Remitio Ruben Piacentini

22 de Noviembre de 2021 Infobae

La contaminación del aire afecta a la salud humana con diferentes trastornos, como más internación por neumonías y gripes (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

La exposición prolongada a la contaminación del aire se asocia con un mayor riesgo de enfermar por COVID-19 en aquellas personas que se infectan, indica un estudio que fue realizado por científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, y el proyecto Genomas para la Vida, del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), de Badalona. Los resultados del estudio suman más evidencia para demostrar los beneficios que tiene la reducción de la contaminación del aire en la salud de la humanidad.

Antes, hubo una serie de estudios que habían sugerido que las regiones con mayores niveles prepandémicos de contaminación atmosférica tuvieron una mayor incidencia de casos y muertes por COVID-19. Sin embargo, la explicación detrás de esta asociación aún no estaba clara. Porque podría ser que la contaminación aumentara la transmisión del coronavirus por vía aérea, o bien que aumentara la susceptibilidad de una persona a infectarse o a desarrollar la enfermedad COVID-19.

“El problema es que los estudios previos se basaron en casos confirmados, que fueron diagnosticados, pero pasaron por alto todos los casos asintomáticos o que no se diagnosticaron”, explicó Manolis Kogevinas, investigador del ISGlobal y primer autor del estudio que fue publicado en la revista Environment Health Perspectives.

Entre los contaminantes atmosféricos, se encuentra el dióxido de nitrógeno, las partículas PM2,5, hollín y ozono (REUTERS/Carlos Jasso/Archivo)

El equipo investigador decidió combinar la tecnología desarrollada por el equipo de Carlota Dobaño para medir una serie de anticuerpos antivirales en una cohorte de individuos residentes en Cataluña (conocida como la cohorte COVICAT), con información sobre la exposición residencial de esos individuos a contaminantes atmosféricos (como el dióxido de nitrógeno, las partículas PM2,5, hollín y ozono).

“Este es el primer estudio que realiza un cribaje masivo de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 en una cohorte de personas adultas para examinar la asociación entre su exposición prolongada a la contaminación del aire antes de la pandemia, la infección por SAR-CoV-2 y la enfermedad”, comentó Cathryn Tonne, coautora sénior del estudio junto con Dobaño.

El estudio incluyó a 9.605 participantes en total, entre los cuales había 481 casos confirmados de COVID-19 (5%). Además, se tomaron muestras de sangre a poco más de 4.000 participantes para determinar la presencia y cantidad de anticuerpos IgM, IgA e IgG frente a cinco antígenos virales. El 18% de estas personas tenía anticuerpos frente al virus, pero no se encontró asociación entre infección y exposición a contaminantes.

Sin embargo, para las personas que se infectaron con el coronavirus, sí se encontró una asociación entre mayor exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas finas (PM2,5) y niveles más elevados de IgG contra los cinco antígenos virales. Esto indica mayor carga infecciosa y/o gravedad de síntomas.