementado la agricultura de precisión como sistema de trabajo y es un camino que muchos otros reconocen que deben iniciar.

Transformación Digital

Transformarse digitalmente es otra cosa. Es cambiar la manera en la que se hacen las cosas en una organización para adaptarse a las nuevas demandas que exigen los clientes (transformados por la tecnología) por un lado, y prepararse para aprovechar ese potencial en continuo crecimiento exponencial que ofrecen las herramientas, por otro.

¿Qué dispara una transformación digital? Un cambio en el mercado. ¿Es posible negar esto? Vivimos en un mundo que está cambiando de manera acelerada, y que exige nuevas demandas: Quitar CO2 de la atmósfera, proteger la biodiversidad, impactar positivamente en la sociedad local. Además, sea se estén haciendo las cosas bien o existiendo brechas de mejora, a esta información se requiere registrarla, certificarla y ponerla disponible prácticamente en tiempo real. Todo esto, aunque resulte incómodo, genera muchísimas nuevas oportunidades.

Lo que sigue, es tomar conciencia de esta situación y hacerse cargo de ella. Es la empresa la debe definir si se quiere transformar y en qué. Luego, con un punto de partida y un punto de llegada definido, resta adquirir las competencias necesarias (personas, equipos, procesos) para desenvolverse en el nuevo escenario, para finalmente buscar e implementar las herramientas adecuadas.

Por las implicancias que tiene este proceso, resulta fácil comprender que solo se puede llevar adelante desde la cabeza de las organizaciones. Entonces, ¿Cómo están mirando al mundo quienes están en este balcón? Esa mirada, ¿le abre oportunidades a la empresa y sus integrantes o se las cierra?

Mientras se mantiene esta conversación, la tecnología sigue allí. Se la podrá implementar con la mirada de siempre, o con una mirada nueva, transformadora. En función de cómo se la mire será el puerto al cual se llegará.